Contradicciones

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—Si subo un kilo será tu culpa —dije divertida, mientras íbamos en el elevador de nuestro edificio, hasta el piso de arriba.

—La comida estaba deliciosa, tú misma lo dijiste. ¡No iba a dejar que sólo probaras las ensaladas! —replicó entre risas.

—Creo que ya hasta me veo barriga... —dije con un falso puchero, palpando mi abdomen.

—No sabía que estabas embarazada, Blake —dijo irónico para después echarse a reír.

—Muy gracioso —musité intentando parecer indignada, pero me había hecho tanta gracia como a él. Tanto que no pude seguir conteniendo la risa.

—Ahora hablando en serio... a mí de verdad se me ha hecho barriga... —levantó su camiseta y dejó al descubierto su hinchado abdomen, gracias a tanta comida. Ambos estallamos en risas.

—Tal vez los músicos debieron ocuparte como repuesto de timba. —dije apenas conteniendo la risa, para poder hablar.

Matt se dobló de risa, al igual que yo, al tiempo que me sostenía de su espalda. La puerta del elevador se abrió, y al otro lado encontré a mis padres mirándonos con desaprobación.

Matt:

Con una mano en mi rodilla, y otra sosteniendo mi inflado estómago, reía como hacía años que no lo hacía, gracias a las ocurrencias de Blake. El sonido de su risa era tan divertido y tierno a la vez, que me contagiaba cada que aquél sonido emanaba de su boca. Me había percatado de que esto último era mutuo. Mi risa era tan contagiosa para ella, como la suya para mí. Por lo que detenernos era imposible.

Las puertas del elevador se abrieron, y tal vez debí de sentir pena al ver que una pareja de adultos maduros nos miraba con una ligera repulsión, pero no podía parar. Estaba teniendo un ataque de risa y por alguna razón, Blake había parado de reír.

—¿Mamá, papá? —dijo Blake recuperando el aliento.

Mi risa paró en seco y me torné serio de inmediato.

—¿Qué están haciendo aquí? —continuó Blake con las preguntas.

—Mejor dinos qué es lo que hacías tú Blake... —murmuró la mujer con rabia.

—Yo, estaba en... —Blake se volvió hacia mí—. Ah, papá, mamá, quiero presentarles a Matt. Matt él es Phill, mi padre, y ella es Helena, mi madre —nos presentó con una sonrisa

—Es un placer conocerlos —Sonreí nervioso y levanté la mano para estrechar la del padre de Blake. Pero ambos sólo me dedicaron unas cortísimas miradas de desprecio, para después volverse hacia Blake.

—Necesitamos una explicación, señorita —dijo la mujer.

—Blake, nosotros te educamos correctamente, no puede ser que hagas esto —añadió el hombre, mientras yo estrechaba mi propia mano con la izquierda y caminaba hacia mi apartamento.

—Oigan, se las están dando de muy educados, ¡pero acaban de ignorar a Matt como si fuera basura! —dijo Blake apenada. "Gracias, Blake", pensé.

—¡Pues claro que no nos interesa conocerlo, nos interesa saber por qué sales con alguien cuando andas con Chas! —exclamó la mujer.

—¡Matt, espera! —me llamó Blake, cuando abrí la puerta de mi apartamento. —Esto es jodidamente patético... —dijo más para ella misma que para cualquiera que estuviera en este pasillo.

—¡Tu vocabulario, niña! —recalcó su madre con enojo.

—¡Ya no soy una niña, mamá! —dijo para después caminar hacia mí—. Matt, espera, no te vayas, siento mucho esto.

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora