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Abrí los ojos encontrando al Rikudō Sennin frente a todos nosotros y las bestias con colas nos rodearon.
—Bienvenido, Naruto —habló Minato.
—Bien, todos regresaron. Con ayuda de ellos hice el jutsu de invocación para traerlos.
Miré a todos los que lo ayudaron a traernos de regreso.
—Sasuke, Naruto, Hana y compañía —nos miró con una sonrisa—. Gracias por salvar el mundo.
—¡Hana! —di media vuelta viendo a Shisui correr a nosotros.
—¡Shisui! —grité abrazándolo con fuerza.
—Que bueno que estás bien.
—¿Y los demás? —puse mi mano en su hombro.
—Están en el Tsukuyomi infinito. —asentí entendiendo.
—Ya veo. Te extrañé.
—¿Dónde está Obito? —preguntó el cuarto.
—Él... Murió —dije con la mirada en el suelo—. Después de todo, si ayudó a salvar el mundo —lo miré con una sonrisa.
—Hana, lo hiciste bien —el abuelo Tobirama se acercó y me sonrió.
—¿Verdad que sí? —pregunté con emoción, lo abracé con cariño, Tobirama me regresó el abrazo con fuerza y dejó un beso mi frente.
—Es momento de liberarlos —habló el Rikudō Sennin.
Shisui se acercó a mi, así que me separé un poco del segundo quedando frente a ambos.
—Tenemos algo que decirte —dijo Shisui.
El cielo comenzó a despejarse y los rayos del sol deslumbraron todo poco a poco.
—Feliz cumpleaños —dijeron los dos al mismo tiempo.
Sonreí sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas. Tomé la mano de cada uno y los miré a punto de llorar.
—Te has vuelto toda una mujer digna de admiración —dijo Shisui—. Tu madre estaría orgullosa de ti, porque yo lo estoy.
—Tus habilidades y fuerza me dejaron sorprendido, sin duda eres mi bisnieta y estoy orgulloso de ti —tomé un poco de aire sintiendo un nudo en mi garganta—. Me hubiera gustado pasar más tiempo aquí y conocerte mejor, pero me bastó con este poco tiempo para saber que valió la pena morir por el futuro de la aldea, valió la pena cada cosa, porque gracias a eso, te tuve como mi bisnieta.
