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Hace momentos que había perdido el chakra de Sasuke, incluso Kiba no lo sabía, pero había rastro de él en diferentes direcciones, por lo que nos tuvimos que volver a separar.
—¿Dónde estás? —murmuré con miedo.
—¡Hana, no te alejes mucho! —gritó Neji detrás de mi, pero simplemente lo ignoré.
—No puedo perderlo, por favor, no puedo —mi corazón comenzó a doler como si alguien lo estuviera apretando.
—¡Hana! —me volvió a gritar.
Cerré los ojos con fuerza sabiendo que un ataque de pánico se acerca, hace mucho que no los tenía, cuando Shisui murió... Los tenía más de dos veces al día, no quiero volver a tenerlos.
De pronto caí del árbol directo al suelo, me golpeé muy duro en el cuerpo así que quedé ahí tira con mi mirada sobre el cielo.
—Hana Hatake —me senté de inmediato al oír su voz.
—Itachi —me levanté y me acerqué a él—. Sasuke te está buscando, él quiere...
—Lo sé —un ligero gesto de dolor apareció en su rostro—. Lo siento, pero tengo que hacer esto.
—No, por favor —tomé sus manos sintiendo mis ojos arder. —. No lo hagas, solo dile todo, por favor.
—Hana, lo siento —llevó una de sus manos a mi mejilla—. No me queda mucho tiempo.
Itachi sonrió de lado y besó mi mejilla para después abrazarme con fuerza.
—Gracias, Hana, lleva un par de Dangos con Shisui la próxima vez —se separó y golpeó dos de sus dedos con mi frente.
—¡Hana! —el rostro de Neji estaba frente a mi.
Parpadeé un par de veces y busqué por todos lados.
—¿Qué ocurrió? —pregunté confundida.
—Estabas en un Genjutsu —lo miré con miedo.
—¿Qué hice?
—Nada, solo estabas de pie mirando a la nada —por unos segundos había dejado de respirar.
—Tenemos que apresurarnos.
Luego de encontrar a los demás en el camino seguimos buscando en grupo, hasta que un sujeto con máscara naranja apareció frente a nosotros.
—¡Hola! —saludó con un tono de voz infantil—. Bueno, ¿Cómo va todo allí abajo? Los de la aldea de la hoja corriendo en un lugar como este, quiero decir, son diez contra uno.
Me acerqué a Shikamaru y le di la espalda a ese sujeto para decirle algo.
—Él no está en el libro —Shikamaru asintió.
—Lo sé —miré de nuevo al sujeto raro.
—Por esa túnica, puedo ver qué eres de Akatsuki —dijo Yamato.
—¡Soy nuevo, mucho gusto! ¡Yo soy... Tobi!
Aquel sujeto nos retuvo por mucho tiempo, está dispuesto a no dejarnos pasar, pero no puedo quedarme sin hacer nada.
Naruto y yo tratamos de atacarlo al igual que los demás, pero nuestros golpes simplemente lo atravesaban sin hacerle daño, lo miré muy atenta y noté que en ese orificio que hay en su máscara se asoma un Sharingan difícil de ver.
—No puedo esperar —murmuré.
Tomé una Kunai y la arrojé atravesandolo, la Kunai quedó muchos metros detrás de él.
—Hana... —aparecí en el lugar de la Kunai—. ¡Hana, no! —gritó Shikamaru.
—¡Hana! —me llamó mi padre.
Comencé a correr con toda mi velocidad, ví a otros enemigos en el camino por lo que tuve que volver a arrojar mi Kunai y seguir sin problemas.
De pronto llegué al lugar, un lugar hecho ruinas, me detuve viendolo caminar hacia su hermano y cuando logró estar frente a él, simplemente chocó dos de sus dedos en la frente del idiota de mi compañero y cayó al suelo. Mi cuerpo comenzó a temblar y un gran nudo se formó en mi garganta.
—¡No! ¡Itachi! —grité mientras siento las gotas de lluvia comenzar a caer.
—¿Hana? —preguntó.
Me levanté y golpeé con mi puño a Sasuke en el rostro.
—¡Era tu hermano! ¿Cómo pudiste? —grité con los ojos llorosos—. ¡Lo mataste! —Sasuke miró a su hermano y después a mi.
—¡Sasuke! —tres chicos aparecieron y me miraron.
—Lárgate, ¡Vete antes de que yo misma te mate! —di un paso a él y cuando mi pie tocó el suelo esté se comenzó a romper.
—¡Sasuke! —se acercaron a él y lo ayudaron a ponerse de pie.
—¡Vete! —me miró por última vez y se marchó.
Me giré a Itachi y caí de rodillas junto a él comenzando a llorar soltando pequeños gritos de dolor. Abracé con fuerza su cuerpo.
—¡Hana! —la voz de mi padre me llamó—. Hana —su mano se puso sobre mi hombro tratando de separarme de Itachi, pero me negaba.
Apoyé mi cabeza en su pecho sin querer soltarlo.
—Hana —abrí los ojos y miré a mi padre—. Tenemos que volver a la aldea.
—Tenemos que llevarlo, por favor —pedí en un sollozo—. Tiene que estar junto a Shisui.
Mi padre me miró unos segundos y luego aceptó.
—De acuerdo.
Yamato hizo una especie de caja y se acercó a Itachi.
—Hana —lo ví por última vez y dejé que lo metieran.
Me puse de pie con una mano en mi boca. Naruto se acercó a mi y me abrazó con fuerza.
—Volvamos a la aldea —avisó mi padre.
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