Cuando sus labios besaron los míos, logré recuperar el control de mi propio cuerpo. Reaccionando así, apartando mi rostro.
—Blake... ¿qué haces? —¿por qué sentía mis mejillas arder? Excelente, lo que faltaba. Ponerme rojo cual puto tomate.
—Lo que quieres que suceda... —Su inteligencia, seguridad y poder de seducción, me estaba volviendo loco. Y más el tono de su respuesta. En un tono bajo, pero perfectamente audible. Tan provocativo.
Acercó sus labios a los míos, hasta que quedaron a escasos centímetros de volverse a encontrar. Pero se había detenido. ¿Qué estaba haciendo? Ansioso por seguir, puse ambas manos alrededor de su nuca y volví a besarla. Aceptando que por supuesto que tenía razón. Y entendiendo así, su lenguaje corporal. Había permitido que yo siguiera, si es que de verdad era eso lo que deseaba. Y carajo, claro que eso era lo que quería, a pesar de que me lo negué a mí mismo una y mil veces desde que la vi por primera vez.
Sus labios se deslizaban perfecto entre los míos, besaba tan bien. Sus manos se posaron en mi pecho, mismo que empezaba a subir y bajar rápidamente. Bajé mis manos a su cintura y la llevé hasta mi habitación, sin despegarme de sus carnosos labios.
Al llegar hasta mi cama, Blake me empujó haciendo que cayera sobre ella.
—Blake... yo... —Me senté en la orilla de la cama—. Yo no quiero que pienses que yo...
—Shhh... —Colocó su dedo índice sobre mis labios—. Hablas demasiado...
Arrojó la toalla que le había dado al suelo, y se despojó de la camisa a cuadros que llevaba por encima de esa blusa de tirantes. Para después colocarse a horcajadas sobre mi regazo y seguir con los apasionados besos. Bajé mis manos a su trasero, mismas que subieron poco a poco hasta su espalda, por debajo de su blusa. Rápidamente me deshice de esta prenda, cuando ella alzó los brazos ayudándome. Mi vista y tacto se había ido inmediatamente a sus pechos, que eran cubiertos por un bonito bralette negro. Dios, mi yo del pasado que consideraba a las mujeres como objeto para follar se había ido desde hacía mucho, pero no podía evitar pensar que el cuerpo de esta mujer había sido hecho perfecta, y específicamente para esto.
Blake:
El frío en mis huesos al lado de Matt, no había durado. Seguía empapada, pero estaba tan caliente, que era como si el agua que quedaba en la poca ropa que llevaba ahora, se hubiera entibiado. Las caricias y los besos de Matt, estaban mojando otra zona de mí, como hacía mucho tiempo que no ocurría.
Sin perder más tiempo, me deshice de mi bralette y permití que Matt hiciera lo que tanto anhelaba hacer, desde que me había quitado la blusa.
Solté un agudo y corto gemido al sentir su lengua sobre mis pechos. Me deshice de su sencilla camiseta negra de manga corta, y dejé que siguiera, mientras mi mano derecha bajaba a su erección. Soltó un gruñido, se puso de pie, conmigo en brazos y me colocó sobre la cama. Una muy cómoda cama, pero que ahora mismo era lo de menos.
Bajó la bragueta de mis jeans, y los bajó lentamente, dejando delicados besos en cada centímetro de piel que se descubría. Este hombre no sólo era ardiente, era un amor.
Empezó a desabrochar su cinturón, y se apresuró aún más, cuando yo me saqué las bragas, quedando así desnuda por completo. Sonreí traviesa al ver sus torpes movimientos. Y me mordí el labio inferior, al ver que él también quedaba desnudo ante mí. Maldición, no recuerdo si esto me lo había contado Leah con anterioridad. Pero vaya que estaba bien dotado. Totalmente a juego con ese cuerpo tan escultural.
Se inclinó hacia mí, besó mis labios e introdujo dos de sus dedos en mi intimidad. Habían entrado con tanta facilidad.
—Hazlo ya... —le dije ansiosa.
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Set Me Free
FanfictionLa calma no llegó después de la tormenta más violenta. Cuando la peor pesadilla de Matt se hizo realidad, supo que su más merecida condena sería vivir para siempre dentro de ella. Ahogándose en remordimientos, y refugiándose en recuerdos. Deseando...