Intenté abrir los ojos pero no pude. Sentí un horrible dolor en el cuello cuando intenté incorporarme y supe que éste había sido roto. Escuché sirenas de ambulancia y me incorporé agresivamente, solo para golpearme la cabeza, con el techo del que estaba segura era mi auto y volver a caer en completo atontamiento hacia atrás. Ahora sabía un par de cosas. Me encontraba en la parte trasera de mi auto y no podía levantarme, escuchaba sirenas de ambulancia a mi alrededor y Klaus había partido mi cuello. Ahora, lo que no sabía era... ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba Elena? Y ¿Dónde estaba yo?
De pronto una voz conocida, pero no por eso amena llegó a mí:
- Entonces la doppelganger no es el problema. – dijo Rebekah. – Su sangre es la solución.
- Así parece. – le contestó Klaus.
- ¿Cómo lo supiste? – inquirió entonces la rubia, mientras yo seguía trabajando en recuperar mis fuerzas y en poder abrir los ojos.
- Bueno, sabes lo mucho que la Bruja Original me odiaba. – explicó Klaus. - ¿Realmente crees que no haría exactamente lo contrario a lo que ella dice?
- Miles de años en la tumba y sigue jugando contigo. – opinó la chica.
- Bueno, tiene sentido si lo miras desde su perspectiva. – continuó su hermano mayor. – Era su garantía en caso de que alguna vez rompiera la maldición. La doppelganger tenía que morir para que yo me hiciera hibrido, pero entonces, si ella moría...
- Entonces no podrías usar su sangre para crear tu nueva especie. – terminó Rebekah.
Por lo que había escuchado y no estaba segura de estar en todos mis cabales, la sangre de Elena sería la que le permitiría a Klaus crear los híbridos.
- Dejándome solo para siempre. – murmuró el híbrido.
- ¿De eso se trata todo? – inquirió Rebekah. - ¿Tú obsesión con los híbridos? ¿Simplemente no quieres estar solo?
Entonces lo que Rebekah decía me sonó como la cosa más absurda del mundo. No. Lo que Klaus quería era acabar con la población mundial o hacer que todos se arrodillaran ante él. Tan simple como eso.
- Lo que quiero - dijo Klaus y por alguna razón su voz llegó a mis oídos un poco... suave. – es tomar a mi chica, a mi doppelganger y a mi híbrido y salir de una vez de este pueblucho. – entonces se hizo el silencio, y Klaus continuó unos segundos después: - Sabes... por que no... mmm... ¿Por qué no vas y buscas la camioneta? Yo buscaré a Elena.
¿Buscar a Elena? ¿Dónde? De alguna manera supe que aquel era el momento para levantarme y seguir luchando.
Entonces pude escuchar como Rebekah se alejaba. Unos segundos después la escuché volver, aunque las pisadas no encajaban a la perfección con Rebekah y venían de la dirección contraria.
- Vaya, mira quien por fin decidió aparecer en la fiesta. – se mofó Klaus.
- ¿Dónde está? – dijo una voz, que para mí, era la de un ángel. Abrí los ojos, tan pronto como la voz de Damon llegó a mis oídos. ¿Estaba soñando o realmente estaba aquí?
- ¿Quién? – inquirió Klaus, mientras yo me levantaba para darme cuenta de que estaba en el estacionamiento del hospital de Mystic Falls. - ¿Alexandra? ¿Elena? ¿Por cuál de tus novias estás preguntando? – se burló Klaus.
- Deja de jugar. – gruñó Damon, entonces abrí la puerta del auto y me bajé, mientras arrastrando los pies y sujetándome de todos los autos con los que me cruzaba, intentaba guiarme hacia las voces.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
RandomDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...