Ben Hardy

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Si. Otra vez Ben Hardy.

Me levante del asiento y me agarre a una de las barras. La siguiente parada era la mía.
Me desplaze en dirección a la puerta, pero de repente el metro freno de golpe, haciendo que saliera disparada hacia delante, golpeando a un chico en la cara. Con mi frente. En su nariz más específicamente.
Me aparte asustada.
-Oh, madre mía, lo siento. Joder estas sangrando.
Él se sujetaba la nariz.
Como podía ser tan torpe.
-Lo siento, lo siento. Déjame ver.
La gente nos miraba.
-No pasa nada estoy bien.
Las puertas se abrieron.
-Mierda, esta es mi parada.
No podía dejarlo sangrando, era mi culpa.
Así que lo cogí y sin pensarlo lo arrastre fuera del vagon.
-Oh, mierda, joder, perdón por sacarte de ahí.
-De echo, es mi parada también.
-Lo siento, lo siento, ven siéntate.
Y de nuevo lo arrastre.
-Dejame ver.
Cuando se quito la mano de la nariz pude ver que estaba muy roja y goteando sangre.
-Mierda. Soy tan torpe. - rió un poco.
Era guapo. Mucho.
-Voy a buscar un pañuelo de papel. Aprieta el tabique.
-Eres enfermera?
-Que?! No, solo soy más torpe que un pato con sandalias. Tengo practica.
Encontré un paquete de pañuelitos en mi bolso, saqué uno y lo puse contra su nariz.
Se quejo.
-Oh, joder. Lo siento.
-Ya has dicho eso, no pasa nada, ha sido un accidente. Siéntate, me estas poniendo nervioso. - Dijo riendo.
Me senté a su lado.
-Perdón si la he roto.
-No creo que lo hayas hecho.
Mire su camiseta gris, ahora manchada de sangre.
-Te has manchado.
Toque las manchas, su pecho era duro. Me mordi el labio.
-Ven a mi casa. Esta ahi al lado, te limpiare la camiseta. Y la cara.
Y volví a tirar de él una vez más hasta llegar al portal de mi edificio.
Abrí la puerta de mi apartamento y lo invite a pasar.
-Ponte cómodo.
Fui a la cocina a por un trapo húmedo para limpiarle la cara.
-Sigues sangrando?
-No. Creo que no. - se quito el pañuelo. - Sangro?
-Mmm, no.
Acerque el paño a su cara y empecé a quitar los restos de sangre de su cara.
Tenía unos labios bonitos. Por no hablar de sus ojos.
-Quieres té? Voy a hacer té. Vienes a la cocina o prefieres que lo traiga aquí?
-Em...
-Ven a la cocina.
El chico me siguió a la cocina observando el lugar.
-Siéntate.
-Vives sola?
-Si. Soy demasiado ruidosa, no duran mucho los compañeros de piso.
Rió.
-Dejame que limpie la camiseta mientras hierve el agua.
Y yo misma intente quitársela, hasta que me di cuenta de lo que estaba haciendo y me eche un paso hacia atrás.
-Perdón.
Negó con la cabeza y se quito la camiseta.
Mierda.
La cogí y la limpie con agua oxigenada, pronto la mancha de sangre había desaparecido. La puse a secar.
La tetera silvo. La quite del fuego y serví dos tazas de té.
Fuimos de nuevo al salón, y cuando me disponía a sentarme en el sillón y mi taza se resbaló y callo sobre Ben, mojando completamente sus pantalones.
Pego un grito, pues estaba caliente.
Me di un palmera o en la frente.
-Joder. Mierda lo siento mucho. Lo siento mucho.
Estaba tan roja que seguramente iba a explotar.
-Perdoname.
Por que me pasaba todo esto a mi? El chico más guapo que había visto en mucho tiempo estaba en mi casa y yo no hacía más que el ridículo.
-Quitatelos.
-Que?
-Voy a lavarlos.
-Me estas pidiendo que me desnude?
Bajé la cabeza avergonzada.
-Perdón.
-Deja de decir eso. Un día malo lo tiene cualquiera.
Un día? Si claro.
Me gire cuando se puso de pie y empezó a quitar el cinturón.
-Ten. He vaciado los bolsillos, no queremos que laves mi teléfono móvil.
Reí nerviosa y sin mirarlo fui derecha a la lavadora, donde los puse con todos mis vaqueros.
Cuando regrese al salón, el rubio estaba sentado en el sofá, se le veía incómodo.
Era una estúpida, lo tenía atrapado en mi casa y seguramente tenía cosas más importantes que hacer.
-Oye! Lo siento mucho, de veras, seguramente tengas cosas más importantes que hacer y te tengo aquí atrapado, casi desnudo en el sofá y tienes la nariz hinchada y tus piernas están rojas y...
-Respira.
Pare de hablar y mordi mi labio.
-No pasa nada. Solo voy a pedirte dos cosas. La primera, una manta, me estoy quedando helado. Y la segunda, si esto es un secuestro y planeas matarme por favor hazlo rápido.
-Que? No voy a matarte, te juro que no lo he hecho nunca. Ten.
Se pasó la manta por los hombros y palmeo el sofá a su lado.
-Quieres que me siente ahí?
-Es tu casa. Tu sofá, y ya que voy a estar aquí un rato mejor que estemos cómodos.
Al ir a pasar por delante suya, tropecé con su pie y casi caigo, por suerte me sujetó.
Me senté y sonreí nerviosa.
-Ni siquiera se tu nombre. - murmuré.
Ahroa me estaba poniendoas nerviosa aún, por que estaba muy cerca, era muy guapo y por el momento más dulce que el algodón de azúcar.
-Soy Ben. Jones.
Reí.
-Ben Jones. Encantada. Soy Sarah. Jones.
-Es broma?
Negué.
Lo observe mejor. Me resultaba conocido.
-Quien eres, de verdad, me suena mucho tu cara.
Rio nervioso.
-Soy actor.
Entonces mi cabeza hizo clic.
-Eres el pajaro! El de X-men.
-Si. Soy el pajaro. Y tu? Por que vas tan rápido.
Me puse roja. Enserio Sarah.
-Soy hiperactiva. No puedo evitarlo.
-Es siempre asi?
Asentí.
-Y no tomas medicación?
-Si. Lo hago. Es mucho peor. No me sienta bien.
-Oh. A que te dedicas?
-Soy pintora. Y escultora. Doy clases por las tardes en una academia.
Me miró asombrado.
-Wow, es impresionante. No pareces...
-Ya, la gente me lo suele decir, pero me relaja.
Me miró con una enorme sonrisa, analizando mi cara.
A caso le estaba gustando? Como él me estaba gustando a mi?
-Tu duele? - alrge la mano y roce un poco su nariz.
-Si.
-Lo siento.
-Deja de disculparte por todo. No pasa nada.
La lavadora sonó.
Me levanté de un salto del sofa y fui a meter los pantalones en la secadora.
Cerca de una hora después, Ben se encontraba vestido de nuevo en la puerta del apartamento.
No quería que se fuera.
-Bueno, Sarah, ha sido un placer conocerte.
-Si... Igualmente.
-Nos vemos.
-Adiós.
Me dio un beso en la mejilla que duro demasiado. Se separó muy despacio para mi gusto y me regalo una sonrisa que me dejó atontada. Por que era tan perfecto?

Type and imaginas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora