- Hola. – saludó, tras abrir la puerta.
- Aquí estoy. – le dije, mientras me recargaba sobre los goznes de la puerta. - ¿Qué quieres?
- Pasa, vamos a hablar. – entonces abrió la puerta y señaló hacia el interior de la casa. Entorné los ojos y entré. La casa seguía exactamente igual a como la recordaba, a excepción de que estaba un poco polvorienta. – Acabo de hacer café, ¿quieres? – preguntó, mientras señalaba la cocina.
- Si. – asentí y caminé detrás de ella y entramos. – Así que... ¿Qué necesitas que hablemos? – le pregunté, mientras tomaba asiento cerca del mesón y Elena servía café en dos tazas.
Elena tomó asiento frente a mí, me tendió la humeante taza y tras suspirar, dijo:
- ¿Qué sabes sobre Tennessee? – preguntó, mientras yo le daba un sorbo a la taza.
- ¿Tennessee? – inquirí, mientras limpiaba las comisuras de mis labios y la miraba con el ceño fruncido. Elena asintió. – Bueno... sé que es un lugar muy lindo, hermosos paisajes, gente muy hospitalaria... - entonces Elena, me miró incrédula y bufo. – ¿Qué? Es mi opinión. – finalicé.
- Alexa, no actúes como si no sabes de qué estoy hablando. – entonces hizo una pausa y me miró a los ojos. - ¿Qué sabes sobre Stefan y Tennessee?
- Mmm... - entonces, me incliné un poco sobre la mesa. – Sé cosas sobre Stefan y también sé cosas sobre Tennessee, pero...
- Alexa, detente. – dijo y entonces noté que tenía los ojos anegados en lágrimas. – Necesito tu ayuda para encontrar a Stefan. Sé que quieres encontrarlo tanto como yo. Sólo cuento contigo.
Entonces la miré y no pude evitar pensar en que tenía un poco de razón. En aquel momento, las únicas personas que seguíamos en pie en la busca de Stefan... éramos Elena y yo.
- ¿Qué quieres saber? – terminé por aceptar.
- Todo lo que no sé. – contestó. – Vi esa mirada que le diste a Damon cuando mencioné lo de la llamada. Cuéntame sobre eso. ¿Qué pasa con Tennessee? ¿Qué están haciendo en Tennessee?
- Ok. Primero que nada, cálmate; una pregunta a la vez. – entonces hice una pausa, mientras Elena respiraba profundo. – Y... te diré todo lo que sé... con una condición...
- Cualquier cosa. – saltó instantáneamente.
- Bien. – sonreí. - ¿Qué te parece si me ayudas a crear un lugar en la sociedad de Mystic Falls?
- ¿Qué? – preguntó con el ceño fruncido. - ¿A qué te refieres?
- Sólo dime que tal suena. – entonces hice una pausa y anuncié dramáticamente. - : Alexandra Petrova Gilbert. Huérfana. – Elena me miró con el ceño fruncido. – Una muy, muy, muy lejana prima de Jeremy Gilbert y Elena Gilbert. Es uno de esos casos en los que la familia lejana parecen tus gotas de agua. – hice una pausa. – No nos conocíamos, ninguna de las dos sabía sobre la existencia de la otra, hasta que mágicamente, gracias a... no lo sé, las redes sociales; nos encontramos. Ahora vine a Mystic Falls a convivir con mis maravillosos primos, para vivir una vida feliz. – entonces hice una pausa, y borré la falsa sonrisa de mi rostro. - ¿Qué dices?
- Espera un minuto. – entonces Elena se levantó y caminó alrededor de la mesa. - ¿Me estás diciendo, que quieres que Jeremy y yo pretendamos que eres nuestra muy lejana prima que es huérfana, y al saber que somos sus únicos parientes, ha venido a vivir con nosotros?
- Si. – asentí. – Pero ella; va a vivir en la casa de los Salvatore, porque no quiere ser una carga para ustedes y los dulces hermanos Salvatore le alquilarán un cuarto. – Elena me miró como si estuviera loca. – Obviamente no irá al instituto porque es extremadamente aburrido; ni siquiera va a causarte problemas.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
De TodoDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...