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—¡Qué emoción! —dije mirando a la hija de Asuma en los cuneros del Hospital—. Qué bueno que nació antes de irnos.
—Lo sé —miré a Asuma—. Es bueno que pueda pasar un día con ellas.
—¿Ya saben cómo se llamará? —asintió.
—Mirai —regresé mi mirada a la bebé.
—Bienvenida, Mirai.
Al día siguiente me encontraba frente a Shisui con Itachi para visitarlo antes del gran momento.
Estoy a punto de ir a una guerra, espero que todo salga bien, estoy dispuesta a dar todo por proteger a Naruto. Deséame suerte y si todo sale bien, volveré a visitarte cuando todo termine.
Abrí los ojos soltando una lágrima que corrió por mi mejilla.
—Vamos —asentí.
—Te amo, Shisui —besé dos de mis dedos y toqué su lápida manteniendo esa posición unos segundos.
Me levanté y junto con Itachi fuimos hacia la entrada de la aldea donde todos los Shinobis de la hoja nos tenemos que reunir para irnos, las familias y amigos se encontraban despidiendo a sus conocidos. Hanabi estaba despidiéndose de su padre, hermana y primo deseándoles suerte.
—Hana, cuídate por favor —dijo Kurenai con Mirai en sus brazos—. Ustedes también —miró a Asuma, Shikamaru, Mi padre, Gai y sus estudiantes.
—Lo haremos —aseguramos.
—Cuidate, Kirenai, y tú también, Mirai —dije con una sonrisa hacia la bebé.
—¡Hana-neechan! —Moegi corrió a mi, me abrazó seguida de Konohamaru y Udon—. Cuídate por favor.
—¡Hana-chan, vuelve por favor!
—¡Deben volver Naruto y tú! —apreté un poco mis puños y los abracé con fuerza.
—Daré lo mejor de mi en la guerra —me agaché a su altura—. Intentaré volver con vida —los tres me miraron con lágrimas en los ojos y me volvieron a abrazar llorando.
Solté un par de lágrimas pensando en la posibilidad de que está sea la última vez en verlos.
—¡Todos a su formación! —nos separamos.
—Nos vemos —me despedí formándome en mi lugar
—¡En este momento estamos a punto de salir para reunirnos con los Shinobis de las demás aldeas! —comenzó a gritar la tía Tsunade—. ¡Quiero que den su mejor esfuerzo, que peleen hasta el final!
