Deseo

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-¿Estás bien, Blake? - pregunté.

-Sí, sí... -Limpió rápidamente sus lágrimas-. Debo ir al... baño... -Pasó por mi lado, pero enseguida la retuve.

-Eh, eh... -Acuné su angelical rostro entre mis manos. ¿Por qué no podía controlar mis manos cuando se trataba de ella?

Blake puso su cara contra mi pecho y estalló en llanto. ¿Por qué su propia familia tenía que hacerle esto a ella, cuando evidentemente era la única víctima en todo esto? Verla sufrir me dolía, no se lo merecía. Ella merecía todo el apoyo que a mí me estaba dando.

Cuando ella logró calmarse entre mis brazos. Los nervios regresaron a mí. Blake estaba demasiado cerca, y yo estaba volviendo a tener una erección. ¿Qué carajos pasaba conmigo?

Vamos, Matt, piensa en otra cosa. Zacky en calzoncillos, siempre ayuda. Sí, Zacky en calzoncillos.

-Lo siento... -Blake subió la mirada, encontrándose con la mía, sin alejarse ni un centímetro. ¿Cómo que esto le empezaba a gustar, no?... ¿A quién engaño? A mí también me gustaba tenerla tan cerca.

-Tranquila... -Sonreí-. ¿Te sientes mejor?

-Sí, sí, gracias... Siento mucho lo del rodillazo en...

-Descuida, ya estoy mejor. -Reí.

-Lo noto -dijo coqueta. Dios.

-¿Cómo? -Me puse como un tomate.

-Nada, nada, que noto en... tu semblante que estás mejor. -Soltó una risita.

-Sí, lo estoy, ahm... -¡Zacky en calzoncillos, Zacky en calzoncillos!-. Ahm... debo ir al gimnasio.

-Oh, sí, claro, ve, yo tomaré una ducha. -Se alejó de mí y caminó hacia su habitación.

Sí, definitivamente ir al gimnasio me ayudaría a pensar en otras cosas. O eso creía.

~

Después del largo vuelo de Nueva York, hasta California, salí del avión intentando enderezar mi columna.

-¿Ya nos avisaron si vamos a poder descansar el culo? -le pregunté a Mohammed, quién rió ante mi comentario.

-Aún no. Pero no deben tardar en hacerlo.

-Ya... -Miré a la chicas y noté que entre ellas no estaba Blake-. ¿Y Blake?

-No sé, pregúntale a las chicas. -Se encogió de hombros-. Tú y ella se llevan muy bien, ¿no? -Sonrió de lado.

-Sí, sí, ¿qué pasa? -Encogí ambos hombros.

-Pasa que tú me dijiste que te caía mal. -Hizo saltar sus cejas.

-La gente cambia de parecer, ¿yo qué sé? -Miré al suelo.

-Vamos viejo, no me engañas, sé que esa chica te gusta. Y más allá del físico, claro, ¿porque a quién no le gustaría?

-Voy a buscarla -dije serio dando por concluida la charla-. Chicas, ¿saben dónde está Blake? -pregunté al acercarme a Roxana y a Leah.

-Oh, le tocó asegurarse de que ningún pasajero hubiera olvidado algo -respondió Roxana.

-¿Por qué la pegunta, Matt? -preguntó Leah un tanto seria.

-¿Eh?, ah, es que tuvo un problema hoy en la mañana que la dejó un poco afectada, y estoy preocupado, no quisiera que se quedara sola ahora.

-¿Qué le pasó? -preguntó Roxana.

-¿Desde cuándo son tan íntimos? -preguntó al mismo tiempo, Leah.

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