47. El Arte de Familiarizarse

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- Elijah... - Nik musitó, con las manos aún al aire a manera de disculpa... mientras parecía realmente sorprendido de ver a su hermano de pie frente a él.

Y no era para menos.

- Alexandra... - dijo Elijah en voz baja, mirándome, con una media sonrisa, como en una especie de saludo; al tiempo que sacaba un pañuelo blanco del interior del traje que llevaba puesto, para limpiarse la sangre del híbrido de las manos. – Supongo que mi hermano finalmente decidió aclarar las cosas contigo. – entonces entrecerré los ojos, recordando que él también me había ocultado la verdad. – Me sorprende que hayas conseguido una manera de perdonar todas sus... - entonces movió las manos como si intentara encontrar la manera adecuada para expresarse. – indiscreciones. Es sorpresivamente repulsivo ver a un ser tan... puro, como tú; al lado de la bestia inmoral en que se ha convertido mi hermano. – entonces finalmente volvió a mirar a Nik, y pude darme cuenta de que éste no estaba asustado ya. Ahora simplemente estaba enfadado... por todo lo que Elijah acababa de decir. Por hacerlo sentir que no era digno de mí. – Pareces sorprendido de verme... - observó Elijah, ladeando la cabeza con curiosidad... mientras pasaba por encima del cadáver de Daniel y se acercaba. - ¿Así que no fuiste tú quien sacó la daga de mi pecho? – inquirió, con genuina curiosidad.

Entonces Nik hizo una pausa antes de contestar, mientras su boca se convertía en una línea recta.

- Luces como si necesitaras un trago. – sonrió, intentando romper el hielo. – Y tenemos mucho que discutir – agregó, como si ya no fuese lo bastante obvio. – Así que... ¿vamos? – sugirió, al tiempo que alzaba la botella de whisky en dirección a Elijah y lo invitaba a tomar asiento... con una sonrisa torcida.

Y esa fue la gota que derramó el vaso.

Elijah dejó caer el pañuelo ensangrentado, e incluso antes de que éste tocara el suelo... se abalanzó sobre Nik y le asestó un puñetazo en la barbilla que provocó que trastabillara, hasta por poco perder el equilibrio.

Suprimí una exclamación, cuando Elijah volvió a arremeter contra Nik y salieron los dos volando por los aires... hasta estrellarse contra una de las puertas de cristal... volviéndola añicos.

Elijah rápidamente se volvió a colocar de pie, preparándose para la siguiente embestida... mientras Nik se colocaba en cuclillas y decía, entre molesto y burlón:

- ¡Tranquilo! – Elijah inhaló fuertemente. – Acabamos de terminar las renovaciones.

Entonces le lancé una mirada de ira e incredulidad a Nik, ¿Cómo podía tan siquiera bromear en estos momentos? Una sonrisa torcida casi se asomó en los labios de Elijah, al tiempo que caminaba a grandes zancadas hacia Klaus para atacar una vez más.

Y justo entonces sin saber muy bien lo que hacía, me metí en el medio de los dos... estirando un brazo en dirección a Elijah.

- Elijah, por favor. – pedí, haciendo ojos de cachorrito. – No. – entonces Elijah se detuvo a escudriñar mis ojos, al tiempo que su rostro se suavizaba un poco. – Te lo suplico. – entonces me volví hacia Klaus. – A ambos. – en ese instante los dos se dedicaron una mirada asesina por encima de mi hombro. – No hagan esto. Por favor. – pedí una vez más.

Elijah pareció meditarlo por un par de segundos, y después intercambió una mirada que no conseguí comprender con Niklaus.

- Alexandra... - dijo entonces con delicadeza. – lo último que deseo es que termines en el fuego cruzado. – entonces me miró a los ojos. La seriedad era dueña de estos. Hablaba muy en serio.

Entonces sentí que Nik se acercaba a grandes zancadas, respirando con fuerza... y acto seguido sentí sus manos en mi cintura que me halaban y me posicionaban detrás de él, al tiempo que se interponía entre Elijah y yo.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora