Type and imaginas.

Gwilym Lee

Estaba de vuelta. La universidad de Oxford.
Había echado de menos este lugar. La gente, mis amigos, mis... Profesores.
Había vuelto a recoger unos papeles que me hacían falta para proseguir con mi investigación.
De camino a la zona de administración, decidí pasar por la zona de laboratorios. Había sido mi casa durante los años que había estado preparando mi doctorado.
Miré mi reloj, la clase terminaría en unos minutos.

Los alumnos empezaron a salir. Algunas caras me resultaban conocidas. Otros me saludaban y me miraban con ojos brillantes.
Di un par de toques a la puerta, observando desde esta.
Se giró y me miró, y una sonrisa recorrió su cara.
-Vaya, ho... Hola, señorita Willson.
-Doctora Willson. - Le rectifique.
-Oh, lo siento, se me olvidaba que...
-No se preocupe, Doctor Lee.
-Que hace por aquí? Pensaba que estaba llevando a cabo una investigación en las Galápagos.
-Lo hago, la toma de muestras ha acabado y el presupuesto no daba para más. Ahora la terminaré en unos laboratorios no muy lejos de aquí. He venido a por unos papeles.
-Eso es fantástico. Me encantaría leer sus datos algún día, si me lo permite.
-Por supuesto, no lo estaría haciendo si no fuera por usted.
Noté como sus mejillas se habían coloreado.
Me observó unos segundos.
Se habida dejado barba. Estaba más guapo. Si acaso era posible.
-No se si será algo indiscreto, pero... Doctora, le gustaría cenar conmigo el proximo viernes?
-Por supuesto.
-Perfecto.
-Debo irme.
-Espere-lo vi escribir algo en un papel. - Mi número de teléfono.
Tome el papel y le Sonreí.
-Nos vemos.
-Nos vemos.

Marqué el número de teléfono y lo llevé a mi oreja. Un pitido. Dos. Tres. Cuatro.
Hola, soy Gwilym, en este momento no puedo hablar. Deja tu mensaje. Llamaré.
-Em, hola, soy la Doctora Willson, me preguntaba si seguía en pie lo del viernes. Si ha cambiado de idea hagamelo saber.
Y colgué.
Realmente tenía ganas de esa cena. Siempre me había interesado el Doctor. Era un hombre inteligente, atractivo y educado. 
A penas era unos 4 años mayor que yo.

-Hola, soy el Doctor Lee, lo siento por no contestar al teléfono ayer. Y por que todo esto sea así de precipitado. Pero si. Me encantaría tener esa cena con usted esta noche. 
-Genial.

El Doctor Lee apareció junto a la puerta.
Estaba tremendamente guapo. Vestía un jersey con una camisa debajo, acompañado por unos pantalones chinos color caqui. También vestía un abrigo de paño.
No puede evitar sonrojarme. Siempre había tenido una especiende crush con él.
-Buenas tardes. - Dijo con una sonrisa.
-Buenas tardes, Doctor.
-Gwilym, por favor.
-Lia, entonces.
-Vamos, Lia?
Asentí.
-Déjeme coger el bolso.
-Oye, nada de usted, tan solo tengo 35.
-De acuerdo, lo siento.
Cogí mi bolso y el abrigo y cerré detrás de mi.

-Realmente, lo más duro de la investigación fue estar lejos de casa. Mis padres, mi hermano... Fue muy duro. Había veces que simplemente quería abandonar.
-Pero no lo hiciste.
-No. Y no me arrepiento. Todo marcha sobre ruedas, en unos meses todo estará acabado y podré publicarla.
-Seré el primero en comprar tu libro. - bromeó no tan de broma.
-Harás cola durante días en la puerta de la librería?
-Por supuesto. - dejo de reír, pero aún con una sonrisa, me dijo- Enserio. Quiero leerlo.
-Por qué no vienes el lunes a los laboratorios?
-Si, sería genial.
-Te enviaré la dirección. Sólo tendrás que preguntar por mi.
-Vaya. Tan conocida eres?
-Por supuesto. Todos admiran a la Doctora Willson.
-Lo entiendo, eres brillante.
Sonreí sonrojada.

-Ya hemos llegado. - Dije mirando la puerta de su casa. Lo había traído con el coche. -Bonita casa.
-Si. Lo es.
-Lo he pasado muy bien hoy, Gwil.
-Gwil? Me gusta. Y yo también. Me gustaría repetir.
-A mi también. El sábado que viene?
-Perfecto.
Se inclinó para besar mi mejilla, pero en un movimiento ligeramente espasmodico sus labios se posaron sobre los míos. Fueron unas milésimas de segundo. Tan rápido que casi ni me doy cuenta.
Ambos nos apartamos rojos como tomates.
-Que descanses, Lia.
-Igualmente, Gwilym.
Está vez si. Un beso en la mejilla y salió de mi coche.
Con cara de boba, conduje hasta mi casa.

-Doctora Willson, el Doctor Lee de la Universidad de Oxford pregunta por usted, le dejo pasar?
-Si. Por favor. - conteste por el teléfono a George, el conserje de edificio.
Los nervios me invadieron. No habíamos vuelto a hablar desde el otro día.
Escuche tres golpecitos en la puerta. Desbloquee el cerrojo y abrí.
-Debo de llamarte doctora aquí? - dijo con media sonrisa.
-No creo que sea necesario mientras estemos solos.
-Hola.
-Hola.
Se inclinó y poso sus labios en mi mejilla.
-Ven.
Le guié hasta la mesa en la que me encontraba trabajando, con un ordenador, muestras y un microscopio.
-Son muestras de las playas de 3 islas. En todas se puede observar una serie de bacterias, que a pesar de no se de la misma especie de comportan de la misma manera... - estuve hablando por cerca de 10 minutos, mostrándole apuntes, diferentes teorías, las muestras a microscopio...- Que opinas?
-Que eres preciosa. - Dijo cambiando la mirada de mis ojos a mis labios.
Era un momento íntimo. Ambos solos en el laboratorio. Él sentado en un taburete, yo de pie a su lado, alcanzando por una vez una altura superior a la suya.
No podía dejar de mirar sus labios finos y sus preciosos ojos.
Se estiro hacia mí, yo me incline hacia él, desplazando me hasta estar entre sus piernas.
Acaricié sus mejillas cubiertas por barba.
Era muy guapo y no me cansaría de decirlo.
Unimos nuestros labios. Ambos fuimos bastantes directos. Su boca se entreabrió dispuesta a que la invadiera.
Pude sentir sus manos apretar su agarre una en mi cintura y la otra en la parte trasera de mi muslo.
Con las manos en su nuca, di más profundidad al beso.
Fue increíble. Por fin, después de 3 años, estaba ocurriendo. Y lo estaba disfrutando.
Un pequeño mordisco al separarnos y una sonrisa tierna después.
Se aclaró la garganta y me acercó un poco más.
-Eras tan buena besando como con la ciencia, querida Doctora Willson.
-Oh, Gwilym... - Le di un empujón en el hombro.
-Que?
-Adelantemos la cita. Yo prepararé la cena.
-Creo que lo quiere es otra cosa, Doctor Lee.
Su rostro se tornó rosado.
-No pretendía faltarte el respeto, de veras.
Reí con ternura.
-No lo has hecho Gwilym.
Me incliné y le besé de nuevo.
-Entonces... Lo siento, no soy muy bueno en estas cosas.
-Yo tampoco lo soy...
-Bueno, podemos...
-Ir a cenar.
Una enorme sonrisa apareció en su rostro
Tiro de mi cara hasta sus labios.
Con los ojos aún cerrados, escondí la cara en su cuello mientras el me mantenía abrazada.
Acaricie el pelo de su nuca y disfrute de sus brazos.
-No sabes lo mucho que quería que esto pasara. - Susurre.
-Oh preciosa, créeme que si.
-