"No necesitas decir más..."

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Matt:

No podía evitar verme a mí mismo reflejado en Blake. El miedo que ella sentía era tan familiar para mí, que supe que no podía hacer nada si ella no lo quería así.

—Blake, esto no puede quedar así. Debemos llamar a la policía... —dijo Tanner tomando su celular—. Sé que te será difícil hablarlo, pero te asguro que... —Le arrebaté el teléfono de la mano.

—No vas a hablar a nadie... —dije serio.

—¿Qué dices? ¿Entonces qué pretendes hacer?

—No lo sé, pero llamar a la policía, no. Blake dijo que no.

—Pero, joder, este tipo tiene que recibir su merecido... —insistió Tanner.

—Sigue insistiendo y quedarás igual que este saco de basura... —amenacé—. No tienes ni puta idea de lo que Blake está sintiendo.

—Vale, lo siento... Lo siento, Blake... —dijo Tanner apenado.

—Está bien... —dijo Blake secando sus lágrimas.

—¿Entonces qué hacemos? ¿Vamos a tirarlo a algún lado? —preguntó Tanner.

—Mala idea no es... —Busqué en los bolsillos de Chas su billetera, cuando la hallé, revisé directamente su identificación—. Esta debe ser la dirección de la casa de sus padres... —supuse.

—Sí, es esa —confirmó Blake.

—Bien, entonces hay que ir a dejarles a su bastardo violador hijo —dije mirándolo con asco.

—Hecho —dijo Tanner.

—Espera, primero debemos asegurarnos de que nadie nos vea. Echa un vistazo al estacionamiento, revisa que el guardia no esté cerca de mi auto.

—Este imbécil llegó en su Mercedes —aclaró Tanner.

Busqué las llaves del auto en sus bolsillos.

—Entonces meteré el Mercedes al estacionamiento, iremos a dejarlo con todo y su auto de mierda. Quédate con Blake en lo que lo hago. Cuando termine, subiré para ayudarte.

—Vale —respondió Tanner, conforme con el plan.

—Matt... —Blake volvió a abrazarme antes de que saliera del apartamento.

—Tranquila, estás en buenas manos, preciosa, no tardaré, lo prometo —dije acariciando suavemente su mejilla, limpiando de igual manera los restos de su maquillaje corrido.

—¿Te quedarás conmigo? —preguntó con los ojos cristalinos.

—Claro que sí... —Besé sus labios fugazmente y bajé por el auto de esa basura.

Cuando Tanner y yo metimos a Chas en el maletero a escondidas del guardia de seguridad del estacionamiento, conduje hasta la dirección que se encontraba en su identificación.

—Vaya, sí que tienen dinero estos hijos de puta... —dijo Tanner, mirando la enorme propiedad.

—¿Crees que ya haya despertado? —pregunté.

—No creo... lo dejamos noqueado, y tú aún más. Me pregunto si seguirá vivo.

Abrí la cajuela y sentí el pulso en su muñeca.

—Sí, estará bien... Para mala fortuna nuestra... —Rodé los ojos.

—Hierba mala nunca muere —citó Tanner.

—Pero no volverá a tocar a Blake...

—Te apoyo... ¿Dónde lo dejamos?

Miré la casa con detenimiento, para después volverme hacia el auto.

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