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Caminaba por la aldea metida en mis pensamientos, una semana paso desde el funeral y estoy bien, o eso creo. Estaba tan distraída hasta que de pronto choqué provocando que diera un paso atrás.
—Auch —me quejé—. Lo siento.
—Deja de soñar despierta —lo miré con sorpresa.
—¡Neji! —le sonreí—. ¿Cómo está Hinata?
—¿Por qué siempre me preguntas por ella? —comencé a caminar a su lado.
—Por qué es mi amiga y hace días que no la veo —pasé mi brazo entre el suyo sujetándome de él—. ¿Cómo está?
—Está bien, supongo —contestó sin emoción alguna.
—¿Y tú cómo estás?
—Bien, ¿Y tú? Aquel día, en el funeral del tercero... —lo interrumpí.
—Solo recordé momentos difíciles —hice una mueca pensando—. Hace años me hice amiga de dos Uchihas.
—Creí que no confiaba en ellos —dijo sin apartar su mirada del camino.
—Ellos eran la excepción. Cómo sea, Shisui era el mayor y el primero que conocí, era un chico tan lindo, guapo, tierno, amable, perfecto y hermo.....
—Ya entendí —me interrumpió enojado.
—Bien, pues conviví con él más de tres años. Hacíamos muchas cosas los tres juntos, en realidad no sé que pasó, yo llegué al lugar donde solíamos estar, él no tenía su ojo derecho y el otro fue entregado a su amigo —solté un gran suspiro—. Se arrojó hasta el fondo de esa cascada, yo lo ví y asistí a su funeral, por eso no me gustan. Fue la primera vez que experimenté un corazón roto y una perdida así.
—¿Cómo se llamaba el otro Uchiha? —lo miré con mis ojos un poco más abiertos de lo normal.
—Es clasificado —me miró sin creerme—. Tal vez luego te lo diga.
—¿Por qué no ahora? —negué—. ¿Era Sasuke?
—¿Sasuke? Nada que ver —conteste un poco nerviosa.
