¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La miré con total seriedad, ella se mantenía en silencio y sonrojada. Acerqué mi rostro mostrándole una sonrisa.
—Naruto y tú serán una gran pareja —Hinata cubrió su rostro negando.
—La última vez lo golpeé sin querer —solté una pequeña risa recordando eso.
—No es tan malo, solo es el inicio de una hermosa relación que en el futuro se dará, ya verás, eso es lo que yo pienso —levanté mi puño—. Y cuando eso pase... ¡Yo los apoyaré incondicionalmente! —asentí decidida.
—Hana-chan, nunca he podido hablar con él como hablo contigo —pensé un momento.
—Tranquila, eso es parte de tu encantó, además, ¡Eres bella! —la señalé.
—Hana-chan... —dijo avergonzada.
—Ya, enserio —abrí la bolsa de papas fritas y le di—. ¿Cómo te sientes? ¿La relación con tu padre ha mejorado?
—No, ha pasado más tiempo con Hanabi, casi no entrena conmigo.
—Tu padre es un idiota —admití—. La mayoría de las veces, hay ocasiones en las que me cae bien, pero otras en las que no —la miré—. No debe afectarte.
—Tr-trato de que no —pasé mi brazo por sus hombros.
—Con esfuerzo lograrás ser de las más fuertes de la aldea, y pasaras los exámenes chunin —ella asintió.
—Eso es lo que quiero lograr —Hinata miró su reloj—. Debo irme a entrenar.
—Claro —nos levantamos—. Yo debo ir a hacer mis asuntos —le sonreí—. ¡Ánimo Hinata! —la abracé con fuerza y ambas nos fuimos en diferentes direcciones.
—¡Hana-chan! —saludé a lo lejos a Kiba y corrí a él.
—¡Kiba, Akamaru! ¿Están mejor? —mi amigo asintió y Akamaru ladró—. Que bueno, me alegra verlos paseando como siempre.
—Gracias por visitarnos mientras estábamos heridos —negué con una sonrisa amable.
—No es nada, Chouji también está mejor —informé—. Ya se encuentra en su casa.
—Que bien, iré a visitarlo ahora mismo —asentí.
—Deberías llevar un par de paquetes de papas, le encantan. —sugerí.
—Buena idea —me guiñó.
—Tengo que irme, nos vemos luego —me despedí de ambos y seguí con mi camino.
Llegué al hospital y pasé a la recepción mientras suelto un bostezo, las enfermeras me miraron y sonrieron.
—Lady Tsunade ha dejado una lista de pacientes que atender esta tarde —me dieron una tabla apoyadora con tres hojas.
—Gracias —les sonreí y fui a las habitaciones a atender a los pacientes.
Solo faltan dos semanas para irme de la aldea con Naruto y Ero-sennin, la tía Tsunade ha estado enseñándome durante muchas horas, claro, dándome tiempo para estar con mis amigos, Neji y mi padre.
—Bueno, en realidad tengo casi trece años, pero he estado bien entrenada, por eso puedo dar consultas —dije leyendo unos papeles—. Bien, todo está muy bien.
Miré a la mujer sentada frente a mi.
—Según lo indicado, el parto será en tres semanas, así que deben estar al tanto —ella sonrió acariciando su vientre.
—¿Tú lo recibirás? —negué de inmediato.
— No, no, no, no, no, no —soltó una pequeña risa.
—Entiendo, no estás lista.
—Me voy en dos semanas a un viaje de entrenamiento —expliqué—. Además, sí, me da un poco de miedo recibir a un bebé.
—¿Viaje de entrenamiento? ¿Cuánto tiempo?
—Tres años —su rostro mostró sorpresa.
—Vaya, tres años, no podría estar tres años alejada de la aldea o de mi familia y amigos —dijo.
—Lo sé, yo tampoco me creo capaz, pero lo lograré —sonreí de lado—. Espero.
—Creo que tengo que irme —asentí.
—Con cuidado.
—Gracias y que tengan un gran viaje.
—Gracias —salió del consultorio.
Me levanté y abandoné el lugar dirigiendome a la salida del Hospital, pero antes pasé al mostrador.
—Aquí esta, apunté quienes necesitan cita para la próxima semana —lo entregué.
Mire la entrada del Hospital notando que Neji me espera con los brazos cruzados y los ojos cerrados.
—Gracias, nos vemos la siguiente semana —asentí y me acerqué a él.
—¡Hyuga! —salté colocándome frente a él con una sonrisa.
Neji me miró y sonrió.
—¿Terminaste? —miré alrededor.
—Sí y mejor vamos antes de que me soliciten para algo más —tomó mi mano y salimos del hospital.
—¿Qué tal el entrenamiento? —solté un suspiro pesado, sujetándome de su brazo.
—Bien, creo. Es más intenso porque tenemos poco tiempo y estoy enseñándole a Sakura, pero me gusta pasar tiempo contigo. —le guiñé.
—También me gusta pasar tiempo contigo —besé su mejilla ante el comentario.
—¿Y como va tu entrenamiento? Seguro Hinata ha mejorado mucho —esta vez, un suspiro salió de su parte.
—No lo sé, supongo, entrenando conmigo todos mejoran —solté una pequeña risa burlona.
—Creí que tú parte presumida se había ido.
—No, solo sale a veces —lo miré unos momentos—. ¿Qué?
—Has cambiado mucho desde que salimos —puse mi otra mano sobre su brazo—. Ahora eres menos frío y presumido.
—Lo sé, me lo han dicho mucho.
—Todo gracias a mi —lo abracé con una gran sonrisa.
—Lo que digas —golpeé su hombro sin dejar de sonreír.
—Quiero Dangos, ¿Vamos?
—Andando.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.