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Ya había cumplido siete años, ha pasado un tiempo desde que entré a la academia y nos han enseñado un par de cosas que práctico muy seguido, aunque nada sobresaliente.
—¡Shisui! —corrí a él y me arrojé sobre su espalda.
—¿Cómo ha estado la niña más hermosa del mundo?
—¡Fantástico! —bajé de su espalda—. Naruto y yo hemos hecho un par de cosas juntos.
—Sí, me enteré de algunas de sus bromas —me sorprendí.
—Vaya, soy famosa —busqué a su amigo inseparable—. ¿Dónde está Itachi?
—Aquí estoy —llegó apareciendo frente a mi—. ¿Me extrañaste un poco? —preguntó levantándome del suelo.
—Por supuesto que no. ¡Te extrañé mucho! —lo abracé—. A ambos.
—Nosotros a ti.
—¿Qué tal si vamos a la cascada? —Shisui sonrió.
—Vamos —aceptó a ir.
El atardecer comenzó en algunos minutos, Itachi y Shisui hablaban de algo que parece ser serio, ya que llevan rato así, puedo sentir que sucede algo malo. De pronto llegó aquel niño llamado Sasuke, quien corrió a Itachi al ser su hermano. Él les preguntó de qué hablaban, pero no le decían nada, así que me acerqué a ellos.
—Verás Sasuke, estábamos discutiendo sobre quién de los dos es más fuerte, tu hermano o yo —lo tomó por los hombros haciendo que mi ceño se frunciera—. Yo soy mucho más fuerte que él, pero se niega a aceptarlo. Pero tú sabes la verdad, ¿No? Yo soy mucho más fuerte.
—No es verdad, ¡Mi hermano es mucho más fuerte que tú! —me acerqué aún más y mire mal a Sasuke.
—¡Shisui es mejor! —le grité apartandolo de él.
—¡Mi hermano es más fuerte!
—¡Shisui es más fuerte! —ambos comenzamos a gritar hasta que Sasuke comenzó a pedirle a Itachi que nos dijera que él es el más fuerte.
—Shisui, Hana —lo miramos—. Me voy primero, es la hora de la cena.
—Claro.
—¡Adiós, Itachi! —mi mirada se puso en su hermano y solo me giré a Shisui.