Los asuntos por resolver de Elijah en Mystic Falls terminaron siendo Rebekah y Katherine. No estaba precisamente feliz de ver a la última, pues mi plan había sido no verla nunca más. Pero cuando Klaus había recibido la carta, debí sospechar que andaba cerca.
Habíamos llegado directamente a casa de Rebekah y Elijah se había encargado de poner a su hermana menor al tanto de todo lo que estaba ocurriendo.
- ¡¿Así que eso es todo?! - escuché a Rebekah gritar desde el piso superior, mientras bebía un poco de whiskey en la cocina e ignoraba a Katherine. - ¿Simplemente se supone que empaque mis cosas y me vaya? ¿Que olvide mi vida aquí y mi búsqueda de la cura?
- Rebekah, lo de la cura es una tontería. - soltó Elijah despectivamente, que no parecía estar de humor para tolerar las niñerías de Rebekah. - Tomarla te habría despojado de todo lo que eres ¿para qué? - hizo una pausa y cuando Rebekah no contestó, agregó: - ¿Más fiestas de graduación?
- Quería ser humana. - defendió Rebekah y sabía que lloraba. - Quería hijos y una familia.
- Y estoy delante de ti ofreciéndote ambos. - replicó Elijah, que parecía decidido a qué su hermana se fuera con él a New Orleans.
- ¿Y si no estoy de acuerdo? - protestó la rubia. - ¿Una daga en mi corazón y de vuelta en una caja?
- He planteado mi caso. - sentenció Elijah, dejando claro que no estaba dispuesto a caer en disputas del pasado. - Tú familia te necesita. La decisión que tomes ahora, es tuya.
Hubo un largo momento de silencio, en el que Katherine y yo intercambiamos una mirada. Finalmente, Rebekah respondió:
- No le debo nada. - se refería a Klaus, por supuesto. - No le deseo alegría ni amor. - escupió. - Me quedaré aquí y viviré mi vida como quiero... y si eres inteligente, te aconsejo que hagas lo mismo.
Más tarde, habían sido Katherine y Elijah los que hablaban... mientras yo seguía alcoholizándome en la cocina. Había sido más bien una despedida, en dónde Katherine le había rogado que ahora que Klaus estaba ocupado, escaparan juntos hacia la felicidad. Y Elijah se había negado, alegando que su hermano lo necesitaba más que nunca. Y al final, tanto Rebekah como Katherine se habían ido de la casa, disgustadas con Elijah.
Así que cuando entró en la cocina con las manos en los bolsillos de la chaqueta de su traje, bromeé:
- Si vienes a hacerme enojar a mi también, tengo que advertirte que no estoy de humor. - él esbozo una sonrisa amplia y se acercó a mí.
- Vengo a despedirme. - aclaró con una sonrisa sutil.
- Odio las despedidas. - refunfuñé, colocándome de pie y encarándolo.
- Yo también. - reconoció. - Pero tú y yo nos hemos dicho adiós muchas veces antes y seguimos tropezando el uno con el otro.
- Eso es porque eres tan molesto. - entorné los ojos en juego y reí, él se me unió. Luego su rostro recuperó la seriedad que lo caracterizaba.
- Quería disculparme por... la forma en la que te traté. - comenzó con la disculpa escrita en los ojos. - Estaba desesperado y no estuvo bien.
- Elijah, no... - intenté interrumpirlo.
- No. - negó con la cabeza. - Sin excusas. Fui un completo imbécil. - entonces me miró directamente a los ojos y yo asentí.
- Bien, sí. - coincidí con él. - Fuiste un imbécil. - Elijah asintió, confundido de que le hubiera dado la razón tan fácil. - Pero era exactamente lo que necesitaba oír para hacer lo correcto. - defendí. - Así que... olvídalo. - le dediqué una sonrisa cálida. - Sé que tus intenciones estaban en el lugar correcto. - me encogí de hombros. Él sonrió, recatado.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
De TodoDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...