Ben Hardy

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Si. Otra vez Ben Hardy.
+18.

Joe me había invitado a pasar unos días en  con él y con Ben.
Si. Joe quería que Ben y yo nos acostaramos. No es lo normal que esperaba. Quiero decir, que hermano mayor quiere que su hermana pequeña se acueste con su mejor amigo. Solo Joe.
Tras un largo día, un paseo en barco y horas y horas de grabar a los dos idiotas y hacerles fotos, nos encontramos en el hotel. La sala era grande, tenía un buen sofá y una chimenea para mantenernos calientes. Llovia fuera, bastante.
Cada uno de los chicos estaba sentado a un lado mío.
Joe me había contado que Ben había estado saliendo con una chica, pero no le había ido muy bien, por eso lo había invitado al viaje. Y en cierto modo me alegraba.
Me encontraba acurrucado contra el costado de mi hermano mientras hablábamos de cualquier idiotez.
-Chicos, creo que voy a ir a darme una ducha.
-Te hace falta, la verdad, estoy un poco mareada.
Mi hermano me empujó contra el cuerpo de Ben, quien rió nervioso.
-Aprende a respetarme, niña! - bromeó Joe.
Rode los ojos y apoye mié espalda de nuevo en el sofá.
Joe se fue, y Ben se levando para echar leña a la lumbre.
Lo observaba escondida bajo la manta de lana.
No le veía bien la cara, pero, su pelo caía a los lados de su frente, su cuerpo bien ejercitado estaba escondido bajo la sudadera azul que llevaba.
-Jade?
-Si?
-Puedo hacerte una pregunta?
Lo vi ponerse de pie y darle la espalda a la chimenea, quedándose delante de ella con las manos calentándose en la espalda.
-Si. Sobre que?
-Em. Bueno. Sobre... Penes. - Dijo completamente colorado.
-Ben, sabes que no tengo uno, verdad?
-Si. Si, lo sé. Por eso quiero preguntarte a ti.
-Pregunta entonces.
-Que preferís las mujeres, uno grueso, o uno largo.
-Creo que depende de cada una. He oído historias de chicas que han tenido problemas en el útero por culpa de un pene demasiado largo.
-Oh.
-Por qué preguntas eso?
-No es nada.
-Puedes contármelo, Ben.
-Lo haré. Pero prometeme que no se lo vas a contar a Joe.
-Ben...
-Prometemelo.
-Lo prometo.
Suspiro.
-Sabes que estuve saliendo con una chica? Candice. - Asentí. - Bueno, un día estábamos en mi apartamento y ya sabes... Íbamos a acostarnos, y cuando me quedé desnudo y me vio dijo que era demasiado pequeño para su gusto, y que no quería seguir saliendo conmigo. Necesita a alguien que sepa complacerla.
La mandíbula casi se me cae al suelo. Como podía alguien ser tan superficial?
-Vaya una idiota.
Una estúpida idea se cruzo por mi mente, y claro, no podía quedarme callada.
-Déjame verlo.
-Que?! - Sus ojos casi salían de sus órbitas.
-Que me dejes ver tu...
-Te he oído.
-Somos adultos, no? No va a pasar nada.
Lo vi dudar, apartando la vista de mi unos segundos, para después acercarse un poco. Con las manos temblorosas bajo un poco sus pantalones y sus bóxer.
Casi me atraganto con mi saliva. Me gustaba demasiado Ben.
Le sonreí un poco incomoda.
-Que? Es pequeño, no?
Entonces lo mire. Tal vez no era muy largo, no lo parecía, pero si que se veía grueso.
Mordi mi labio ante otra estúpida idea en mi mente que tenía mis bragas mojadas.
Y alargue mis manos agarrando los lados de su pantalón. Tire de él hacia mi.
-Que haces?
Levante un poco su sudadera y bese la piel debajo de su ombligo.
-Jade, que haces? - lo mire a través de mis pestañas.
-Quieres que pare?
Negó.
Volvi a besar, esta vez un poco más abajo. Sujete su miembro con mi mano, sintiendo como se endurecia bajo mi tacto.
-Pero Joe...
-Joe, querido Ben, organizo este viaje para juntarnos.
-Te lo ha dicho él?
-No. - Bese la piel de su cadera.- Pero hace 28 años que lo conozco.
Descendi mis besos hasta la base de su miembro.
-Joder... - bufo y se quito la sudadera.
Como podía alguien ser así de precioso.
-Esa... Chica, debe de ser estúpida.
Lami desde la base hasta la punta, haciendo que temblara.
-Dudo mucho que esto no de placer. Enserio, lo dudo muchísimo.
Lo metí en mi boca y lami de arriba a abajo.
Sus manos se enredaron en mi pelo.
Agueque mis mejillas y succión la punta con fuerza.
-Para.
Me aparte un poco avergonzada.
-Lo siento.
-No, no lo sientas...
Se inclinó sobre mi y me besó con fuerza. Pude sentir su lengua entre mis labios.
-Ben, enséñame lo que puedes hacer.
Asintió y se arrodilló entre mis piernas.
-Estas cómoda?
Estaba bien recostada en el sofá y tapada con la manta, si, estaba cómoda.
-Si.
-Genial. Si quieres que pare, dímelo.
Me quito los pantalones y la ropa interior y los lanzó con su sudadera.
Se escondió bajo la sabana, y enseguida sentí sus labios bajando por mi muslo.
Las manos me temblaban. Estaba ansiosa. Sabía que Ben era bueno.
-Puedo verte?
-Lo que tu quieras.
Ahora era su lengua, pero entre mis pliegues.
-Joder.
Mejor no, no quería verlo. No quería saber su siguiente movimiento.
-Bien? - preguntó.
-Sigue.
Su lengua se movió de arriba a abajo, presionando en mi entrada.
Jadee.
Y por fin, atacó a mi clitoris.
Mordi el dorso de mi mano para no gritar su nombre.
Ben no tuvo piedad. Su lengua y labios se movían por todas partes entre mis piernas de una manera demasiado profesional.
Ben se quito la manta de encima, mirándome con esos preciosos ojos verdes suyos. Estire de él hacia mí boca, saboreandome en su lengua. Sentí como sus dedos se deslizaba dentro de mi. Los mios se enredaron en su pelo haciéndolo gruñir.
-Ben. -gemi contra su boca cuando se curvaron hacia el lugar correcto. -Tu boca, Ben.
Ben se volvió a arrodilla en el suelo, sin dejar de mover sus dedos, succionó mi clitoris.
Fue suficiente para llevarme al borde. Mis muslos se apretaron alrededor de su cabeza. No se separó hasta que me quede tranquila.
- Estas bien?
Asentí casi sin poder hablar.
Sus labios cubrieron los míos en un beso dulce y tranquilo. Sus manos estaban en mis mejillas.
Nos fuimos deslizando hasta acabar sobre la alfombra. Era todo un conjunto de sensaciones increíbles. Las manos de Ben por todas partes, sus labios en los míos, la suavidad de la alfombra en mi espalda, el calor de la chimenea.
-Lista.
-Si.
Y entró en mi despacio.
-Maldita sea, Ben.
Se sentía demasiado bien.
Ben gruñía en mi oído con cada embestida, y era verdadera música.
-Ben, oh, Ben te sientes demasiado bien... No pares por favor.
Levanto mis piernas sobre sus hombros y empujó más fuerte.
-Joder... Ahí.
-Te gusta?
-Si, Ben, eres fantástico.
Golpeaba una y otra vez esa parte en mi interior más sensible que las demás. Estaba por volverme loca.
-Voy a...
-Yo también, preciosa.
Ben llego antes que yo.
-No pares ahora, por favor... Estoy casi...
-Vamos preciosa.
Lo sentía tan cerca... Tanto que quería llorar.
-Ben, Ben... Ya...-y me convertí en un nudo de murmuros y sollozos.
-Eso es.
Pronto paro y se desplomó a mi lado, sujetando mi mano fuerte.
-Estas bien?
-Esa chica no sabe lo que se pierde.
Nos dio la risa.
-Tengo frío.
-Yo también.
Nos levantamos del suelo, aún riendo.
Me puse las bragas y me senté en el sofá, tapada con la manta.
Ben fue a tirar el preservativo a una papelera.
Vino casi corriendo a mi lado y se metió bajo la sabana.
Apoye la cabeza en su hombro y entrelace nuestros dedos.
-Entonces...
-Tu pene no es el más grande, pero haces maravillas con él.
Cuando lo mire, estaba tan rojo que pensé que iba a explotar.
-Ben, mírame.
Sus ojos cayeron en los míos, pero se cerraron cuando junte nuestros labios.
Acaricie sus mejillas y cuando nos separamos, le di besos por todas ellas.
-Por mi parte no es necesario que te preocupes más.
-Que?
Me aparte un poco. La había cagado? Si. La había cagado.
-Lo siento, pensé que te gustaba. Bueno, tu me gustas y pensaba que yo también.
Me cayó con un pequeño beso.
-También me gustas.
Su brazo paso por encima de mis hombros y me pego a él.
-Habéis acabado ya?
-Maldita sea, Joe! - grite yo.
-Mierda, mierda! - grito Ben.
Intente taparme al máximo, igual que Ben, que había puesto distancia entre los dos cubriéndose con un cojin.
-Habéis acabado o no, hace frío en mi habitación.
-Si Joe.
-Bien, muévete Ben.
Ben estaba asustado? Se movió hasta quedar a mi lado otra vez.
Le deje que se taparla con la manta.
-Bueno, que tal chicos? Todo bien? Hay buena compatibilidad?
-Joe, es necesario?
-Oh, solo me preocupo por mi hermana y mi mejor amigo.
-Todo bien, tío.
-Genial, Benny, ahora que has puesto tu cosa en... Uff, no, me da igual lo que hayáis hecho. Ahora te tienes que casar con ella. Tradición de los Mazzello.
-Que? - Ben me miró aún más asustado.
Le sujete las mejillas y le di un suave beso en los labios.
-Francis eres un idiota! No lo asustes más.
-Es verdad, sabes que cuando John se entere... Y Mama...
-Joseph! No le hagas caso, Ben.
Le di un beso en la mejilla y le sonreí.
-Bienvenido a la familia, Jones.


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