Está historia comienza demasiados años antes, mucho antes de que existieran las grandes naciones, las aldeas. Años después de que el sabio de los seis caminos (junto con su hermano) detuvieran a su madre, Hagoromo Ōtsutsuki tenía a sus propios seguidores y tuvo tres hijos; dos hombres y una mujer, ella, la menor de entre ellos.
Desde un principio los tres fueron muy unidos, Haru (la única hija del sabio) se esforzaba mucho en entrenar y mejorar sus habilidades. Todos tenían responsabilidades por igual, así pasaron los años, hasta que un conflicto entre Indra y Ashura obligó a Haru tomar una decisión: Ponerse del lado de su hermano mayor o del menor. Todos sabían claramente que la relación entre Haru y Asura era muy buena, ambos hermanos se querían con el alma, mientras que Indra había dejado de ver a Haru como su hermana y la veía como algo más. La decisión de Haru fue clara, estuvo del lado de Asura, tomó esa decisión sin dudarlo, sabiendo que su hermano mayor podría hacer cualquier cosa para conseguir más y más poder. Él ya no era el Indra que ella conocía y al que le confiaba todo, ahora era uno peligroso, alguien a quien le temía.
El ciclo de la vida es nacer, crecer, reproducirse y morir, todos pasan por este ciclo (o al menos la mayoría), pero existe la reencarnación, la cual consiste en que el chakra y voluntad de una persona fallecida, renazca de manera natural en una nueva y la utiliza como recipiente para vivir dentro de él. Los hijos del sabio de los seis caminos reencarnaron en distintas generaciones, con otros rostros, nombres, pero destinos similares. Indra reencarnó en Madara Uchiha, Asura en Hashirama Senju y Haru en Mitzuki Uzumaki, quien murió a manos de Madara luego de que rechazó irse con él para quedarse en la Aldea de la hoja.
Pero las reencarnación ocurre las veces que sean necesarias, y los tres hermanos siempre volverán a encontrarse, tal vez en la misma familia o en diferentes, pero sus caminos siempre se cruzarán y volverán a chocar creando caos. Solo es cuestión de esperar ese momento para que suceda.
—¡Seijun! —la mujer se detuvo soltando un suspiro y se giró.
—Minato-Sensei —le sonrió con inocencia—. ¿Qué sucede?
—¿A dónde vas? —ella lo pensó por un momento.
—Mmm... Iré a comer con Obito, comeremos ramen —asintió tratando de convencerse a sí misma.
—Claro —soltó un suspiro tras no lograr convencerlo de ello.
—Queremos ver el rostro de Kakashi, y hemos hecho un plan para lograrlo —contó.
—No se metan en problemas, por cierto, tu prima vendrá a visitarte —los ojos de la castaña se iluminaron.
—¿De verdad? ¡Fantástico! Nos vemos, gracias, Minato-Sensei —se despidió de él comenzando a correr de nuevo.
Minato la observó un tanto preocupado, sabía que en cualquier momento les asignarían alguna nueva misión, pero no quería ponerla en peligro, no quería que lo de la última vez ocurriera de nuevo.
El día terminó con Obito, Rin y Seijun comiendo en casa de Kakashi luego de fallar con su misión por saber que esconde debajo de esa máscara. Mientras comían, los tres hablaban sin parar, era su manera de alegrar más el momento. Kakashi tenía su mirada sobre Seijun, quién ni siquiera se percataba, pero Rin sí lo notó. Obito y Seijun reían por las ocurrencias del Uchiha y continuaron así por el resto de la cena.
Al día siguiente, mientras Rin y Seijun practicaban con su ninjutsu médico, comenzaron a charlar sobre distintas cosas, hasta que Rin le contó a su amiga el hecho de que que Kakashi no despegaba su mirada cuando estaban juntos, lo que causó el sonrojo de la castaña, pero evitó hablar sobre el tema sabiendo que terminaría muy roja.
—Y me dijo que si no mejoraba me golpearía cuando me viera —contó soltando un suspiro preocupado.
—Oye, Sei... —la chica hizo un sonido dando a entender que la escucha—. ¿Qué ocurrió en la última misión que tuvimos? ¿Por qué desapareciste? Lo último que sabemos es que luego de que desapareciste, tuvimos que volver a la aldea, pero Minato-Sensei volvió a irse momentos después con la formación Ino-Shika-Cho.
Su compañera paró su práctica y miró al frente recordando lo que sucedió con ella aquel día.
—Bien, te diré —otro suspiro—. Cuando íbamos a la misión pude sentir una presencia, luego, cuando volvíamos a la aldea había personas siguiéndonos, ¿Recuerdas que nos atacaron de pronto? —asintió—. Era una distracción, me hicieron algo para quedar inconsciente y me llevaron.
—¿Quienes?
—Eran hombres bajo el mando de Orochimaru —Rin se sorprendió al oír ese nombre y cubrió su boca sin poder creerlo—. Sabía que tenía poco tiempo antes de que nos encontraran, así que comenzó a hacerme algo —murmuró tocando su cuello—. Me inyectó unas cosas, me dolió mucho.
—¿Qué te inyectó? —se encogió de hombros sin saber esa respuesta.
—No lo sé, pero me dolía mucho, no podía escuchar muy bien lo que decía por mis gritos, pero oí algo sobre unas células y que yo era perfecta para ello —Rin la observó sin saber que decir o hacer—. Antes del anochecer Minato-Sensei me salvó.
—Seijun... —la abrazó con fuerza, sintiéndose culpable por preguntar.
—Rin, estoy bien —la tranquilizó.
Algunas semanas después fue asignada su nueva misión y festejaron el nuevo mando de Kakashi, ahora era Jōnin. Acordaron que cada uno le daría un regalo: Seijun le había obsequiado un nuevo libro, Obito simplemente no le dió nada, hasta que en esa misión algo salió mal. Ninjas enemigos habían raptado a Rin, Kakashi y Obito discutieron sobre lo que tenían que hacer y luego de ir a salvarla, la cueva dónde estaba se comenzó a caer. Obito salvó a los tres dando a cambio su vida, quedando con una enorme roca sobre la mitad de su cuerpo evitando que pudiera seguir con ellos. Su obsequio para Kakashi fue su Sharingan, algo que ayudaría mucho a Kakashi en el futuro y por lo cual se había esforzado tanto en obtener el Uchiha.
Tiempo después de la muerte de Obito, Rin murió tras interponerse en un ataque de Kakashi, siendo atravesada en el pecho. Ante estas dos perdidas dolorosas decidió mantenerse alejado de sus amigos, pero no pudo alejarse de Seijun, con quién poco después comenzó una relación que duró algunos años.
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