Patán

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—Joder, ahí viene... —dijo Leah, notoriamente nerviosa.

—¿Me veo bien? —preguntó Roxana.

—Olvídate de eso, ¿me veo bien yo? —cuestionó Leah.

Quería girarme para ver al chico, pero me estaba divirtiendo mucho ver cómo ellas actuaban.

—Hola, Matt... —Leah fue la primera en pasar por mi lado para acercarse. Me di la vuelta y sentí deseos de que la tierra me tragara, cuando lo vi de nuevo. Con uniforme de piloto, y una mochila negra colgando de su hombro derecho, aproximándose. Sí, ese mismo chico de mi edificio sin una pizca de modales, pero con un atractivo descomunal.

Él saludó a Leah con un beso en la mejilla y cuando se volvió hacia nosotras, su mirada una vez más, se habia encontrado con la mía. ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Ignorarlo?, ¿fingir demencia y ser amable? Tal vez la última era la mejor opción.

—Matt, debemos presentarte a Blake —dijo Leah, sosteniéndose de su brazo. Así que así se llamaba. Debo admitir que a pesar de su actitud al conocerlo, me quedé intrigada de saberlo.

—¿Ella es la nueva sobrecargo? —preguntó con seriedad.

—Sí —respondió Roxana. Estuve a punto de levantar mi mano para estrechar la suya, simulando que no sabía nada de su existencia antes de esto. Me alegré de no haberlo hecho antes.

—Sensacional... —bufó irritado y lleno de sarcasmo, para después dar media vuelta y retirarse. Rodé los ojos sintiéndome como lo que era ahora; la apestada del capitán.

—Oh, oh... —expresó Roxana.

—¿Qué fue lo que le hiciste? Porque está claro que ya te conoce —dijo Leah con gran curiosidad.

—Es mi vecino, apenas cruzamos palabra una vez —respondí avergonzada.

—¿Pero qué le hiciste? — preguntó Roxana—. Él es muy especial, pero nunca se comporta así sin razón alguna.

—Mi cachorro se orinó en su maceta. —Resoplé.

—Oh, eso definitivamente es razón suficiente como para que Matt te odie —aseguró Leah.

—Oye, tampoco exageres —agregó Roxana—. Matt es de carácter especial, pero no es de odiar a nadie. Tal vez sólo ha tenido un mal día.

—¿Un mal día? Matt es guapísimo y todo lo que él quiera, pero siempre parece estar peleado con la vida. —Rió Leah.

—¿Y por qué? —pregunté intrigada.

—Pff... ni idea. Ese hombre no habla con nadie de su vida. Ni siquiera con su copiloto, que es amigo suyo —dijo Roxana encogiendo ambos hombros.

—Chicas, llegó la hora... —dijo Leah.

~

Subimos al avión y el vuelo comenzó. A pesar de mis nervios, estaba haciendo todo correctamente.

—Oye, ¿quieres? Siempre me ayudan a mantenerme despierta —dijo Leah sacando de su bolso una barrita energética.

—Claro... —Cogí la barrita y rasgué la envoltura—. Y... ¿entonces tú y Matt tienen... ya sabes?

—No, eso quisiera yo. Sólo fue una vez. Intenté lograrlo de nuevo y no me salió.

—¿Y por qué? —pregunté.

—No sé... -dijo con la boca llena—. Sólo me dijo que no volvería a ocurrir, que seríamos amigos y punto. Y cada que lo intento me dice que yo merezco a alguien mejor.

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora