Gwilym Lee

524 18 0
                                    

+18.

-Muy bien, clase, las notas de vuestros proyectos estarán publicadas esta tarde en el tablón. Recuerden que deben entregar un ensayo para la semana que viene. La temática está expuesta en el guión que he enviado. Que pasen un buen fin de semana.
Todo el mundo empezó a recoger y a salir de la clase. Mientras bajaba las escaleras, escuche mi nombre.
-Señorita Johnson.
Las rodillas me temblaron.
-S... Si?
-Le importaría venir a mi despacho? - el profesor Lee me miraba desde su mesa, subido en la tarima, tan atractivo e imponente. - Quiero comentar algo con usted, sobre su proyecto.
-Hay algo mal? - dije asustada.
Su presencia de por sí me ponía nerviosa. Y ese proyecto era muy importante de para mi. Estaba al final de mi carrera universitaria, mi segunda carrera universitaria, y no podía permitirme un solo fallo.
-No! No, no eso, ni mucho menos. Solo... Hay algunos aspectos que levantan mi curiosidad.
Asentí algo más tranquila.
-Me acompaña?
Seguí al profesor Lee por los pasillos de la facultad.
Cuando cerró la puerta detrás de mi, mis nervios aumentaron.
-Siéntese, por favor.
El ocupo su puesto delante de mi. Autoridad. Gritaba su expresión.
Tome asiento, mis piernas gruzadas y mis manos sobre mi rodilla.
-Señorita Johnson.
-Llámeme Sandra. - odiaba que me llamaran por mi apellido.
-Oh, Gwilym, entonces. - extendió su mano y la tome con gusto, el toque haciéndome temblar.
Si. Mi profesor de literatura inglesa me gustaba. Me encantaba.
-Bueno... Sandra, te he traído aquí por tu proyecto, como ya te he dicho antes. He de decir que es un portfolio increíble. Es muy bueno.
-Gracias, prof... Gwilym.
-Pero. - levanto el dedo.
Contuve la respiración.
-Hay una parte en especial que llamó mi atención. Es... Un trozo de cielo. - nombro mi poema. - De qué trata este poema, Sandra? En qué encontraste la inspiración?
-Em...Ya sabe, un poco de allí, un poco de allá.
Me moriría de vergüenza si realmente supiera en que.
-Sandra, deja de llamarme de usted cuando estemos solos. Y dime la verdad. Es un poema impresionante. La manera en la que manejas las palabras aquí... Lo he visto en muy poca gente en tu situacion. Podría contarlo con la mano.
Respire hondo. Iba a decírselo.
-En un orgasmo. - mire hacia otro lado completamente roja. El calor de mi cuerpo completamente instalado en mis mejillas.
Gwilym se quito las gafas, dejándolas en su escritorio. Me miro atento, intentando analizarme.
-En un... Orgasmo?
Asentí.
-Bueno, tu novio debe de ser malditamente bueno si consiguió hacerte sentir lo que cuentas aquí.
Levante mi vista hacia él.
-Yo... No hay ningún novio.
-Oh, lo siento mucho, he sido un maleducado.
Nos quedamos un momento callados. Me miraba. Me estaba analizando. Y yo me estaba calentando.
-Bueno. Me gustaría hacerte una propuesta.
Aguanto la respiración.
-Hay una beca. Este año la han adjudicado en el departamento de Literatura Inglesa. Te daría la oportunidad de ser mi ayudante con los de primero, y... Cuando el curso acabe y recibas tu título podrás optar a algún puesto aquí en la universidad. Eres mi mejor alumna, y otros compañeros piensan lo mismo. Si yo fuera tú, aceptaría.
-Vaya... Yo... No se que decir.
-Piénsatelo. El lunes tengo que dar una respuesta. Pásate por aquí el viernes, a las 7.

Toque la puerta tres veces.
-Adelante.
Abrí la puerta y entre, cerrando detrás de mi.
-Pon el seguro.
Se me secó la garganta.
-Q... Que?
-Sandra, solo pon el seguro. A estas horas ya no queda a penas nadie y no me gusta tener la puerta abierta.
Asentí. Cerré la puerta con las manos temblorosas.
Cuando me giré y lo vi por primera vez, juro, que se me seco la boca y casi me asfixio.
Gwilym tenía el pelo desordenado, no llevaba corbata, ni chaqueta, su camisa estaba abierta en los primeros 3 botones.
Parecía cansado, y la sala olía a café.
-Siéntate, por favor.
Deje mi abrigo en un sofá que había a un lado y me senté.
-Has pensando tu respuesta?
Asentí.
-Y... Que dices? Es una increíble oportunidad. Sandra, de veras, deberías aceptar. No. Creo que haya alguien más capaz de hacerlo en esta promoción.
-Acepto.
En su cara apareció una enorme sonrisa.
-También... Bueno, esto es algo distinto, pero quiero que me hables de tu poema. Realmente estoy fascinado. Espero que ko te moleste, pero se lo he enseñado a algunos colegas... No les hable de tu... Bueno, ya sabes. Pero creen que es increíble. Hablame de él poema.
-Yo...no se... Yo también creo que es muy bueno. Dudo incluso de que yo misma lo haya escrito, no se como pude...
Su mirada era demasiado intensa. Me tenía intimidada.
-Alguien más lo ha leído?
Negué. No quería mirarlo, sentía que si lo miraba no podría evitar lanzarme sobre él.
La luz era demasiado baja para mi gusto y había una temperatura calida en la habitación.
-Y los demás poemas? De qué tratan?
-De... De lo mismo.
En arco las cejas con una pequeña sonrisa. Realmente estaba disfrutando.
-Te inspiras en tu vida sexual para escribir?
-S... Si. Bueno. No solo en la mía.
Su expresión se lleno de sorpresa.
-Vaya, Sandra, más vale que me expliques lo que acabas de decir. Espero no tener que llamar a la policía.
Realmente había sonado horrible.
-Mis amigas y yo solemos hablar... De sexo. Y hay algunos, como por ejemplo, Autoestima. Mi amiga Ella siempre ha tenido problemas, tuvo anorexia y lo pasó bastante mal. Ahora ella tiene que acostarse con hombres distintos a todas horas para poder sentirse bien consigo misma. Y luego, La voz de la noche es sobre mis vecinos. Son gays y la familia de uno de ellos no lo aceptan. Por las noches puedo oírlos, y... No se si te parece raro, pero es como si ellos se estuvieran conteniendo todo el día, y por la noche... Se muestran todo lo que se quieren, y lo gritan a plena voz.
-Eres fascinante. - su voz salió en un susurro. - No trata sólo de sexo, también trata de amor, por lo que entiendo.
-Algunos lo hacen, en otros quería mostrar lo frío que puede ser a veces, y la soledad que te rodea cuando te... - me calle avergonzada. Sentía que estaba hablando demasiado.
-Masturbas? - acabó la frase- De eso va Un trozo de cielo, verdad?
Asentí. No tenía ni idea de como lo había sabido. Pero ahora no sabia donde esconderme.
-Dejar un trozo de cielo escaparse entre mis dedos. - mencionó.
Asentí de nuevo. Si, el poema hablaba de mi triste y escasa vida sexual. De cómo tenía que tocarme si quería sentir el más mínimo placer.
-Bueno, Sandra. Ya no tengo nada más que decir. Y tu?
Negué rápidamente.
-Pues... Pasate por aquí el viernes que viene...
Y algo en mi se encendió. No quería irme. Quería quedarme aquí con él. Pero no podía. Asentí, me levante y me fui.

Type and imaginas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora