- Estás mejor sin él. - fueron las últimas palabras que espetó Rebekah, antes de cerrar la puerta de entrada de la mansión de un portazo.
Se había ido.
La noche de la pelea, tras haber intentado dialogar con Klaus sobre la maldita costumbre de asesinar a sus hermanos cada vez que algo no iba a su manera, me había quedado a esperar que Rebekah despertara, mientras él desaparecía en el medio de la noche a liberar su ira, Dios sabría cómo. Cuando despertó estaba furiosa, y lloraba histéricamente. Me contó como Klaus había salvado a Caroline en el cuerpo de Tyler y la había dejado a ella como carnada.
Me sentí mal por Rebekah. Sabía cuánto amaba a Nik, y cuanto era capaz de sacrificar por él... a pesar de que él siempre encontraba una manera de hacer que ella se arrepintiera de todo. Era aquella maldita costumbre suya de alejar a los que más se preocupaban por él. Le había suplicado a Rebekah que se quedara, que conversaran al respecto. A fin de cuentas eran familia. Pero ella había estado renuente y había insistido en que encontraría su propia mansión porque no soportaba la idea de "compartir techo con un maldito malagradecido", habían sido sus palabras exactas. Se había asegurado de aclarar que yo sería bienvenida cuando lo deseara... pero que no tenía interés en volver a cruzar palabra con su hermano por lo que les quedara de eternidad.
Suspiré, cuando la puerta se cerró a sus espaldas. Podría haber seguido insistiendo... pero sabía que era una pérdida de tiempo. Y en especial, sabía que todo era una exageración. Sí, Rebekah estaba dolida de que Nik la hubiera dejado atrás y le hubiera roto el cuello. Sí, Niklaus estaba enfadadísimo porque Rebekah le había arrebatado la última posibilidad de crear híbridos que lo protegieran de sus enemigos, mayormente imaginarios. Pero se amaban el uno al otro con tanta intensidad, que ese era el motivo real detrás de cada una de sus disputas. Así que sabía que sólo era cuestión de tiempo antes de que volvieran a cuidarse las espaldas el uno al otro. Era extraño pero, aunque al principio me alarmaba... ya me había acostumbrado un poco al modus operandi de la familia Original.
- Y... ese es el panorama ahora. – expliqué con el teléfono al oído, mientras me dejaba caer sobre el sofá, frente a la chimenea. – Creo que sería bueno que volvieras... tienes más practica en esto de lidiar con tus hermanos que yo.
- Creo que dejaré que se las arreglen ellos mismos por ahora. – respondió Elijah, quien estaba bastante segura de que había soltado una lagrimilla o dos cuando le notifiqué que Nik estaba sano y salvo. – Además, te tienen a ti. Estarán bien. – entonces supe que sonreía burlonamente.
- ¡Dios, gracias Elijah! – reí, aunque en el fondo sí estaba un poco indignada. Hubo una pausa en donde sólo podía escuchar la queda respiración de Elijah.
- Es agradable oírte reír. – confesó y una sonrisa adornó mis labios.
- Si... - admití. – Creo que había abandonado la idea de ser capaz de volver a hacerlo. – Hubo otra pausa, más larga ésta vez. – No desaparezcas por mucho tiempo, ¿vale? – pedí.
- Seguro. Cuídate, Alexandra. – se despidió. – Recuerda que siempre estoy a una llamada de distancia.
Y eso fue todo.
Suspiréy me dirigí al baño, con el teléfono en la mano, mientras me quitaba la bataque me había colocado cuando había decidido esperar junto al cuerpo de Rebekaha que despertara. Aún no había tenido oportunidad de vestirme y me había llenado un poco de sangre, al limpiar el desastre que había quedado en el estudio. La servidumbre no llegaría hasta más tarde, por lo que había decidido encargarme yo misma.
Niklaus había llamado para informarme que estaba atendiendo algunos asuntos con los híbridos, de lo cual no quise saber mucho, por lo que me limité a pedirle que volviera tan pronto como fuese posible. Así que estaba sola. Decidí que meterme a la tina era una buena forma de quemar tiempo, por lo que sin pensarlo dos veces, tras servirme una copa de la botella de champagne que Nik siempre se aseguraba, estuviera en el baño, me sumergí en ella.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
CasualeDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...