Harto de tu existencia

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Matt:

—Cariño, ¿qué ocurrió? —preguntó Maddi aproximándose, después de que Blake saliera despavorida—. ¿Blake se encuentra bien?

—No lo sé... —dije sintiéndome como basura una vez más.

—Ahm... deberías ir a ver si está bien...

—Ella no quiere hablar conmigo, Maddi, ya te lo había dicho. Y creo que el salir corriendo lo deja aún más en claro...

—La noto un poco extraña. ¿Por qué venía tan distraída?

—No hagas más preguntas, Maddi... No tengo respuesta... —Levanté mi maleta del suelo y caminé hacia adentro del edificio.

—Corazón, detesto dejarte y seguir viéndote así... ¿Por qué no te quedas un poco más en mi casa? —propuso.

—No puedo estar tranquilo sabiendo que ese hijo de perra de su ex sigue tras ella. Necesito quedarme aquí... Pero gracias por traerme. —Dejé un beso en su mejilla.

—Si necesitas hablar puedes contar conmigo. ¿Lo sabes, verdad? —dijo, mientras sacudía mi chaqueta con ambas manos, como era de costumbre.

—Lo sé... —Sonreí.

—Trata de no meterte en problemas...

—¿A qué te refieres? —Reí por lo bajo.

—Que no quiero que vayas a agarrarte a golpes con nadie, ni siquiera con ese tipo. No quiero que vaya a lastimarte.

—¿Lastimarme él a mí, Maddi? Por favor... —dije con una risita.

—Nunca se sabe lo que puede pasar, Matthew...

—Tus comentarios me resultan un poco insultantes —dije sin dejar de sonreír.

—Ya sé que puedes moler a golpes a ese tipo, pero si puedes evitarlo... hazlo... ¿De acuerdo?

—Vale... Te quiero. —Me despedí.

—Y yo a ti, cariño.

~

Tumbado en mi cama boca abajo en medio de la noche, me dedicaba a mirar una y otra vez las fotos de Blake en mi galería. Todas las que yo le había tomado, todas las que teníamos juntos y todas las que me había robado de su Instagram.

Deseaba tanto tenerla de nuevo entre mis brazos. A pesar de que hoy había tenido la oportunidad, no había tenido suficiente. Jamás iba a tener suficiente de ella.

Había estado a punto de soltarme a llorar como un niño pequeño al ver una vez más que huía de mí, sin poder hacer nada al respecto.

Casi pude sentir que sufría de un infarto al ver ese maldito automóvil aproximándose hacia ella.

Maddi tenía razón. Blake iba caminando excesivamente ida por las calles. Angustiado me pregunté por cuántas exactamente y si se había encontrado en peligro antes.

Exhausto, solté el teléfono en el colchón y puse mi cara por completo contra la almohada.

Había escuchado el tono de mensajes de mi celular minutos atrás, pero estaba demasiado decaído como para si quiera mirar de quién se trataba.

Justo antes de que el sueño me ganara, cogí el celular y miré la pantalla después de parpadear varias veces.

Blake: Gracias por salvar mi vida. De nuevo...

En ese instante, parecía que habían colocado un cohete en mi trasero, que me hizo ponerme de pie sobre la cama.

Matt: No hay de qué.

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