"Pijamada"

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Mientras curaba el pie de Matt, no paraba de subir la mirada, buscando la suya. Pero él parecía estar inmerso en sus pensamientos.

—Coco, basta —le dije a mi mascota, cuando él no paraba de lamer el pie que yo intentaba terminar de curar.

—¿Qué? —preguntó Matt al darse cuenta de que mis ojos no se apartaban de él.

—Estoy esperando una explicación.

Él se encogió de hombros y resolló brevemente.

—No sé qué quieres que explique, Blake.

—Sabes bien qué es lo que quiero que expliques. —Rodé los ojos.

—Yo...

—¿Por qué intentaste suicidarte, Matt?

—Yo no quería eso...

—¡Matt, estabas a nada de saltar por un edificio! —dije histérica.

—Blake... Blake... —Nervioso se inclinó hacia mí y cubrió mis labios con su mano izquierda. Misma que aparté de inmediato—. No quiero que nadie más se entere, las vecinas aquí son unas malditas entrometidas.

—¿¡Me estás llamando entrometida!?

—No, no, a ti no... Blake... me refiero a las ancianas sin vida propia que viven aquí.

—¡No tienes por qué preocuparte! —dije sarcástica.

—¿Ah, no? —dudó.

—No, de cualquier manera lo sabrán, y no sólo ellas, porque voy a llamar al 911. —Me levanté, saqué mi celular del bolsillo de mi bata y comencé a marcar.

—¡No, no...! —Matt me arrebató el celular.

—¡Matt, dame mi celular! —ordené.

—¡No! Blake, entiende, esto no debe saberlo nadie, no puedes decírselo a nadie.

—Claro que puedo hacerlo. No dejaré que vuelvas a intentarlo, Matt. ¿Qué pasará a la próxima que lo intentes y yo esté dormida?

—Eso no volverá a pasar, Blake, porque incluso antes de escuchar tu voz ya me había arrepentido de lo que estaba haciendo. ¡No lo iba a hacer, te lo juro! —Tomó mis manos entre las suyas. Ese gesto, en compañía de esos ojos me había dejado sin palabras. Literalmente, todo lo que quería decir hace tan sólo un momento, había desaparecido—. Blake, te lo suplico... no le digas a nadie.

—Matt, no puedo dejar que lo intentes de nuevo... —dije evitando mirar esos adorables ojos.

_No lo haré, lo prometo. Pero te suplico que no digas nada. —Sólo pude suspirar —. Por favor, Blake... ¿Puedes? —Sostuvo mi barbilla con sus dedos, tal y como me encantaba que lo hiciera. Joder, Matt suplicando vaya que era peligroso.

—¡Deja de mirarme como cachorro atropellado! —Matt no desistió—. Vale, no diré nada... —Él me dedico una tierna sonrisa.

—Gracias...

—Pero debes tomar terapia. Y contarme ahora mismo qué es lo que te sucede —espeté, al tiempo que lo señalaba con mi dedo índice.

—Ya he retomado mi terapia. Hace poco.

—¡Ah, perfecto! Ahora ve al grano entonces... ¿Qué es lo que pasa contigo?

—Blake, no he tenido una vida fácil desde que era muy pequeño.

—Dime... —Tal vez no estaba lista para saber cuál era la razón del profundo dolor de este chico. Pero lo que presenciado hoy, ameritaba que lo supiera ya.

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