27. Fogata

1.4K 93 11
                                    

- En serio, Damon. – se quejó Caroline. - ¿Qué puedo hacer?

- No hay nada que puedas hacer, Care. – le dije en un susurro, sintiéndome mal por ella. – Si ha sido engendrado...

- Tendrás que conseguirte un novio nuevo. – intervino Damon, con los ojos abiertos como platos.

- Tú cállate. – le espetó Ric y Damon lo fulminó con la mirada.

- Tengo que llevarlo a casa. – dijo Caroline, mientras lo levantaba del suelo y lo alzaba sobre su hombro.

- Caroline, pero... - comenzó a decir Elena, pero la rubia la detuvo.

- Me encargaré de que la celda esté lista de todas maneras. Lo prometo. – agregó, cuando Damon frunció el ceño. – Solo que no me podré quedar.

- Todo bien, Caroline. – asentí. – Ve, no te preocupes. – la alenté.

- Gracias. – murmuró entonces por lo bajo, para después salir de la habitación, llevando a Tyler con ella.

- Eso puede ser un problema, ¿Lo sabes, cierto? – dije dirigiéndome a Damon, que continuaba viendo el lugar por el que Caroline acababa de desaparecer.

- Sí... justo eso estoy pensando. – asintió, volviéndose hacia mí.

- ¿Realmente no hay nada que hacer? – inquirió Elena, mirándonos a Damon y a mí, alternamente.

Ambos negamos con la cabeza... al mismo tiempo.

- Vamos a concentrarnos en esto... ya tendremos tiempo para preocuparnos por Tyler. – sugirió Alaric, tras unos cuantos segundos de silencio.

- Si, tienes razón. – coincidí. – Ok, entonces... eso es todo. Somos nosotros cuatro. – dije mirando las caras de todos. - ¿Todos están claros en el papel que jugarán? – inquirí, solo para cerciorarme.

- Yo sigo un poco confundido con respecto al mío. – dijo Damon, levantando la mano.

- No te preocupes. – sonreí. – Te explico en el camino. – Entonces miré a Elena y Alaric. – Vamos.

Comenzamos a caminar hacia la salida. Una vez afuera, Elena y Alaric se fueron en el carro de éste último, y Damon y yo volvimos al convertible de Damon.

- Comienza a explicar. – me dijo por lo bajo, mientras encendía el auto.

- Te haré lucir deseable. – entonces lo miré y sonreí con picardía.

- Yo soy deseable. – agregó, como si no fuera lo bastante obvio. – Deberías saberlo. – entonces me guiñó un ojo, mientras una sonrisa socarrona afloraba en su rostro.

- Lo que quiero decir... - dije sin contradecirlo. – te haré lucir deseable para Rebekah. – expliqué.

- ¿Y cómo vas a hacer eso? – dijo en un tono sedoso, tras escuchar un pequeño ronroneo salir de mi garganta.

- Ya verás. – una sonrisa fugaz pasó por mi rostro. – Sólo tienes que estar alerta a las señales.

- Captado. – asintió, con una sonrisa de oreja a oreja.

Reí, al tiempo que Damon detenía el auto frente a la línea del bosque; donde otros cientos de carros también se aparcaban. Tan pronto como cerré la puerta del auto, la camioneta de Ric se detuvo, mientras Elena se bajaba del auto. Una vez la chica hubo llegado a mi lado, Ric sonó la bocina y se retiró... hacia su posición.

- ¿Estás lista? – le pregunté a Elena, dándole unas palmadas de aliento en el hombro, mientras una pequeña sonrisa, afloraba en mi rostro.

- Si. – asintió, forzando una sonrisa.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora