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Me senté en el suelo buscando mi botella de agua en una pequeña mochila que traje a mi primer entrenamiento con la tía Tsunade. Ella me miró con los brazos cruzados desde su lugar.
—Es sorprendente que después de tantas horas de práctica no te canses —se sentó en una roca cercana.
—Lo sé, cuando estaba entrenando para los exámenes chunin, una vez duré todo un día sin descansar —solté un suspiro luego de tomar agua.
—¿Hablaste con tu padre? —agite mi cabeza en forma de afirmación.
—Me explicó muchas cosas —cerré mi botella y me levanté—. ¡Estoy lista!
—Es todo por hoy, puedes ir a descansar —revisé la hora en el reloj que hay sobre una roca.
—Pero apenas es el medio día.
—Y estamos entrenando desde las seis, también estoy investigando sobre la operación para Lee —abrí la boca sorpendida.
—¡Te dejo! —tomé mis cosas—. Espero que encuentres algo para sanarlo —le dí una sonrisa—. Lee es un gran ninja, y confío en ti, creo que tú podrás hacerlo, después de todo eres Tsunade, una de los tres legendarios Sannin.
Me despedí y salí corriendo del campo de entrenamiento. Caminé por la aldea buscando algo que hacer. Mientras paseo pude distinguir a lo lejos a Gai y su equipo, incluído Lee, supuse que salieron a dar un paseo. Me acerqué a ellos y en cuanto Gai me vio una sonrisa apareció en su rostro.
—¡Hana Hatake! —se detuvo—. ¿O debería llamarte Senju? —sonreí muy grande y solté un grito pequeño.
—¡Ya lo sabes! —dije feliz—. No sé, quisiera ambos —pensé un momento—. Pero me quedaré con Hatake.
—Debes estar muy feliz —asentí.
—Más que eso.
—Tenemos que ir de regreso al Hospital —aviso Gai—. Nos vemos luego.
—Claro —los tres comenzaron a irse mientras Neji se queda conmigo.
—¿De eso hablaron ayer? —preguntó caminando a mi lado.
—Sí, me explicó todo —lo miré de reojo—. Por cierto, ayer hablé con Hinata.
—¿Y?
—Me dijo que tu cumpleaños es mañana —giró para verme unos segundos y después desvió la mirada.
