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Caminé al supermercado más cercano, pasando por enfrente del parque. Lugar en donde a unos metros enfrente de mí, se encontraba Blake, sentada en una banca, revisando su celular. Como siempre, luciendo tan preciosa. Con una falda corta y tableada en color gris, una blusa negra y un suéter color verde. Maravilloso momento para haberme salido en ropa deportiva.

—Blake...

—¡Hola, Matt! —Sonrió, bajó su hermosa pierna dercha de la izquierda y se puso de pie.

—¿Qué haces aquí?

—Ahm... —Se tornó seria—. Estoy esperando a Tanner. Se demorará un poco, dice que hay tráfico. —Mi estómago resintió aquello.

—Oh... —No digas nada negativo, Matthew, no digas nada negativo...—. Deberías regresar a tu apartamento, no me gusta que estés sola aquí.

—Sí, supongo que regresaré a esperar hasta que llegue. —Se encogió de hombros—. ¿Tú a dónde vas?

—A comprar leche.

—Comprendo... Ten cuidado.

—Estaré bien. —Sonreí al notar a Blake ligeramente preocupada.

—Vale...

—Nos vemos. —Ambos nos despedimos con un beso en la mejilla y yo seguí mi camino, percatándome de que mi celular comenzaba a sonar.

—Hola, Maddi. —Respondí la llamada.
—¡Hijo, qué gusto escucharte!
—También es un gusto escucharte, ¿por qué no has venido?
—He estado muy ocupada, cariño, pero pronto iré a vistarte. Necesito conocer a Amy y a Amelia, Zacky y Milly me han hablado mucho de ellas.
—Será un gusto que vengas a conocerlas.
—Gracias, hijo, prometo ir mañana mismo. ¿Necesitan a alguien para cuidar a la niña? Sé que ambos deben trabajar.
—Ahm.. sí de hecho estaba pensando en una niñera, pero a Amy no le pareció mucho la idea.
—¡Pero claro que no debe de parecerle! Yo tampoco confío en las niñeras, cariño, para eso estoy yo.
—¿Quieres cuidarla tú? —Sonreí.
—Si Amy me lo permite sería un gusto.
—Le comentaré, Maddi, gracias por tu apoyo.
—No tienes por qué agradecer, hijo. ¿Qué estás haciendo?
—Estoy camino al supermercado, Maddi.
—¿Estás hablando por teléfono en la calle? Cariño, ya habíamos hablado de eso. Si vas en la calle, debes prestar atención.
—Perdóname, Maddi, a la próxima ignoraré tu llamada. —Reí.
—Prefiero que lo hagas. Te dejo, no quiero que estés distraído.
—Vale, vale, te quiero.
—Y yo a ti, hijo. —Colgué.

Blake:

Había decidido que regresaría a mi apartamento, hasta que Tanner llegara. Las calles se oscurecían cada vez más y el aire se tornaba más frío a cada minuto. Definitivamente debía regresar ahora, tal y como Matt me lo había sugerido. Pero algo estaba mal. Demasiado mal. Y no era conmigo. Había una voz en mi cabeza suplicándome a gritos, que debía seguir a Matt. Ese mismo extraño sentimiento que presencié aquella vez que se puso en peligro en esa maldita azotea.

Mi mirada no se había aparatado ni un segundo de él, desde que nos habíamos despedido. Matt caminaba a una velocidad común, pero sus pasos eran largos, por lo que en poco tiempo estaba a más de una calle de distancia de mí. Llevaba el celular sobre su oreja y su mano izquierda dentro de su bolsillo.

Mi pecho subía y bajaba, mis ojos se negaban a si quiera parpadear y había un zumbido llenando mi sentido de la audición.

Sin pensarlo más, caminé con paso apresurado, siguiendo sus pasos, subiendo gradualmente la velocidad, hasta casi estar trotando.

Cuando estuve a pocos metros de él me detuve y miré a mi alrededor, sin saber con exactitud el porqué de mi comportamiento.

Con la respiración acelerada, puse mi espalda contra la pared y permanecí en silencio, sólo observando. Mis manos sudaban y no podía erradicar esa sensación de que algo andaba mal.

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora