48. Los Originales

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- Niklaus – anunció Elijah desde la puerta, mientras Nik y yo permanecíamos sentados a la mesa. – Nuestros invitados ya están aquí. – continuó, y supe que sonreía un poco.

Aún no podía creer que estábamos haciendo esto. O mejor dicho, que estaba haciendo esto. Que había aceptado asistir a aquella locura que ellos no sabían si llamar cena o audiencia. Era probablemente una de las cosas más estúpidas que había hecho en toda mi existencia, y vaya que había hecho cosas estúpidas.

Inmediatamente escuché el sonido de la puerta al cerrarse, al tiempo que tres pares de pie se acercaban al comedor, en donde Nik y yo esperábamos.

- Esto es ridículo. – me quejé y bufé... fulminando a Nik con la mirada.

- Sonríe. – sonrió, indicándome lo que tenía que hacer. – Luces muy linda como para tener esa cara. – en cualquier otra situación habría conseguido sacarme una sonrisa. Pero estaba tan enfadada con él por haber aceptado aquella locura, que simplemente lo volví a fulminar con la mirada.

Tan pronto como Elijah le dijo... su puso furioso. Comenzó a gritar y a tumbar todo a su paso. Pero tras unos cuantos minutos de que Elijah insistiera e insistiera, dándole razones de porqué era una buena idea... logró convencerlo; y desde ese momento Niklaus había estado sonriente y encantado con la idea. Simplemente estaba emocionado ante la idea de poder amenazarlos y aterrorizarlos. Quise golpear a Elijah y deseé que no fuese tan bueno con las palabras. Pero era estúpido porque sin importar lo que hiciera... Nik siempre escucharía a Elijah. Siempre. Sin importar que, sin importar nada... Klaus siempre, siempre escuchaba a Elijah. Me escuchaba a mí la mayoría de las veces, pero con Elijah era diferente. Era como si no pudiera evitar perderse en el palabrerío de su hermano mayor. Era como cierta clase de respeto hacia él, lo cual era extremadamente ridículo, tomando en cuenta que lo había neutralizado Dios sabe cuántas veces durante toda sus vidas.

Fue entonces cuando Damon entró, seguido de Stefan quien era escoltado por Elijah. Tan pronto como Damon entró sus ojos se clavaron en los míos y pude reconocer un poco de tristeza en estos, por verme sentada al lado de Klaus. Con Stefan fue lo mismo, me miró... y negó con la cabeza. La idea de Klaus y yo juntos los horrorizaba y a pesar de que no me importaba lo que pensara Damon... me dolía que Stefan no pudiera aceptar mi nueva realidad y darme apoyo. Me dolía que no le alegrara verme feliz, por primera vez en mucho tiempo.

- Damon. Stefan. – saludó Nik, colocándose de pie y no me quedó de otra que imitarlo. Como si no fuese lo suficientemente ridícula la situación por sí sola... también debíamos seguir las normas del protocolo. – Elijah me dijo que solicitaron una audiencia. – explicó, mirando a su hermano mayor... mientras yo miraba a Damon y a Stefan, segura de que ellos no habían solicitado tal cosa. Estaba segura de que había algo más detrás de toda aquella farsa..., pero no sabía que era. – Muy valiente. – sonrió, burlón. – Discutamos los términos de nuestro acuerdo como hombres civilizados, ¿les parece? – entonces con la mano, los invitó a tomar asiento, para cenar.

- Es mejor complacerlo. – sugirió Elijah, y acto seguido se encaminó a su asiento, justo a mi lado... dejándome entre él y Klaus.

- No vine aquí a comer, Klaus. – se quejó Stefan, mientras bajaba los escalones y se acercaba más a nosotros... seguido por Damon. – De hecho, no quería venir aquí en absoluto. – aclaró y Nik sonrió. – Pero me dijeron que tenía que asistir, porque nos escucharías.

- Bueno, - comenzó Nik. – nos podríamos sentar y comer; o puedo sacarles las entrañas por la garganta. La decisión es de ustedes. – sonrió, al tiempo que se sentaba.

- Creo que es mejor si toman asiento. – le sugerí a Damon y a Stefan, genuinamente preocupada por las intenciones de Klaus.

- No le tengo miedo a tu novio, Alexa. – soltó Stefan, mirándome con frialdad a los ojos.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora