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—Mi padre dijo que nos dará un mes —hablé mientras caminamos—. Después volveremos a hacer misiones, como siempre.
—A Naruto y a Hinata-sama les dio dos semanas —me miró con duda.
—Ventajas de ser su hija —sonrió y asintió dándome la razón—. Bien, aquí estamos —nos detuvimos al llegar.
Señalé con la mirada al frente y sonreí muy grande recargando mi sien en su hombro.
—Es hermosa —dije mirando la que será nuestra casa después de la boda—. ¿No lo crees?
—Lo es. Aunque diferente a las demás.
—Desde que pasó lo de Pain comenzaron a hacer las cosas más modernas —asintió.
—Lo sé, todo se ha vuelto más moderno —me apoyó.
—¿Aqui vivirán? —preguntó Naruto con sorpresa al ver nuestra casa.
—Así es —le Sonreí—. ¿Verdad que es bonita? —asintió con entusiasmo.
—Sí —me miró con una sonrisa—. ¿Podré venir a comer? —solté una risa.
—Claro, Hinata y tú están invitados a venir cuando quieran —Neji afirmó.
—Mira, Hinata —la nombrada sonrió mirándonos.
—Es muy lindo el lugar. ¿Cuando harán la mudanza? —preguntó mientras Naruto toma su mano.
—Gracias, empezaremos hoy, ya tenemos las cosas empacadas —dije con una expresión de pereza—. Mi padre y madre vinieron antes a amueblarla, dijeron que es su regalo. Nos vendremos a vivir después de todo —asintieron entendiendo.
—¡Les ayudaremos! —se ofreció Naruto y Hinata lo apoyó.
—Gracias, terminaremos más rápido, los demás también se ofrecieron, y Lee dijo que podría con diez cajas a la vez.
—Siempre aprovecha para entrenar —dijo Neji.
—¡Vamos por las cajas! —gritó Naruto—. Le ganaré a Sasuke.
—Vamos.
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