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—Oye, Hana-chan —detuve mi paso.
—¿Qué ocurre?
—¿Puedo preguntarte algo, a solas? —miré a Neji.
—Los alcanzaremos en unos momentos —solté su mano y me acerqué a Naruto—. ¿Qué ocurre?
—En ese Genjutsu en él que estábamos, ¿Qué soñaste?
—Soñé con Neji. ¿Por qué?
—Soñé con alguien. Yo... ¿Recuerdas lo que te pregunté el otro día mientras comíamos Ramen?
—¿Sobre el amor? —asintió—. Sí, lo recuerdo, me dijiste que alguien te estaba haciendo sentir como yo me siento con Neji.
—Soñé con ella —fruncí el ceño.
—¿Quien es? —se sonrojó un poco.
—Hinata —me sorprendí ante sus palabras.
—¿Hinata? Vaya, Naruto —sonreí—. Al parecer Hinata ha logrado hacer que la ames —sonrió un tanto avergonzado—. Naruto, no esperes más tiempo, dile lo que sientes.
—¿Cómo sé que corresponderá mis sentimientos? —golpeé mi frente mentalmente.
—Por qué ella siempre te ha amado, no esperes a que sea demasiado tarde, dile y disfruta de los momentos juntos que tengan —tomé sus manos—. No te límites en hacer algo por miedo, arriesgate y si ella dice que no —lo dudo—. Lucha por su amor, lucha para ser el dueño de su corazón, de sus mirada de amor, de sus suspiro, lucha por el amor de tu vida y dale lo que se merece, porque ella te dará todo sin dudarlo.
—Hana-chan —Naruto me abrazó con fuerza—. Gracias, eres la mejor. ¿Y si me rechaza?
—Si tú corazón se rompe estaré aquí para pegarlo de nuevo con ayuda del ramen —solté un suspiro—. Ustedes estaran juntos, se casarán, tendrán una familia y me darán las gracias —le guiñé—. Ahora vamos, salgamos de este lugar.
Corrimos para alcanzar a los demás, al estar con ellos salimos de la cueva quedando en la punta de una pequeña isla y vimos el lugar.
—¿Qué es esto? —preguntó Shikamaru sorprendido.
—¿Esa isla está flotando? —cuestionó Naruto.
—No, la superficie del mar está invertida —contestó Neji.
