Type and imaginas.

Klaus Hargreeves

Acabo de terminar The Umbrella Academy y estoy enamoradisima de Klaus. Para quien no haya visto la serie, esta interpretado por Robert Sheehan. He intentado escribir con la menos cantidad de spoilers posibles, pero no aseguro que este completamente limpio.

-He llegado! - cerré la puerta del apartamento y deje las bolsas en el suelo. - Klaus?
Fui hacia la habitación de invitados y toque dos veces.
-Klaus. He llegado.
Sabía que estaba en casa por2sus botas estaban en la entrada y su abrigo en la percha.
Escuche una voz en el baño.
Me acerque a la puerta.
Era él. Seguramente estaria hablando con Ben.
Lo escuche toser y luego murmurar algo.
-Klaus?
Llevaba cerca de 3 semanas fuera de rehabilitación. Lo había pasado mal, había estado a punto de recaer varias veces.
Y si?...
-Klaus abre la puerta.
-V... Voy.
Abrió.
-Que estas haciendo? - dije al borde de las lágrimas.
Había pastillas en el lavamanos.
No dijo nada.
-Klaus. - advertí.
Miró a su derecha. Seguramente Ben le estaba hablando.
-Puedo explicarlo.
-Claro que puedes. Siempre puedes explicarlo, siempre. Y yo siempre te creo, sonrio y digo que todo estará bien.
Me miro sorprendido, sus enormes ojos verdes abiertos como platos.
Suspiré cansada.
-Haz lo que quieras, tomalas si quieres. No me importa.
Me di la vuelta y no deje que hablara. Siempre era igual. Unos cuantos meses sobrio, tranquilos, y de un día para otro bam. Otra vez tirado en suelo de la cocina rodeado de su propio vómito.
-Erin. Erin espera. Callate idiota! - gritó.
Ben le estaba echando la bronca, estaba segura. Los conocía a los dos.
-Erin.
Cerre la puerta de mi cuarto.
Me cubrí la boca y rompí a llorar.
No quería verlo así otra vez. Klaus y yo siempre habíamos estado juntos. En la academia él era mi confidente.
-Oye. - lo escuche al otro lado de la puerta. - V... Voy a salir un rato. Tómate tu tiempo. Entiendo que estés enfadada.
Me mordí el labio.
No quería verlo, quería estar sola, pensar que hacer.
Klaus no era mi hermano. Nunca me habían considerado hermana de los demás. Ni si quiera tenía un número. Solo poderes. Había nacido el 5 de octubre, no el 1 como los demás.
Tal vez todo sería más fácil si Klaus fuera mi hermano.
Mire nuestra foto en la pared. Unos días antes de que Reginald muriera. Seguramente ese día iba colocado, o borracho, vete a saber, pero había insistido en sacarme de casa, invitarme a gofres y acompañarme en un paseo por el parque. Todo porque me habían despedido del trabajo. Ahí empezó todo.
Ahora estábamos atrapados en los 60, Klaus era líder de un grupo extraño. A veces estaba sobrio y otras ebrio, y yo siempre estaba ahí, aguantando.
Estuve un año y medio sola, hasta que me enteré de que había un tipo raro que decía conocer el futuro. Alguien lo describió como desaliñado, con ojos verdes y que hablaba solo.
Cuando lo encontré casi me vuelvo loca, todos los sentimientos que yo creía que habían desaparecido habían vuelto.
Verlo dañarse así, sin importarle nada me hacía polvo por dentro.
No sabía cuanto tiempo había pasado cuando me levante, pero me dolía todo.
Abrí la puerta de mi cuarto.
Silencio. Solo lo rompía el sonido de la lluvia.
Klaus no estaba. Pero sus cosas seguían aquí. Se había ido sin abrigar y descalzo en medio de la lluvia.
Cogí un paraguas y una chaqueta y corrí hacia la puerta.
Al abrir casi grito del susto.
Estaba sentado contra la barandilla, la lluvia que salpicaba sobre esta le caía encima.
-Oh cielos, si llegas a tardar un poco más hubiera muerto de frío. - intento bromear, pero su voz sonaba apagada.
-Que haces ahí?
-No quería irme lejos por si me necesitabas.
Las lágrimas volvieron a llenar mis ojos.
Di un paso atrás, entrando de nuevo. Hice un gesto para que me siguiera.
Él se levantó y se estiró.
-Cuanto tiempo has estado ahí?
-Cerca de una hora, creo.
-Cielos...
Cerró la puerta y me miró.
-Erin. Puedo irme si quieres. Encontraré algún sitio donde vivir. Pudo volver con esos locos de la secta.
-N... No quiero que te vayas...
-Erin... Puedo abrazarte? Odio verte llorar. Déjame abrazarte.
Asentí, cruzando mis brazos en mi abdomen y dejando que el me rodeara con los suyos.
A diferencia de lo que yo pensaba, Klaus no olía a alcohol y sudor. Olía al jabón de almendras de mi baño.
-No las he tomado. He estado a punto, pero no lo he hecho. No puedo hacerte esto.
Solloce fuerte. Como podía quererlo y odiarlo al mismo tiempo?
-Ben no ha dejado de insultarme. Ahora mismo lo está haciendo.
Reí un poco.
-Siento hacerte pasar por tanto. No mereces a un desastre como yo.
Cerré los ojos y me encogí más en su pecho.
Sentí como se apoyaba en mi cabeza y se relajaba un poco.
-Erin?
-Si?
-Ya no lloras?
-Creo que no.
Ambos reímos. Era un momento raro y tenso, pero así éramos.
-Lo siento mucho. Enserio.
-Por qué ibas a hacerlo? Estabas bien. - dije separandome, pero no mucho.
Puse mis manos en sus hombros.
-Quiero saberlo, Klaus.
Tomo aire.
-Son ellos. Todos ellos. Estan siempre ahí, cuando me quedo solo. Me dan unos dolores de cabeza increíbles. A penas me dejan dormir. La unica manera de deshacerme de ellos es yendo hasta arriba de todo.
-K... Klaus... No sabía que...
-Siento decirte que tienes el apartamento lleno de fantasmas. - dijo riendo.
Pero sentía el dolor y el cansancio en su mirada.
No me lo pensé dos veces, sujete su cara y lo besé, prácticamente trepando sobre su figura delgada.
Él me agarró por las caderas, pegándome a él.
-Mmmm. - senti como murmuraba en mi boca.
Me aparté.
-No sé si te has vuelto loca o que pasa, pero te quiero.
Jadee y lo volví a besar. Incline mi cabeza hacia el lado y deslice mi lengua entre sus labios.
-Wow, wow. - dijo separándose otra vez.
Mordí su labio inferior
-Klaus. Te quiero.
-Me quieres?
-Te quiero. Muchísimo.
-Enserio? Porque pensaba que no me quería nadie.
-Klaus! No digas eso. Ben te quiere. Yo te quiero. Los demás... Estén donde estén, ellos te quieren también.
-Espero que tú me quieras de otra forma. - dijo moviendo las cejas.
Reí.
-Me perdonas, no?
-Claro que sí. Pero habla conmigo la próxima vez.
Miro detrás de mi.
-Ya se que me lo dijiste, idiota!
-Ben está ahí?!
-Si, claro.
-Oh cielos! Klaus! Estaba Ben ahí todo el rato? Estaba... Estaba a punto de...
-Espera espera. Íbamos a...
-Si, bueno. Si tu quieres.
-Claro que quiero, Erin! - tomo aire y miro hacia el sofa- Ben, querido hermano... Gracias!
Se despidió de él con la mano.
Mire hacia el pasillo, aún que evidentemente no vi nada.
-Se ha ido?
-Sip.
Sonreí y sujete su cara.
-Vamos allá? - pregunto moviendo las cejas.
-Vamos allá.
Me levanto del suelo y me llevo al sofá.
Solté una carcajada. Estaba llena de adrenalina, no me creía que el día fuera a acabar así.
-Te quiero muchísimo, querida Erin, de verdad, tengo muchísimas ganas de hacer esto, pero no quiero acabar asado como un pollo.
Mire mis manos, de color rojo brillante, y las marcas rojas que habían dejado en los brazos de Klaus.
-Ups.