¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡No! —grité con fuerza viendo como las bestias son arrastradas al Gedo Mazo—. ¡Para!
Di un salto y comencé a atacar en dirección a las cadenas intentando romperlas, un ataque de Madara se dirigió a mi y me envió al suelo.
—¡Hana, no hagas tonterías! —gritó Kurama—. Tienes que cuidar de Naruto, manténlo con vida, sé que podrás.
Solté un par de lágrimas viendo como uno por uno va entrando en el Gedo Mazo, incluidos el Hachibi y Kurama. Golpeé el suelo molesta, ellos dijeron lo mucho que odian ser usados por seres desalmados como él.
—Hana —Gaara me llamó mientras lleva a Naruto en su espalda, corrí a él y subí a una de sus nubes de arena.
—Vamos, aprovechemos que está distraído, necesito de alguien —el asintió y comenzó a ir con los demás.
Nos detuvimos frente a la tía Tsunade y Sakura.
—¡Naruto! —Ero-sennin se acercó con preocupación.
—¡Hinata, necesito tu ayuda! —grité para que se acerque ya que esta muy lejos.
—Hana, ¿Qué sucede? —preguntó Sakura.
—Le quitaron a Kurama —todos se sorprendieron.
—Iré contigo —negué.
— Te queda poco Chakra, Sakura, Sasuke se quedó, su chakra está comenzando a debilitarse —ella asintió—. Ve con él, tranquila, me encargaré de Naruto.
—¡Hana-chan! —ayudé a Hinata a subir.
—Hana.
—Ero-sennin —lo miré—. Él estará bien, yo me encargo de eso —asintió aún preocupado.
—No te pongas en peligro —dijo con advertencia, pero yo no contesté.
—Vamos, Gaara —el pelirrojo continúo con el camino—. Hinata, necesito que con tu Byakugan veas su corazón, sus latidos son tan débiles.