Type and imaginas.

Ben Hardy

+18

-Muy bien chicos, la clase ha terminado.
Vi a los niños salir de la clase.
-Adiós señorita Maine.
-Adiós Evan.
Recogí los papeles que tenía esparcidos por la mesa y los guarde en el cajón. Eche un vistazo rápido a la clase. Los niños siempre dejaban cosas tiradas por ahí.
Recogí un par de baquetas del suelo y coloque los taburetes. Adoraba a los niños, pero lo dejaban todo hecho un desastre.
Cuando levante la mirada, me asuste al ver a una persona parada en la puerta.
-Joder! - grite.
Me tropecé con unos platillos que cayeron al suelo.
-Mierda, mierda!
-Ey, no te pongas nerviosa.
Levante la mirada, Ben estaba ahí.
-Ben, eh, hola, que haces aquí? - dije levantando en platillo y su soporte.
-Pues he venido a ver a la mejor profesora del mundo.
-A cuento de que? - me acerque con media sonrisa.
-Pues no se, tenía ganas de verte.
Yo había enseñado a Ben a tocar la batería, lo había preparado para interpretar al gran Roger Taylor.
-No me vas ha dar un abrazo? - dijo el rubio de brazos abiertos.
Esquivé los tambores y me colgué de su cuello.
Ben me abrazó por la cintura y me apretó fuerte.
Hacia tiempo que no le veía.
Había echado de menos a este rubio idiota.
Me aparté de él.
-Me quedan 15 minutos, te esperas y vamos a por un café? - sugerí.
-Me parece perfecto. Necesitas que te ayude con algo?
-No. Tengo que ir a por mis cosas a la sala de profesores. Pero gracias de todas formas.
Recogí mis cosas y fui a la sala de profesores. Recogí mi abrigo y el bolso y fui a por Ben.
-Nos vamos?
-Si. Claro.
Salimos de la academia y echamos a andar por las calles londinenses.
-Estoy pensando...
-Que piensas, rubio?
-No crees que es un poco tarde para un café?
-Nunca es tarde para un buen café.
-Me refiero a que es hora de cenar, más bien.
-Que sugieres?
-Que vayamos a cenar.
-Sólo si después me invitas a un café.
-Trato.
Reí con él.
Tras algo más de media hora. Buscando algún lugar para poder cenar, llegamos a una hamburgueseria.
-Y... Una hamburguesa?
-Tan elegante como siempre, Sr Hardy.
Él me dio un leve empujón hacia un lado.
Entramos al local y buscamos una mesa.
Pronto nos sirvieron la cena.
-Estas muy guapa. - Dijo mirándome cuando el ya había terminado su cena.
Limpié el ketchup de mi boca y sonreí sonrojada.
-Te he echado de menos. - me sinceré yo.
Sus ojos brillaron.
Debido a los cursos intensivos de batería que le había dado, la presencia de Ben se había hecho algo normal en mi vida. Y cuando el rodaje acabó y regresé a la academia, sentí algo así como un vacío.
-Y yo a tí. No hay nadie que me regañe ahora.
-Y Katriona?
-Ella ya no está.
-Oh! Lo siento. No lo sabía...
-No importa. Ahora tengo otros... Intereses.
Asentí. Era gay?
-Se que estas pensando. Y no. No soy gay.
-Entonces a que te refieres.
-A que le tengo el ojo echado a una dulce señorita.
Se puso de pie y me tendió la mano.
-Vamos a por ese café?

Caminábamos de vuelta a casa. Hacía un par de manzanas los dedos de Ben se habían entrelazado con los míos.
Al llegar a la puerta, ambos nos quedamos mirando la madera.
-Necesito la mano para poder abrir.
-Oh, si claro, lo siento.
Abrí la puerta y entre.
El rubio se quedó fuera, con sus manos en los bolsillos, observandome.
-Em. Quieres pasar?
-Si, claro.
Dejé la chaqueta en el perchero, y el bolso en una silla.
Ben se había quitado el abrigo y se había sentado en el sofá.
-Quieres algo? Vino, Whisky... Agua, leche, zumo de piña.
-Un Whisky, por favor.
Serví dos vasos de alcohol y me senté en el sillón frente a él.
-Que tal has estado? - preguntó tras una pequeña guerra de miradas.
-He estado bien. Nada fuera de lo normal. Y tu?
-Muy liado. Enserio, había días que deseaba que fueran más cortos para poder ir a dormir antes.
-Eres un exagerado. Decías lo mismo de mis clases.
-Eres una profesora horrible.
-Te enseñé o no a tocar la batería?
-Lo hiciste, si.
-No seré tan mala entonces.
Y de nuevo nos quedamos en silencio. No se si fue la luz baja, los pocos mililitros de alcohol en nuestros cuerpos o su mirada intensa lo que me hizo levantarme y caminar hacia él.
Dejé el vaso en la mesa auxiliar, él terminó su contenido y me imitó.
Apoyada en sus hombros, me subí a su regazo.
Sus manos cayeron en mis caderas, moviendome hasta dejarme sobre las suyas.
Acaricié sus mejillas.
Quería inclinarme y besarlo, pero también quería perderme en sus ojos.
-Desnudate.
-Ayudame.
Se mordió el labio y negó.
-No. - Dijo rotundo.
Con una sonrisa pícara, levanté mi camiseta. Sus dedos fueron trazando el camino de mi piel hasta mientras está iba quedando libre.
Me deshice de la prenda.
-Quiero besarte.
-Hazlo. - desafié al actor.
Me cogió de la nuca y junto rápido nuestras bocas. Sus labios atraparon el mio inferior y succionaron.
Gemí en respuesta. Esto hizo que aprovechará para que su lengua se colara en mi boca.
Era la primera vez que lo besaba. Esperaba que fuera la primera de muchas.
Sin separarme de su boca, me quité el sujetador.
Fue él quien rompió el beso para observar me.
-Nunca me habías enseñado tus tatuajes.
-No me desnudo delante de cualquiera.
Mis tatuajes no estaban en zonas visibles en sí.
-Lo estás haciendo ahora.
-Ahora es distinto.
-Ah si?
-Si. Ahora quiero que me veas.
-Dejame mirarte entonces.
Desabrochó el botón de mi pantalón.
Sus dedos se deslizar on por mis tatuajes, en mi costaba, bajo mi pecho derecho, entre ambos...
Se inclinó para besarlos. Deslizaba sus labios por mi piel, dejando besos húmedos y mordiscos.
Mientras, yo intentaba quitarle la camiseta.
Conseguí que levantara los brazos para alejarla de su cuerpo.
Era tremendamente caliente. De nuevo, se dirigió a mi boca.
Me tumbó en el sofá y se colocó sobre sus rodillas. Prácticamente, arrancó mis pantalones y mis bragas a mismo tiempo.
Con la mano en su nuca lo acerqué para poder devorar sus labios rosados.
Llevé las manos a su cinturón.
Conseguí de alguna manera, dejarlo tumbado.
Me deshice de los pantalones.
Mis dedos engancharon la goma de su ropa interior. Su pene se encontraba duro y latente. Dejé un beso sobre este antes de quitarle la última prenda.
Fui subiendo por su abdomen hasta su boca.
-Tengo condones en...
-Lo se. Se marcaban en el bolsillo.
Los saqué del pantalón.
-Yo lo hago.
Verlo ponerse el preservativo fue realmente caliente.
Cuando me senté sobre el a horcajadas e introduje su miembro en mi, Ben se sentó, agarrando me por la espalda baja.
-No, ni hablar.
Le empuje de nuevo y empecé a moverme de delante a detrás.
-Me gusta esto. - Dijo ante mi muestra de dominancia.
Se sentía increíble.
-A mi también, créeme.
Maldita sea, me encantaba.
-Mierda Elia, te ves como una jodida diosa.
Su mano, más viven sus uñas, acariciar on mi vientre.
-Tocame Ben.
-Vas a matarme. - mientras, sus dedos alcanzaban mi clitoris.
Largué un grito cuando entro a la acción.
-Voy a...
-Si. Hazlo. - insistí.
Yo también me encontraba cerca.
No tardó mucho. Con una mano se agarró el pelo. Con la otra, a mi muslo.
Me ayude apoyándome en su trabajado abdomen para aumentar el ritmo.
Segundos pasaron hasta que llegué al orgasmo.
-Mierda! Ben...
Mantuve los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás.
Me apoyé en su pecho mientras recuperaba la respiración.
El me observaba con el labio entre sus dientes.
Alargó una mano para acariciar mi mejilla.
Sus ojos eran demasiado bonitos. Verdes. Podías ver su maldita alma a través de ellos.
-Elia, me dejas...
Me tumbó en el sofá.
-Voy a tirar esto. - señaló hacia abajo.
Busqué mis bragas y la camiseta y me la puse.
Ben vino.
El se puso sus calzoncillos. Se dispuso a vestirse.
-No te vayas. - supliqué. No le iba a dejar irse tras el mejor sexo de mi vida.
Con una sonrisa, dejo caer su ropa al suelo.
-Quieres que me quede?
Asentí.
-Siempre.
Me levanté y me colgué de su cuello, besando sus labios con fuerza.
-Vamos a dormir preciosa.
Me levantó en brazos y me llevó a la única habitación de la casa.

La luz me dio directa en la cara. Miré al lado.
Ben dormía cuál niño pequeño.
Acaricie su mandíbula y bese su mejilla.
Fui a la cocina para preparar café. Al volver, lo observé desde la puerta.
Podía acostumbrarme a esto. Quería hacerlo.
-Me borraras del mapa si sigues mirándome.
-Es que no puedo parar de hacerlo.
-Ven aquí.
Corrí hacia la cama, y Ben me atrapó en sus brazos.
De nuevo en la cama, bajo las cálidas mantas.
-Anoche.
-Dime.
-Hablabas enserio? O fue algo que dijiste con el subidon.
-Hablaba enserio. Quiero que intentemos algo, Ben.
-Joder, yo también quiero. Claro que quiero.