"¿Quién es el chico?"

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—No quiero hablar, Amy... —respondí, al escuchar nuevamente que llamaban a mi puerta.

Pero extrañado de que no hubiera ninguna objeción de su parte, me levanté del suelo y caminé hasta la puerta.

—Blake... —dije esperanzado al encontrarla del otro lado, con los ojos irritados y los brazos cruzados.

—Amy me abrió... —explicó—. Necesito que me expliques lo que pasó... —dijo interrumpiendo mis movimientos, antes de que pudiera sostenerla entre mis brazos.

—Claro... claro que sí... Pasa...

~

—Maldita la hora en la que siquiera le dirigí la palabra a esa mujer, maldición, sólo trataba de ser amable... —Me lamentaba en voz alta, mientras Blake sólo escuchaba, sentada delante mío—. Preciosa, yo no quiero a nadie que no seas tú... No me interesa. Ni siquiera me gustaba esa mujer. A mí me gustas tú y no sabes lo aterrado que me sentí de que esto sucediera...

Blake se colocó a mi lado y permitió lo que estaba anhelando desde lo sucedido.

—Lamento mucho lo que viste... Pero te juro que no es lo que parecía ser... —susurré con la nariz hundida en su suave cabello.

—Reaccioné pésimo, y fue un error, ya que tienes razón... Sé que tú no eres así...

—Tenías que reaccionar así... Detesto haberte hecho llorar de nuevo, cielo.

—Shhh... —Me dio un tierno y largo beso—. ¿Vas a volver a hablarle?

—Pero por supuesto que no, amor...

—Ya, qué bueno, porque a la próxima la dejo calva...

Estallé en risas.

—No te bañaste... —dije mirándola de arriba a abajo.

—Nope... —respondió apenada—. Coco se escapó por un segundo cuando terminé de bañarlo.

—Entonces supongo que vaya que me corresponde a mí esa tarea —mencioné sonriendo de lado—. Voy a preparar el agua...

—De acuerdo...

Besé sus rosadas mejillas una vez más y preparé la tina con agua caliente.

~

Chas:

—¡Vaya! ¡Una alegría me has dado el día de hoy, joder! ¡Gracias!
—¿Entonces sí puedo quedarme un poco más, cierto?
—Sí, mujer, sí... ¿ves que no era tan difícil? Me habría encantado ver la cara de ambos. —Estallé en risas.
—Creí que aún amabas a Blake...
—Y lo hago. Esa chica será mía de nuevo, Hayley...
—Ya, pero creo que te has pasado un poco. En verdad se encontraba mal...
—Ay, vamos, Hayley... ¡lo disfrutaste! Además yo no lo hice. —Di un mordisco a mi manzana.
—Disfruté el pequeñísimo beso que le pude dar a su hombre... Más no su reacción... ¡Y yo lo hice porque de otra manera me habría quedado sin techo!
—No tienes por qué estar preocupada. Blake me ama a mí. Siempre me ha amado a mí...
—No lo sé, Chas... Blake se veía muy afectada y creo que si de verdad la quisieras, querrías verla feliz...
—Quiero verla feliz, cariño. Pero conmigo... Así que deja a un lado tus sermones de mujer buena y pura de corazón, porque no te quedan ni un poquito.
—...
—¿Cuándo vienes a verme? Tiene tiempo que no la pasamos bien...
—Paso... —Colgó.

Retiré el teléfono de mi oreja, mostrándome indignadísimo.

—Perra...

Hayley:

Sentada, en una de las áreas verdes del edificio, bebía un café y fumaba un cigarrillo, disfrutando de la fría mañana en Nueva York.

Sí, definitivamente vivir aquí está de puta madre. Tal vez lo que le había hecho a Matt y a Blake estaba mal, pero después de todo siempre iba a estar yo en primer lugar.

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