A la mañana siguiente, decidí salir a comprar la pastilla del día siguiente, y aprovechar para pasear a Coco.
Al regresar, justo antes de cruzar la acera, vi a Matt saliendo del edificio con unos jeans azul marino y una camiseta sin mangas color negro. Se veía tremendamente cansado. Como si no hubiera dormido ni una sola hora. Pero sin embargo, seguía viéndose tan atractivo. Carajo, Blake, ¿qué más da que sea atractivo? El tipo era un patán que me detestaba por algo tan estúpido. Esperé a que se alejara y caminé hasta la entrada del edificio.
—Hola, ¿eres Blake, cierto? — dijo el guardia de seguridad de la entrada.
—Ahm... sí, soy yo. ¿Ocurre algo?
—Disculpa, pero no recordaba cuál apartamento fue en el que te quedaste, y el portero aún no llega... Pero un chico dejó este arreglo para ti hace un par de horas —explicó señalando un gran arreglo en forma de oso de peluche, con un montón de rosas rojas—. Me parece que el mismo chico que salió del edificio en la noche. Es tu novio supongo.
—Ahm... sí, algo así...
—¿Gustas que te ayude a subirlo? —Coco comenzó a desesperarse, y empezó a tirar de su propia correa.
—¡Coco, basta! —le grité a mi cachorro. Pero en el fondo entendía realmente toda su energía, ya que no habíamos tenido suficiente tiempo paseando—. Sí, claro, por favor...
En ese mismo instante la correa de mi perro se desprendió de su arnés, y salió despavorido del edificio.
—¡Coco! —Me llené de pánico al imaginar lo que le podría pasar a mi pobre cachorrito, por lo que salí corriendo detrás de él.
Matt:
Con una bolsa nueva de proteína en polvo y unas nuevas píldoras para combatir el insomnio, regresaba a mi edificio.
Estaba apenado de salir con estas malditas ojeras, pero no era la primera vez. Ya me estaba acostumbrando.
Al estar a casi una cuadra de llegar, observé a un cachorro de pastor australiano de manchas cafés y negras, nariz café y ojos grises, corriendo a toda velocidad como si no hubiera un mañana. Ese perro se me hacía familiar.
—¡Coco, regresa! —Miré a Blake varios metros atrás intentando alcanzarlo.
Reaccioné cuando el perro pasó por mi lado derecho. Solté lo que había comprado en el suelo y corrí tras el can. Mismo que algunos metros más adelante, se bajó de la acera. Los coches que en ese momento pasaban, derraparon intentando esquivar al cachorro. A excepción de uno que no parecía tener intenciones de detenerse. El animal, asustado, se detuvo y con las orejas caídas, se quedó paralizado. Corriendo tan rápido como pude, me puse justo enfrente del automóvil aún en movimiento con las palmas al frente
—¡Oye, oye! —grité en el preciso momento en el que el idiota frenó—. ¿¡Acaso estás ciego!?
Me volví hacia el cachorro, quién temblaba asustado, lo tomé en brazos y caminé de regreso arriba de la acera.
—¡Cuida bien a tu perro, imbécil! —me gritó el tipo, al que había obligado a detenerse segundos antes.
Levanté mi dedo medio en dirección a ese imbécil y seguí mi camino. Blake, quién miró todo desde donde yo había tomado acción, recogió mis cosas y caminó a toda prisa hasta nosotros.
—¡Santo Dios, Coco! —dijo tomando a su cachorro en brazos.
—Está bien, no le pasó nada —expliqué serio.
—Te lo agradezco... —dijo en mi mismo tono-. Aquí están tus cosas.
—Gracias. Tomé las bolsas.
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Set Me Free
FanfictionLa calma no llegó después de la tormenta más violenta. Cuando la peor pesadilla de Matt se hizo realidad, supo que su más merecida condena sería vivir para siempre dentro de ella. Ahogándose en remordimientos, y refugiándose en recuerdos. Deseando...