Cita apresurada

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—Matt tiene razón, Amy... —agregó Blake—. Además... yo podría conseguirte un trabajo.

—¿En serio? —Vi reflejada la esperanza en los ojos de Amy.

—¡Sí!... Sabes, mi madre siempre busca damas de compañía y la última que tenía renunció. Tal vez ella quiera contratarte... —explicó Blake.

—Creí que no te estabas llevando bien con ella —dije con el entrecejo fruncido.

—Sí, es verdad, pero haré lo que sea para convencerla. No te prometo nada, pero te jiro que lo intentaré... —Le aseguró a Amy.

—¿Y qué tendría qué hacer yo? —preguntó Amy confundida.

—Mi mamá es de pocas amistades y como mi papá trabaja mucho no tiene con quién pasar el rato. Sólo tendrías que acompañarla en las cosas que normalmente hace en el día; ir por café, a comer, de compras, tal vez de vez en cuando acompañarla a alguna pasarela, o simplemente charlar con ella... —Joder, eso sí que se escuchaba como el trabajo que me gustaría para Amy.

—Se oye estupendo... Me harías un enorme favor... —dijo Amy, esperanzada.

—Haré lo que pueda, pero por ahora no quiero verte triste. —Blake guiñó un ojo.

—Gracias... —Amy abrazó cariñosamente a Blake—. Lo siento, ya ni siquiera pude saber a qué venías...

—Oh, es que me preguntaba si tenían un par de huevos que me prestaran. Se los repondré mañana sin falta —aclaró Blake.

—¿No quieres llevarte el kilo de huevo entero? —pregunté.

—¡Matt! —Rió Blake.

—No, lo digo en serio, ahora mismo te daría todo mi refrigerador. —Señalé mi refrigerador con mi dedo pulgar.

—Con los dos huevos tengo suficiente, Matt, gracias... —Sus mejillas no se ruborizaban así con Tanner, eso me devolvía un mínimo porcentaje de ánimo.

—Vale... —Reí, tomé un par de huevos de mi nevera y se los entregué a Blake—. Te acompaño a la puerta...

—Gracias —respondió.

—¿Qué? —pregunté al notar la mirada de Amy sobre mí.

—No, nada... —Apenas contuvo su risita.

—Oye... —Llamé a Blake, una vez pasó el marco de mi puerta—. Te agradezco muchísimo lo que vas a hacer por mi hermana.

—Haré lo que pueda, aún no me lo agradezcas...

—Cállate... claro que te lo agradezco, ¿acaso no viste lo mucho que cambió el semblante de mi hermana con lo que le dijiste? En serio te debo una... —Coloqué mi mano sobre su mejilla, haciendo que sus ojos se abrieran ligeramente más de lo común. Me encantaba cuando hacía eso, a pesar de que me era difícil comprender el porqué.

—Un-n placer... —¿Había tartamudeado?, ¿había puesto nerviosa a Blake?, ¿acaso ese gesto con sus ojos me lo estaba diciendo? Estoy confundido, soy pésimo en esto.

—Lo siento... —Aparté mi tacto de su rostro.

—No hay problema... Ahm, ¿nos vemos mañana para empezar con mis clases de manejo? —Sonrió.

—Sí, por supuesto. —Correspondí a su gesto.

—Vale, nos vemos... —Se despidió de mi con un beso en la mejilla y regresó a su apartamento.

Blake:

Eran casi las nueve de la mañana y yo me había rehusado a levantarme, hasta que escuché que alguien llamaba a mi puerta. Coco movió la cola de un lado a otro, saltó de la cama y corrió hacia la puerta. ¿Acaso Matt había llegado por mí tan temprano?

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