Mis ojos se abrieron de golpe cuando una exclamación ahogada brotó abruptamente de mis labios, al tiempo que me ahogaba con algo caliente y espeso. Comencé a toser, mientras miraba desorientada a mí alrededor sin comprender qué estaba ocurriendo.
- ¡Oh Dios mío! – exclamó alguien con alivio y sólo entonces levanté la cabeza para percatarme de que estaba rodeada de rostros conocidos que estaban anegados en lágrimas.
Unos brazos se cerraron entonces con tanta fuerza a mi alrededor que casi me hacían daño. Sentí lágrimas caer sobre mi rostro, lágrimas que se mezclaban con la sangre que me cubría y que era el líquido espeso y caliente con el que me había ahogado. Logré comprender que me encontraba entre los brazos de Niklaus, que me aferraba desesperado y lloraba... y que me había estado alimentando su sangre.
Lentamente los recuerdos comenzaron a volver e instintivamente me toqué el muslo con la mano... no había nada más que sangre seca. La herida había desaparecido. Había sobrevivido.
- Estoy bien, estoy bien. – verbalicé, al tiempo que Klaus hundía su rostro entre mis cabellos y lloraba de manera desconsolada. – Shh... - intenté tranquilizarlo al tiempo que miraba a todos a mí alrededor y me arrodillaba sobre la cama, para sujetar a Klaus entre mis brazos. – Estoy bien, amor. – él se aferró a mí con ambos brazos, mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente. Repentinamente otro par de brazos me rodearon desde la espalda. Era Stefan, que también lloraba y me encontré a mí misma abrazando a Klaus con un brazo y a Stefan con el otro.
Parecía una terrible pesadilla. Podía recordarlo todo pero se sentía como si no hubiese sido real. Como un sueño, uno muy malo y vívido, pero nada más. Sin embargo, sabía que había pasado, sabía que había estado a segundos de realmente morir y sabía que las lágrimas que me rodeaban en aquel momento... eran lágrimas de alivio.
Con paso inseguro, Damon se acercó y sujetó con vehemencia la mano del brazo que rodeaba a Stefan. La apreté efusivamente primero y luego la empleé para acariciar su rostro con una débil sonrisa. Me di cuenta de que él también lloraba, aunque las lágrimas que rodaban por sus mejillas eran silenciosas, en contraste con los sonoros sollozos de Klaus y los gimoteos incontrolables de Stefan.
Y ahí, entre los brazos de los tres hombres que sabía que me amaban más que nadie en el mundo... agradecí y realmente valoré la inmortalidad, como no lo había hecho en muchísimo tiempo.
- Estuviste realmente cerca de morir, Alexa. – casi reprendió Katherine un par de días más tarde. – Pude sentirlo.
- Lo sé. – un escalofrío recorrió mi espalda ante la idea.
- Por cosas como esta es que no quiero que estés inmiscuida en asuntos con híbridos. – aprovechó la oportunidad para recordármelo.
- Lo sé, Kat. – entorné los ojos, mientras jugaba con la mano de Klaus entre mis dedos. – Tendré más cuidado. Lo prometo. – alcé la mirada para encontrarme con los ojos de Klaus, clavados en mi rostro. – ¿Y tú en que andas? – inquirí, con curiosidad. Había pasado muchísimo tiempo desde que había hablado con mi hermana y una vez aclarado que no había muerto... podíamos pasar a temas menos grises.
- Investigando. – respondió sin ánimos de entrar en detalles y entorné los ojos.
- Ok, lo entiendo. No me dirás nada. – resoplé. – Tengo que irme entonces. Te llamaré pronto, lo prometo.
- Estás haciendo muchas promesas que presiento que no cumplirás. – reí.
- Cállate. – repliqué y esta vez fue ella la que rió. – Te amo, adiós.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
RandomDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...