A la mañana siguiente, Klaus y yo desayunábamos entre risas, cuando recibí una llamada. Fruncí el ceño y tomé mi teléfono que se encontraba al lado de mi respectivo plato.
Era Katherine.
- ¿Quién es? – inquirió Nik, al ver lo sombrío que se tornó mi rostro, a pesar de que podía hacerse la idea de quien se trataba.
- Mi hermana. – contesté, mientras volvía a colocar el teléfono sobre la mesa... decidida a dejar que la llamada entrara al buzón.
- Atiende. – sugirió.
- No. – negué con la cabeza, al tiempo que le daba un sorbo a mi café.
Entonces a velocidad vampírica, Klaus tomó mi teléfono, atendió la llamada... y me lo arrojó. Tomé el teléfono en el aire y abrí los ojos como platos.
- ¿Aló? – dijo la voz de mi hermana a través del teléfono.
Entonces me mordí el labio con tanta fuerza que este sangró. Fulminé a Nik con la mirada, para después decir:
- ¿Qué pasa? – dije, sin mostrar interés o emoción.
- ¿Qué pasa? – inquirió incrédula. - ¡Ha pasado casi un mes desde la última vez que hablamos!
- Si, lo sé. He estado algo ocupada. Te he mandado algunos mensajes. – apunté.
- No es lo mismo. Te extraño. Extrañaba escuchar tu voz, y ya se cuan cursi suena eso. – rió, y pude notar que realmente estaba emocionada por hablar conmigo.
- Si... - asentí, mientras sentía la mirada de Nik... expectante, sobre mí. – yo también te extraño. – dije, y a pesar de todo... no pude negar que en parte era cierto.
- ¿Estás bien? – inquirió, notando la indiferencia en mi voz.
- Sí, estoy... bien. ¿Por qué? – inquirí, intentando restarle importancia.
- Suenas un poco... molesta. – dijo, dudosa.
- Bueno... sigo intentando lidiar con el hecho de que te fuiste del pueblo sin saber si estaba viva. Así que, discúlpame... - solté, porque simple y llanamente sentía la necesidad de comenzar una pelea... aunque no mencionaría lo de Klaus y toda una vida de engaños. No aún. Eso tendría que esperar... porque debía salirle mucho más caro que una simple discusión por teléfono.
- Alexandra... - comenzó, como si buscara las palabras correctas para disculparse... pero la detuve, porque verdaderamente no tenía ganas de escuchar sus excusas.
- Está bien, Katherine. Guárdatelo para ti misma... no necesito oírlo. No cambiará nada, ¿cierto? – me encogí de hombros, y miré a Nik... quien se encontraba con la mirada pérdida en algún punto sobre mi cabeza.
- Mira, lo siento ¿ok? Klaus estaba vivo, e iba a ir tras de mí. Ya sabes como es. Tenía que correr, si quería permanecer viva lo suficiente como para encontrarte. – se explicó de todas maneras.
- Si, Klaus... - musité, y Nik salió de su estupor, para enfocarse fijamente en mis ojos... la expectativa escrita en todas sus facciones. – Siempre un paso delante de tus enemigos... lo entiendo. – dije de mala gana y la escuché suspirar. - Bueno... ese hijo de perra sigue vivo. Así que supongo que tendrás que desgastar otro par de tacones huyendo de él. – entonces una sonrisa burlona se dibujó en mis labios, al tiempo que Nik sonreía silenciosamente. - ¿Dónde estás?
- ¿Ahora mismo? – preguntó retóricamente. – Estoy dando un par de vueltas por New Orleans.
- ¿New Orleans? – inquirí extrañada. - ¿Qué demonios estás haciendo en New Orleans?
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
RandomDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...