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—Y quiero una orden de esto —señalé el menú—. Todo para llevar.
—Muy bien —su mirada se puso sobre Naruto y al hacerlo lo miró de mala forma—. Oye, niño, será mejor que te vayas si no vas a comprar nada.
—El viene conmigo, así que se puede quedar —lo reté con la mirada—. La comida es para hoy —él solo se fue.
—Hana-chan, a veces actúas como una adulta —solté una pequeña risa ante el comentario de Naruto.
—Bueno, mi padre sale a misiones desde que yo tenía meses de nacida, desde hace mucho supe que debía cuidarme por mi misma, así que desde entonces comencé a madurar mentalmente —suspiré—. Pero solo soy así cuando la situación lo amerita.
—Wow, eres genial.
Él hombre volvió con la comida en unas bolsas.
—Gracias —le sonreí con burla, ambos salimos del lugar y fuimos a casa del rubio. Colocamos las cosas sobre la mesa y nos sentamos.
—¡Itadakimasu! —ambos comenzamos a comer mientras hablamos sobre las cosas que hemos hecho en la semana.
—Deberías ser más ordenado —dije terminando de acomodar la cocina.
—Lo intento, dattebayo, pero es difícil —solté una risita.
—Encontré un río muy cercano, tiene peces y hay muchos hongos comestibles, ¿Qué tal si algún día vamos? —él asintió.
—¡Sí! Sería fantástico —le sonreí.
—Tengo que irme, te dejé algo para comer y desayunar —Naruto soltó una pequeña risa.
—Hana-chan, pareces mi madre —mi sonrisa se borró un poco.
—Solo me preocupo por ti —lo abracé—. Nos vemos, Naruto.
—Adiós, Hana-chan —salí de su departamento y me dirigí al lugar de encuentro.
Al llegar me senté en el suelo y esperé a que aparecieran, mientras tanto, miraba el cielo moviendo mis pies.
—Llegaste antes —mi mirada se dirigió a Shisui y después a Itachi.
