3. Regreso

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Viajamos durante al menos tres horas, por lo cual, cuando entramos a Mystic Falls... ya había anochecido. No pude evitar sonreír cuando el olor al bosque llegó a mí. Era placentero volver, era como estar en casa, otra vez. Pero aún tenía aquellos ligeros temblores.

Cuando desde la carretera, me fue posible visualizar las luces de la casa que se izaban en el cielo, fue como si algo aplastara mis pulmones y el aire parecía no ser suficiente, entonces me di cuenta de que las manos me sudaban. Estaba nerviosa, como una niña pequeña.

Increíble. – pensé.

Entonces comencé a escuchar música y no me tardé en comprender que provenía de la casa. Fruncí el ceño y noté que Katherine también lo hacía. Eso era extraño. Damon no solía escuchar música, y mucho menos ese tipo de música.

Continué manejando hasta llegar al patio delantero de la casa, y por un momento creí haberme equivocado de lugar, pues estaba repleto de adolescentes bebiendo cerveza y fumando cigarrillos, lo cual arruinaba por completo el aire victoriano de la casa.

-¿Qué es esto? – preguntó Katherine, que miraba con el ceño fruncido.

Estaba a punto de contestarle que no tenía ni la menor idea, pero de repente lo recordé. Claro. Era el cumpleaños de Elena, eran los dieciocho de Elena. ¿Cómo podía haberlo olvidado?

- Es el cumpleaños de Elena. – le contesté con una sonrisa.

- Así que tenemos otra cosa en común. – comentó.

- Si, en realidad, creo que viene incluido en el pack de Doppelganger. – bromeé.

- Aún no entiendo cómo te puede agradar tanto sabiendo que Damon siente algo por ella y viceversa... - bufó.

- Ok, Katherine, suficiente. – le dije enfadada mientras aparcaba el auto. – No tocaremos eso, ¿bien?

- Lo siento, solo digo... - intentó excusarse, pero yo sabía que lo había hecho intencionalmente. Katherine podía ser una verdadera perra algunas veces... pero aún la quería.

Tomé mi bolso y me bajé del auto, ella hizo lo mismo y a velocidad vampírica se situó a mi lado.

- Así que... ¿Cuál es el plan? – preguntó.

- No hay plan; solo trata de que nadie te vea. Yo buscaré a Damon. – le dije, mientras avanzábamos.

- ¿Por qué no puedo acompañarte?

- Porque no creo que sea buena idea que un montón de humanos, amigos de Elena, vean dos más como ella. – dije sin darle importancia.

Katherine asintió, sonrió y al segundo siguiente ya no estaba a mí alrededor. Bufé y seguí caminando hacia la entrada. La puerta estaba abierta y cientos de chicos entraban y salían, unos con más cara de ebriedad que otros. Iba caminando con tranquilidad, pero me detuve de repente cuando vi a Ric sentado en el muro de la entrada, bebiendo un whiskey. Se veía bastante mal. Su barba había crecido y sus ojos estaban rodeados por grandes ojeras. No lo veía desde el día del entierro, y parecían haber pasado dos años, en lugar de dos meses. Respiré profundo y con la cabeza baja, subí las escaleras.

No quería que Ric me viera, al menos, no por ahora. Tenía que encontrar a Damon primero. Exitosamente logré entrar sin llamar la atención de nadie.

Adentro de la casa era aún peor. Los chicos estaban amontonados por todo el recibidor, la sala, y los pasillos; éstos estaban decorados con cientos de lámparas y globos y toda cantidad de objetos decorativos.

Caroline. – pensé con una sonrisa.

Cubrí mi rostro y conseguí llegar a las escaleras, más rápido de lo que había imaginado. No había tropezado con alguien conocido aún, lo cual era bastante extraño. Seguí subiendo hasta llegar al pasillo en donde se encontraba mi antigua habitación... y la de Damon. Sentí escalofríos cuando pasé frente a la habitación de Damon y sentí una presión en el estómago cuando abrí la puerta de mi antigua habitación, preparándome para cualquier cosa.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora