Ben

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Chas:

—¡Me cago en todo, joder! —grité por probablemente quinta vez, mientras intentaba a toda costa destapar el inodoro—. ¡Sí, sí, ya voy! —dije en el mismo tono, cuando el ringtone de mi celular no se detenía.

—¿¡Qué!? —contesté.
—¡Hola, cariño! ¿Cómo te va por allá? —cuestionó mi madre, como si estuviera de vacaciones.
—¿¡Cómo me va a ir!? ¡Todo en esta estúpida cabaña está mal! ¡El inodoro se tapó, la estufa quema toda mi comida y los malditos moscos me están comiendo vivo!
—Cariño, sabíamos que sería complicado. Enviaré a Bertha para que pueda ayudarte con las tareas de la casa, ¿de acuerdo?
—Bien, gracias... —dije más calmado.
—Independientemente de eso... ¿cómo estás? ¿Ya no está triste mi niño por lo de esa mujer?
—Ya lo decidí, mamá, voy a recuperar a Blake.
—¿Qué dices, cariño?
—Lo que oíste... Blake es el amor de mi vida, no la dejaré...
—Pero, cielo, esa mujer te acusó de algo muy grave...
—Madre, Blake siempre va a regresar a mí. Además ella es la solución a nuestro problema económico.
—Ya, pero no creo que ella quiera...
—No más negatividad, madre, ya lo decidí. Además será más fácil ahora que terminó con ese idiota...
—¿De qué hablas?
—Que ya terminaron...
—No, cariño, creo que te equivocas... Blake sigue con ese hombre. Vi su cuenta de instagram hace poco. Siempre sube cosas con él. ¿Quién te dijo eso?
—...
—¿Hijo?
—Envíame la contraseña de tu instagram.
—¿Para qué la qui...
—¡Ahora! —Colgué.

Cuando obtuve lo que pedí, entré al perfil de Blake y encontré una publicación con varias fotos de ellos dos juntos, posando en un árbol de Navidad, en compañía de Coco. Y para rematar una historia en la que ella aparecía grabando a ese malnacido dormido.

Habría arrojado el celular por la ventana de no ser porque sabía que ahora mismo no tenía para comprar otro.

—Esa perra... —dije furioso entre dientes, buscando el contacto de Hayley—. Contesta, contesta, maldita estúpida... —musitaba, esperando a que contestara.

—¡Hola, Chas! —respondió.
—¿¡Qué fue lo que te dije, estúpida!?
—¿De qué hablas? ¿Qué te pasa? No me hables así...
—¡Te hablo como se me venga en gana porque resulta que estoy pagando un apartamento carísimo en Nueva York para que una perra como tú mantenga ahí su inútil trasero!
—¿Cuál es tu problema?
—Hayley, era muy sencillo lo que te pedí... y no lo pudiste hacer...
—Pero, pero yo...
—¿¡Me mentiste verdad!?
—¡No, claro que no! ¡Lo que te conté pasó de verdad!
—¡Entonces quieres explicarme cómo es que esos dos siguen juntos!
—Claro que no Chas... ellos terminaron... —Rió nerviosa.
—¡No trates de engañarme, zorra! ¡Acabo de mirar las publicaciones de Blake!
—¿En serio? Yo creí que ella ya te habría bloqueado de todos lados...
—¡Te quiero fuera de ahí, en este instante! —ordené.
—No, no, espera, Chas, no puedes hacerme esto... Te prometo que haré lo que esté en mis manos...
—¡Una mierda! ¡Si quiero que las cosas se hagan bien, las haré yo! ¡Púdrete, Hayley! —Colgué.

Matt:

—No, es demasiado... —dije retirando el moño de mi camisa.

—¿Cielo, ya estás listo? —preguntó Blake entrando a mi habitación.

—Casi... —Reí con nerviosismo.

—Amor, llevas casi una hora ahí parado. Es una cena de año nuevo, no nuestra boda —dijo entre risitas.

—Ya, pero voy a ver a tus padres... de nuevo, y es una cena importante, creo que no iré... —dije abatido, dejándome caer sobre la cama.

—¿Es una broma, no?

—Vaya que lo es, ¡pero ayúdame! —supliqué con un puchero.

—Vale, vale... ahm... —Entró a mi guardarropa y salió de él con una camisa color azul marino—. Ponte esto...

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora