Un equipo

15 3 9
                                    

Cuando Brian y Johnny se fueron, comenzamos a poner en marcha el plan. Jenn distrajo al de seguridad, mientras nosotros ingresábamos. Era una suerte que estuviéramos haciendo esto tarde, ya que el número de personal era muchísimo menor.

—Hola, venimos a ver al agente Zachary Baker —dije a la asistente, con Jimmy a mi lado.

—Lo lamento, él está ocupado. Está en el interrogatorio. Tardará tal vez una media hora más. Si gustan pueden esperarlo.

—Sí, claro, muchas gracias —respondí.

Jimmy y yo caminamos hasta la pequeña sala de espera, justo enfrente y nos sentamos. Después de eso, Tanner entró.

—Hola... —saludó a la asistente con una sonrisa.

—Ahm... buenas noches, ¿qué puedo hacer por usted?

—Decirme cuándo acaba tu turno —dijo en tono coqueto.

—¿Disculpe? —preguntó la mujer, apenada, reacomodándose las gafas.

Una mujer de tal vez unos veintiocho años, con el cabello negro y lacio amarrado en una trenza, que lucía realmente tímida.

—Eso... Te vi y supe que necesitaba invitarte por un café. ¿Qué dices? —propuso Tanner.

—Sólo dígame qué es lo que necesita señor... —dijo evadiendo su mirada.

—Ya te dije qué es lo que necesito.

—Dudo que mi compañero de seguridad lo hubiera dejado entrar si le hubiera dicho que sólo venía a buscar a alguien para tener una cita.

La chica era lista, pero Tanner debía serlo más, debido a que el bienestar de sus bolas estaba en juego.

—Me atrapaste. La verdad es que ya te había visto antes... —dijo Tanner.

—¿En serio? —preguntó la mujer, intrigada.

—Sí, vengo seguido por aquí. Sólo que no me había atrevido a acercarme a ti —aseguró Tanner—. Soy hijo del agente Bristol.

—Oh, vaya... No tenía idea de que el agente Bristol tuviera hijos.

Debo admitir que lo estaba manejando muy bien, pero ahora debía encontrar la manera de alejara de la puerta de la oficina.

—¿Que no se supone que su esposa falleció hace muchos años? —preguntó la mujer.

—Ahm... soy adoptado.

Quise levantarme y darle una patada en el culo, ya que aquello se había escuchado cero natural.

—Ahh...

La chica desconfío, pude verlo en su mirada, pero lo nerviosa que la ponía Tanner era mi esperanza.

—Como sea, ¿vas a aceptarme el café o es que ya tienes novio? —preguntó Tanner, volviendo a su tono de conquistador.

—No... no tengo novio... —Rió nerviosa—. Es sólo que estoy trabajando.

—Dime cuándo acabará tu turno, pasaré por ti. Sólo dame tu número.

—Pueden regañarme si me ven haciendo eso...

—Pero quieres...

La chica se puso más roja que un tomate.

—Vale, hagamos algo, seremos discretos. Haz como si fueras al sanitario. Ahí te esperaré, ¿de acuerdo? —Tanner le guiñó el ojo y salió.

La joven mujer, después de algunos eternos segundos pensando al tiempo que mordía la goma de su lápiz, tomó una nota adhesiva de color púrpura de su cajón, anotó rápidamente algo sobre él, con el lápiz y se levantó de su escritorio.

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora