Blake:
No soportaba más la incomodidad. ¿Por qué tuve qué venir? Odio que siempre tengas la razón, Matt. El viaje de regreso se me había hecho eterno.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó Chas, mientras caminabámos hacia la entrada del edificio.
—Sí, claro.
—¿Estás saliendo con alguien?... ehm, no creas que te quiero controlar o algo similar, si no quieres decirme, está bien.
—Nope... —Bajé la mirada, suponiendo que Chas había visto mi foto con Matt, desde alguna de sus cuentas falsas—. ¿Por qué?
—Curiosidad... De nuevo te digo que te ves muy hermosa.
—Gracias... —Reí nerviosa.
—Mis padres preguntan mucho por ti. Tal vez un día de estos podamos ir a cenar con ellos, como en los viejos tiempos —propuso.
—Ahm... ¿quién puso un piano encima de tu auto? —Aquello fue lo primero que llegó a mi cabeza, para que esto acabara. Chas frunció el entrecejo y se volvió de inmediato hacia su auto—. ¡Nos vemos luego, Chas, gracias por el desayuno! —dije mientras entraba a toda prisa al edificio.
—¡Blake, espera! —Me llamó.
Fingiendo estar sorda, entré al ascensor antes de que este se cerrara. El señor de edad avanzada que se encontraba dentro me miró como si de un bicho raro se tratara y siguió en lo suyo.
Resoplé sintiéndome aliviada. En mi vida volveré a cometer este error. Si tan sólo le hubiera hecho caso a Matt... Ni siquiera pude terminar mi desayuno, porque Chas necesitaba limpiar su maldita camisa. ¿Quién carajos avienta frutas? Aunque tal vez fue lo mejor. No sabía a qué nivel podía llegar Chas si ya había llegado al de hablar de nuestro pasado íntimo.
Al llegar, tomé una manzana de la cocina, decidida a terminar de saciar mi apetito y abrí mi instragram, intentando tomar valor para borrar esa foto.
Con un corazón de manzana colgando de mi mano izquierda, después de varios minutos, supe que ahora mismo eso no me sería posible. A mi cabeza venían recuerdos de nuestros momentos juntos en Santorini. Aquella isla había quedado marcada tanto como yo.
Matt se había negado a luchar por esto. Por esta razón, me obligaba a mí misma a hacer lo mismo. Pero mi corazón no parecía cooperar. Parecía vivir permanentemente en el pasado reciente y en lo mucho que me hizo sentir nuevamente esta mañana cuando su mano tocó mi cuerpo y cuando sus ojos me habían hecho su esclava una vez más. ¿Cómo hacerle ver que esto terminó?
Al borde de las lágrimas, retiré el brazalete de mi muñeca y caminé hasta el metálico bote de basura que se encontraba en la cocina. Presioné el botón con ayuda de mi pie y cuando estuve a nada de arrojarlo dentro, me detuve casi de forma involuntaria. Mis sollozos de impotencia resonaron en la cocina, percatándome de que tampoco podía hacer esto. Caí de rodillas en el suelo, pegando el brazalete a mi pecho. Dios, Matt, me llevaste tan más allá del cielo, que la caída fue fatídica.
Tomé mi celular y llamé a mi padre.
—Hola, nena. —Contestó.
—Hola, pa. ¿Has vuelto ya de Seattle?
—Regresaré esta noche, cariño, ¿por qué? ¿Te encuentras bien? ¿Has comido mejor?
—Sí, sí, estoy bien y he comido mejor, es sólo que...
—¿Qué sucede, mi amor?
—Quisiera... pasar unos días en la casa... si no te molesta...
—Cariño, ¿cómo va a molestarme? Esta es tu casa, puedes venir cuando quieras. Pero dime qué ocurre.
—Es que... —Estallé en llanto—. No puedo estar aquí ahora, pa, no puedo...
—¿No te ha gustado tu apartamento, cielo? Sabes que podemos buscarte otro.
—No, no, no es eso...
—¿Entonces qué sucede?
—Es que no quiero hablar de eso...
—¿Ese imbécil de Chas volvió a hacerte algo?
—No, no, Chas no me ha hecho nada.
—¿Quién le hizo daño a mi bebita?
—Creo que me conoces demasiado bien... Pero en serio no quiero hablar de ello.
—Vale, vale, está bien, no hablaremos de eso. Nos veremos a las siete, iremos a cenar a tu restaurante favorito, te haré reír tanto como siempre lo hago y vendrás a la casa a descansar. ¿Te parece?
—Sí, claro... —Su propuesta me hizo sonreír.
—Intentaré dejar el trabajo lo más que pueda estos días para no dejarte sola.
—Vale... Gracias, papi.
—Empaca algunas cosas y también trae a Coco.
—Está bien...
—Te amo, cariño.
—Y yo a ti... —Colgué.
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Set Me Free
FanfictionLa calma no llegó después de la tormenta más violenta. Cuando la peor pesadilla de Matt se hizo realidad, supo que su más merecida condena sería vivir para siempre dentro de ella. Ahogándose en remordimientos, y refugiándose en recuerdos. Deseando...