Sihtric

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-Que ocurre, Hild?
-El prisionero. Es el bastado de Kjartan.
La mire sorprendida.
Llevaba días viendo al muchacho sentado, maniatado junto a una carreta.
-Le ha jurado lealtad a Uhtred a cambio de su vida.
-Que?
-Cómo oyes. Es uno de los nuestros ahora. Uhtred quiere verte.
Asentí y aún sorprendida, fui a ver a Uhtred.
-Ingrid, él es Sihtric. Ha jurado su espada y desde ahora estará con nosotros. - dijo Uhtred. - Te importaría llevarlo a una habitación y ayudarlo a acomodarse?
Sihtric lo miro sorprendido.
-Claro, donde?
-Con nosotros, ya le buscaremos una casa. O tendrá tiempo de construirse una.
-Gracias, señor. - dijo Sihtric sin quitarle el ojo a Uhtred.
-No las des. Nos vemos a la cena.
-Claro, hermano. - dije despidiendo lo con una sonrisa. - Me acompañas, Sihtric?
El hombre asintió.
Era joven. Más que otros, pero no más que yo.
Estaba sucio y seguramente herido en alguna parte, pues había restos de sangre en su rostro.
Caminaba callado a mi lado, mirando al suelo y con las manos moviéndose nerviosas.
-Aquí es, ven, hay un hueco libre aquí.
-Nadie duerme en esta tienda?
Negué.
-La utilizan para guardar cosas. Eso son las cosas de Clapa. El grandullón. Da un poco de miedo y parece un oso, pero es un buen hombre.
Sihtric no hablaba mucho, pero lo veía observar todo.
-Uhtred es tu hermano?
-Si.
Acomode unas pieles en el catre.
-Podrás dormir aquí hasta que encontremos otro sitio. Mi tienda está junto a la de Uhtred. Por si necesitas algo. Hild y yo siempre estamos por ahí.
-Hild?
-La guerrera.
-Oh.
Pude observar que había un hilo de sangre en el lado de su cabeza, ya seca, pues llevaba días
Di un paso hacia él, quien se tenso.
-Tienes un golpe en la cabeza?
Asintió despacio.
-Me dejas verlo?
Sihtric asintió.
Le indique que se sentará en el catre para poder examinar la herida.
-Ya tiene varios días, no?
-Si.
-La sangre esta seca. No hay mucho que pueda hacer. Pero deberías limpiarla. Deberías lavarte. Luego ven a cenar con nosotros, vale?

Sihtric pareció encontrar en mi algún tipo de refugio, pues cuando no tenía nada que hacer siempre venía a mi. Había una bonita amistad creciendo entre nosotros.
-Yo me fui de Bebbamburg con Beoca. No me reencontré con Uhtred hasta años después. Pensaba que había muerto o algo así, pero no. Ragnar lo crió como a su hijo. Estoy agradecida a ese hombre por cuidar de mi hermano.
-Me hubiera gustado tener hermanos.
-Sven?
Sihtrc miró la manzana que estaba comiendo.
-Sven nunca me ha tratado bien. Solo soy el bastado de su padre. He sido un sirviente.
Acaricié su brazo con cuidado.
-Eso es parte del pasado, Sihtric. Aquí no van a hacerte daño.
Me había contado, una noche mientras cenamos, todo por lo que Kjartan y Sven le habían hecho pasar.
Cogí su manzana y le di un mordisco, ganando me una pequeña sonrisa justo como quería.
No dijo ni una palabra, pero sus ojos lo decían todo. Cuando estaba con él me sentía querida y respetada.
Me quito la manzana frunciendo el ceño y regalando me una mirada desafiante.
Le empuje un poco y seguí con mis tareas.

No. No. No.
Se habían llevado a Uhtred. Se habían llevado a mi hermano. Guthred lo había vendido a cambio de 200 hombres. Había traicionado a mi hermano. Había pactado con nuestro tío.
-Tengo que ir. Tengo que ayudarlo.
-Ingrid, Ingrid, espera.
Sihtric me cogió de la mano y me detuvo.
-Sueltame, Sihtric, tengo que ir.
Agité mo brazo, soltandome de su agarre.
Intente correr, pero me atrapó con sus brazos.
-Tengo que ir, Sihtri, tengo que ayudarlo.
-Ingrid, Ingrid para! Que vas a hacer? A donde vas a ir! - era la primera vez que Sihtric me gritaba.
Me soltó, pero estaba helada.
No podía moverme ni hacer nada. Estaba en shock.
-Ingrid, mírame.
Sihtric me cogió la cara entre sus grandes manos.
-Uhtred volverá. Hild ha ido a Winchester. Va a pedir ayuda.
Cuando las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, Sihtric soltó un suspiro y me abrazo.
-Volverá, Ingrid. Volverá.
Agarrada a su torso y escondida en su cuello, lloré ahí, en la calle. Todos podían verlo, pero no me importaba.
Solo quería a mi hermano de vuelta.
Sihtric me acompaño y se quedó conmigo, sentado a mi lado y acariciando mi pelo mientras yo lloraba desconsoladamente.
-Que va a pasar conmigo, Sihtric? - susurre en hipos. - Soy una mujer... Estoy sola.
Los dedos de Sihtric se enredaron con suavidad en mi cabello.
-Le jure a Uhtred mi espada. Soy leal a él. Yo cuidaré de ti mientras él no está.
Me senté en la cama, mirándolo entre las lágrimas y con un puchero en los labios.
-Te lo prometo. No te pasará nada.
Levante mi mano a su mejilla, acariciando la con cuidado.
Estaba increíblemente agradecida del día que Kjartan decidió mandarlo a matar a mi hermano.
-Eres lo mejor que me ha pasado nunca, Sihtric.
Él imitó mis actos, utilizando sus pulgares para secar mis lágrimas.
Sus ojos estaban en los míos, pero como de costumbre, mantenía el silencio. Con él una mirada valía más que mil palabras.
Me incline un poco, echando una mirada a sus labios. Iba con cuidado, no quería estropear nada.
Al ver que no se apartaba y que también miraba mis labios, cerré el espacio entre nosotros y le besé.
Solo había besado a un hombre una vez, pero era casi una niña y aquel muchacho era igual o menos experto que yo.
El beso fue lento y suave, Sihtric me acariciaba mientras las mejillas con cuidado.
Cuando nos separamos y abrí los ojos, Sihtric me miraba como a la joya más valiosa de la corona.
Fue cuidadoso entonces, mientras apartaba el pelo de mi cara y me agarraba por la nuca. Después, me besó con más fuerza, dándome un lento y profundo beso.
Me dejé llevar completamente, tanto que no se cuanto tiempo había pasado, pero cuando nos separamos, mis brazos estaban alrededor de su cuello y sus manos agarrandome fuerte por la cintura y la pierna.
Con nuestras frentes pegadas y los ojos cerrados, susurre:
-Quédate conmigo hoy, Sihtric.

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