"No hay tiempo para lamentarse ahora"

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Matt:

—Un hijo...

—Sí, tu hijo, Matt... Sé que has tenido una vida difícil y que estás muy cansado. Pero no puedes rendirte ahora que tienes dos razones muy importantes para luchar. Ellos te necesitan —dijo Milly entre lágrimas.

—¿Por qué no me lo dijo?

—Tú sabes por qué. Pero ella te ama, Matt. Lo sé...

—Perdóname... —Sollocé—. Milly, por favor, perdóname... —Me acerqué para abrazarla, gesto al que ella correspondió.

—Está bien...

Estaba tan apenado con ella y con todos los que tenían que soportarme de esa manera. Pero ahora tenía algo más en qué pensar.

—No dejaré que les hagan daño... —susurré.

—Estoy segura de que estarán bien, Zacky...

—Zacky necesita ayuda. Porque si él no encuentra a Blake, Milly, te juro que yo lo haré. —Tomé las llaves de mi auto y salí de mi apartamento.

—¡Espera! ¡Matt, espera! ¿¡Qué es lo que vas a hacer!? —cuestionaba Milly, a mis espaldas.

Ciertamente no estaba seguro, pero estaba decidido a dar mi vida por encontrar a la mujer que amaba.

Blake:

Teniendo finalmente un lugar para poder desahogar mi miedo e impotencia, abracé mis rodillas y comencé a llorar. ¿Qué iba a ser de mí ahora? Ni siquiera tenía idea de dónde estaba. Chas vendría por mí muy pronto y yo sólo podía pensar en lo que me esperaba. ¿Qué pasará cuando él se dé cuenta de que estoy embarazada? Comenzaba a asimilar lo demente que ese hombre estaba y lo que podía hacerme. Lo que podía hacerle a mi bebé.

Levanté mi enrojecido rostro cubierto de lágrimas y miré la habitación con detenimiento.

Un pequeño cuarto con una cama individual, varias cajas de cartón en el suelo y una ventana. ¡Sí, una ventana!

Caminé hacia ella y recorrí la cortina. Tenía qué ser... estaba asegurada con barrotes. No podía ver la calle al otro lado, más que una parte del techo de aquella casa.

Resignada a que en definitiva era imposible salir por la ventana, mi mirada buscó alguna otra opción. Y de inmediato y gracias al espacio tan pequeño, pude recalcar en la puerta que estaba detrás de todas esas cajas.

Arrastré las cajas hasta que quedaron fuera de mi camino y traté de girar el picaporte. La puerta parecía estar cerrada con llave. Desesperada empecé a buscar por todos lados algo que me ayudara a salir de este maldito lugar.

Al levantar el colchón, encontré justo sobre la base una llave. Esperanzada intenté abrir la puerta, pero cuando esta no abrió, decidí intentar por la otra, misma que abrió sin el mínimo esfuerzo. Era un armario, con una pequeña cadena que colgaba del techo. Tiré de ella para encender la luz y entre más cajas de cartón, encontré hasta el fondo una anomalía en la pared, no parecía ser de concreto. Di un par de golpecitos sobre ella, percatándome así de que ese pedazo de tabla estaba únicamente sobrepuesto. Lo recorrí descubriendo un enorme hueco, por el que podía caber una persona. Recordando algunas de las cosas que hallé en la habitación, regresé para tomar la pequeña linterna que encontré en una de las cajas y entré.

Tantas partículas de polvo volaron cuando mi cuerpo traspasó el hoyo que no pude evitar toser. Puse la mano sobre mis labios cuando escuché la voz de varios hombres. Sentí la muerte tan cerca de mí en ese instante, hasta que las voces siguieron conversando como si nada. Alumbré con la lámpara hacia arriba y supe en dónde me encontraba. Estaba en una casa más grande de lo que imaginaba. Con un pasaje que conectaba a todas las habitaciones. Las escaleras eran de madera muy vieja. Pero era obvio que esto tenía un propósito muy importante. Tal vez, con un poquito de suerte, estas escaleras habían sido creadas para escapar en caso de problemas y tener qué salir de este lugar. Sí, esto debe llevar a alguna salida.

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