Capitulo 91

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Capitulo 91

“Voces del silencio”

Lali: Duele no abrazarte. (Rompí el silencio) Duele tenerte al lado y no tocarte, duele sentir que estamos más lejos que cerca.
Peter: Que te hace pensar que estamos más lejos que cerca?
Lali: Vos, la situación. (Nos quedamos mirándonos) Que paso esa noche?
Peter: Fue luego de la discusión con mi ex, tome un poco y cuando Salí a la ruta nunca pensé que salía a matar, solo quería olvidar el momento que estaba pasando, era tarde y llovía, no se veía muy bien, o al menos yo después de haber bebido. Empecé a tomar velocidad, las luces que venían del carril contrario me segaron por un momento, y fue ese instante donde perdí el control, las bocinas eran ecos, intente tomar el control, pero era tarde, tus padres para no chocar contra mí, se fueron a la banquina, pero no vieron que había arboles y terminaron estrellado allí.

Intento no imaginarme la escena que Peter me cuenta, pero es imposible, cada cosa que me dice, me la imagino tal cual me la cuenta; Se que mis ojos quieren llorar, y lo hago, porque me prometo a mí misma, que será la última vez que llore por mis viejos.

Lali: Que más? (Digo con un hilo de voz)
Peter: Lo demás lo sabes perfectamente, me lo dijiste cuando te conté que fui yo quien mato a tus viejos. (Silencio) Los deje morir, solos, escuchando como tu mamá pedía auxilio, como le pedía a tu papá que siga respirando. (Llora) Ni siquiera fui yo quien llamo a los primeros auxilios, ni siquiera fui yo quien se acerco a tu mamá para ayudarla, no hice nada, solo veía como estaba el auto. (Silencio) Su voz no me la puedo sacar, la escucho cada vez que recuerdo eso, durante meses no pude dormir, porque la escuchaba, me despertaba por la madrugada escuchando su voz.

Y el resto de la historia lo sé, perfectamente.

Se lo que él siente, se la voz que escucha, se cual es su peor tormento; Por un instante agradezco tanto que no lo condenaron, porque su condena es la culpa, es esa voz no puede sacarse de la cabeza, son esas miles de imagen que tiene en su cabeza de ese día.

Lo entiendo, me siento a su lado y lo abrazo, dejo que su cara caiga en mi pecho y me empape de sus lagrimas, ambos lloramos, necesitamos por fin, quitarnos esa prenda pesada, esa mochila de la espalda.

Lali: Te perdono, te perdono por robarme y matarme lo más indispensable de mi vida.
Peter: Perdóname, mi amor.

Sus brazos se aferran más a mi cintura, mi mano acaricia su espalda en tono de comprensión; Se que es una disculpa sincera, como la del principio, como la que no pude ver; Su llamado, me devolvió esas esperanzas que había perdido, algo en nosotros está resurgiendo, aunque no con su misma intensidad, porque lo que un día fue roto, aunque lo arreglemos o lo peguemos con la “Gotita” , sus grietas se ven, sus grietas están.

CONTINUARA...

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