Niña

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—¿Después de eso qué sucedió?

—Blue me dijo que tenía potencial, y dijo que si me portaba bien, me sacaría de esas habitaciones.

—¿Blue?, ¿habitaciones?

—Sí, Blue es dueño del club, su verdadero nombre es Keane, pero no le gusta que ninguna de nosotras lo llame así. También es dueño del negocio que hay en el piso de abajo. Que consiste básicamente en un prostíbulo de chicas que están drogadas. Ahí es donde él ordena que metan a las chicas nuevas. Las que lo obedecen, suben a trabajar al club, de bailarinas exóticas y también prostituyéndonos, aunque con la diferencia de que es en nuestros cinco sentidos y cobrando mucho más del doble.

—Cuéntame más de Blue...

—Su club es muy grande y famoso entre las personas más repulsivas que pueda haber en Nueva York... Según sé, lo abrió hace no muchos años, pero siempre se ha dedicado a lo mismo. —Cassie respiró profundamente y prosiguió—. Acaba de cumplir cuarenta y tres años, está casado y tiene una hija...

—¿Y su esposa sabe lo que hace? ¿Lo permite?

—Ella no tiene opción. Es una más de nosotras. Blue la embarazó y la obligó a casarse con él poco después de eso —explicó—. Él es muy agresivo cuando se enfada... golpea a su hija, y a su esposa cada que ella trata de defenderla.

—¿Él llegó a tocarte a ti? —La chica, al borde del llanto, asintió.

—Varias veces, y me golpeaba si me negaba. En realidad hace eso con quién quiere. Con cualquiera de las chicas... Dice que nosotras somos sus muñequitas... —Estalló en llanto.

—¿Alguna vez intentaron escapar o hacer algo para enfrentarlo, Cassie?

—Blue tiene demasiada seguridad en el club. Mientras yo estuve ahí, hubo un grupo de chicas que intentaron escapar. Yo quise unirme a ellas, pero... su esposa me advirtió, que todas las que intentaban hacer eso, se morían.

—¿Qué pasó con ellas, Cassie?

—Ella tenía razón. No volvimos a verlas...

—Háblame de cómo lograste salir de ahí, Cassie.

—Blue... siempre desecha a las chicas que ya no le sirven. Yo era una de ellas, ya habían llegado mejores... y... —Cassie comenzó a respirar de forma anormal.

—Tranquila, continúa...

—Y... —Su pecho subía y bajaba y sus mejillas se humedecían de lágrimas cada vez más.

—¿Cassie?... —Me levanté y coloqué mi mano sobre su hombro, intentando calmarla.

La chica, en un ataque de pánico, apartó mi mano, se arrancó el catéter de las venas y bajó el barandal de su camilla.

—¡No, no, Cassie! —Intenté desesperado retenerla, pero apenas empecé, cuando ella ya había caído al suelo —. ¿¡Puede alguien ayudarme!?

~

Matt:

Cuando el vuelo concluyó, Blake y yo fuimos de regreso, tal y como habíamos llegado. Juntos. El tráfico vaya que podía ponerme de los nervios, pero con Blake aquí, cada minuto era mucho más ameno.

—¿Y por qué no has querido aprender a manejar? —pregunté.

—Supongo que un ligero trauma... Un accidente hace mucho.

—¿En serio? ¿Qué sucedió?

—Mi padre manejaba en una carretera, había demasiada neblina, el suelo estaba resbaloso y... nos estrellamos contra un tráiler.

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora