"No puedes hacer nada"

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—¡Tiene que traerla de vuelta! ¡Tiene que traer a mi bebita de regreso! —le suplicaba la madre de Blake a Zacky, entre lágrimas—. ¿¡Quién fue el que nos hizo esto!? ¿¡Quién se llevó a mi niña!?

Zacky parecía estar sin palabras.

—¡Y tú!... —Se volvió hacia mí—. ¿¡Cómo pudiste dejarla sola!? ¡Confiábamos en ti! —vociferó.

El dolor en mi pecho incrementó al escuchar aquellas desgarradoras palabras.

—Cariño, Matt no tuvo nada que ver en esto... —dijo su marido, apartándola de mí—. Pero vaya que me desconcierta el hecho de que supieras lo que iba a pasar... —añadió, mirándome con seriedad.

—Señor, yo no sabía lo que iba a pasar, de haberlo sabido, jamás la habría dejado sola. Jamás habría salido del edificio... —dije conteniendo las lágrimas, sosteniendo a Coco cerca de mi pecho.

—Fue algo muy extraño en realidad... Matt no sabía nada, pero actuó extraño todo el rato que estuvo con nosotros —explicó Jimmy—. Pero todo fue eso... un mal presentimiento... Lamentablemente él no pudo llegar a tiempo...

—¡Sí, vaya casualidad que fue el primero en enterarse de la desaparición de mi hija, pero no llegó a tiempo! —gritaba Helena.

—Señora, con quién debe ponerse así es con ese maldito imbécil ex novio de Blake que tanto defendieron en su momento —protestó Tanner.

—¿Chas? —cuestionó Phill.

—¿La policía no lo ha encontrado o sí? ¿Quién más podría haberse llevado a Blake? Ese bastardo está detrás de todo esto, estoy seguro —afirmó Tanner.

—¿Alguna señal de ese tipo, hermano? —me preguntó Zacky.

—No, sólo eran dos y ninguno de ellos era él. Pero yo pienso lo mismo que Tann. Ese desgraciado jamás dejó de acosar a Blake.

—Señor y señora Janssen, necesito que me den todos los datos que sean necesarios acerca de ese hombre, así como también de su familia... —dijo Zacky.

—Sí, por supuesto, agente Baker... —respondió Phill.

A medida que los segundos transcurrían, podía sentir cómo perdía la cabeza cada vez más. La incertidumbre estaba crenado miles de escenarios en mi cabeza, y para mi desgracia todos tenían el mismo final. Esto no podía ser verdad. Tenía que ser una pesadilla. ¿A quién engañaba? Había estado viviendo dentro de mi propia pesadilla los últimos malditos años. Ahora sabía que las cosas sólo podían empeorar.

—Entonces... repíteme de nuevo a qué hora saliste de tu apartamento.

Resoplé de manera ruidosa y secando mis lágrimas por tal vez quinta o sexta vez.

—Ya se lo dije... Era casi media noche. Mis amigos vinieron a recogerme, pero yo no quería irme...

—¿Y puedo saber por qué no querías salir a divertirte, Matt? —cuestionó Bristol.

—No estaba de humor, tenía muchas cosas en la cabeza y desde hace años que no soy de salir a divertirme —expliqué.

—Comprendo. Pero aún así fuiste...

—Mis amigos me convencieron... —Solté el aire por la boca, sintiéndome agotado de sólo existir.

—Ya... ¿Debiste molestarte mucho, no es verdad? —Se levantó de su silla y caminó lentamente de un lado a otro.

—¿Disculpe?

—Me dices que le pediste a Blake que escapara contigo, la última vez que charlaron. Y ella te rechazó... Eso debió haberte hecho sentir frustrado y enfadado... —supuso.

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