Arnas Fedaravičius

209 10 2
                                    

Salí de la cocina, esperando encontrar a Arnas leyendo su guión, pero no, se había apoyado en su codo, y ahora estaba durmiendo.
Me acerque, dejando la bandeja con los donuts que el había traído y los cafés en la mesa.
Pensé en despertarlo, pero se le veía muy tranquilo.
Me había contado que antes de venia había estado entrenando.
Me senté a su lado.
Era perfecto. Desde sus bonitos labios hasta la cicatriz que había en su ceja.
A pesar de estar tranquilo, la postura no parecía muy cómoda.
Con cuidado sujete su nuca, y muy despacio lo tumbe en el sofá.
Abrió los ojos unos segundos, sonrió, y los volvió a cerrar.
Lo tape con una manta y encendí la televisión, buscando algo para ver.
No podía evitar sonreír al verlo dormido en mi sofá. Arnas me gustaba mucho.
Había soñado varias veces como sería vivir con él, tenerlo siempre en casa.
Cuando la película que había visto terminó, mire el reloj.
Casi era la hora de cenar.
Me arrodillé en el suelo, junto a él.
-Arnas?
No respondía.
-Arnas. Oye, ya es tarde.
Acaricié su frente con cuidado.
Era la primera vez que tocaba así al hombre.
Siempre me había intimidado. Era más alto que yo, más fuerte y demasiado carismático y hablador. Yo sin embargo era más callada.
Abrió un ojo. El izquierdo, el más claro, de color grisáceo y completamente distinto al otro, que era marrón.
Como podía ser alguien tan atractivo.
-Lilly?
-Si.
-Me he dormido.
-Evidentemente. - susurre.
Cerró los ojos y sonrió.
Mi mano estaba en su mejilla, con el pulgar acariciando su pómulo.
-Que hora es?
-Casi la hora de cenar.
Abrió los ojos de golpe y miró a su alrededor, sujetando mi muñeca y apartandola de su cara.
Mi mano cayó en su pecho, aún sujeta por la suya.
-Se ha hecho de noche.
-Si. Hace un rato, ya.
Se sentó, haciendo que, muy brevemente, mis dedos rozaran su abdomen.
Palmeo el sofá a su lado.
Le hice caso y me senté.
-Es tarde.
Asentí.
Se dejó caer hacia atrás, como si no consiguiera terminar de despertarse.
Y me miró. Me miró de una forma increíble.
-Que pasa?
-Nada. - sonrió mirando hacia otro lado.
Me sonroje. Porque él también lo había hecho.
Sus dedos se movieron despacio hasta tocar un poco los míos.
-Estas muy guapa.
-No lo estoy.
-Si lo estás.
-Quieres algo para cenar? - dije levantándome y huyendo del salón.
Abrí el frigorífico y empecé a sacar cosas de él para hacer algo de cenar, rezando porque Arnas no entrara.
-Ey. No hace falta que hagas cena.
-Si, si, ya es tarde. Vas a llegar muy tarde a tu casa.
-Llegaré aún más tarde-dijo despacio, acercándose y apoyándose en la encimera.
Me mordí el labio. Y si...
-Bueno, seguro que no tienes sueño. Has dormido 2 horas. No creo que te duermas en el coche.
Soltó una carcajada.
-Tienes razón. Acepto la cena.
Sonreí.
Juntos preparamos la cena.
Podría acostumbrarme a esto.
Me dolía la tripa de reírme. Arnas no para de hacer bromas, de cualquier cosa.
-Es riquísimo.
Estábamos sentados en el suelo, comiendo tranquilamente.
-Oye. Mark me ha dicho que vas a hacer una prueba.
-Si. La tengo la semana que viene.
-Vamos a grabar la batalla.
-Mi personaje no pelea en batallas, Arnas.
-Cierto.
Me miró sonriente.
-Espero que te den el papel.
-Gracias, Arnas.
Me atreví a acercar mi mano a la suya, acariciando sus nudillos.
-Tienes heridas.
-Por el boxeo.
Me mordí el labio.
Arnas le dio la vuelta a su mano, entrelazando nuestros dedos.
-Tú... Existe alguna posibilidad de que yo te guste?
Los ojos se me abrieron como platos.
No podía responder estaba congelada. Con su mano alrededor de la mía no podía escapar.
-Lilly? No tendría que haber preguntado. Lo siento.
Cuando quiso soltar nuestras manos, yo apreté más fuerte mis dedos.
Me senté un poco más cerca. Los oídos me zumbaban.
Lo tenía más cerca que nunca.
Alargue mi mano, y por segunda vez en el día, acaricié su mejilla.
Me acerque un poco más y dejé un suave beso en sus labios.
Él, tal vez por puro instinto, me lo devolvió.
Con cuidado me separé de él.
Nos quedamos cerca, en silencio y mirándonos.
Apoyo su codo en el respaldo del sofá, y su cabeza en su mano, quedando ahora nuestros cuerpos más cerca.
De nuevo subí la mano a su cara, acariciando su mejilla con algo más de fuerza, pero claro, sin hacerle daño.
Cerró los ojos.
-Ey, no, mírame.
Los volvió a abrir.
-Tienes los ojos preciosos.
Sonrió.
Me acarició la pierna.
Me sentía en un mundo diferente. La intimidad del momento era increíble. Toda la tarde lo había sido. Se había sentido como algo cotidiano. Algo normal. El descansando tras un día largo de entrenamiento, yo viendo la televisión. Luego haciendo la cena juntos.
-En qué piensas? - Susurró.
-En nosotros.
Su labio se curvo hacia un lado.
-Hay un nosotros?
Me encogí de hombros. Todo esto era nuevo. Es decir, solo éramos compañeros de trabajo que estudiaban juntos los guiones. También lo hacíamos con otros. La casualidad había hecho que hoy solo viniera él.
-No lo sé.
-Quieres que lo haya?
-Puede.
Con un dedo en mi barbilla me acerco hasta él.
No se cuando tiempo estuvimos besándonos, casi había trepado sobre él. Tenía las manos en su pelo, sus rizos negros. Era increíble.
-Arnas? - me separé.
-Si?
-Es demasiado tarde para que te vayas.
Soltó una carcajada.
-Ya lo he dicho antes.
Acaricié su cuello, deslizando mis dedos por debajo de la camiseta.
-No quieres que me vaya?
Negué mientras sonreía, levantándome de la cama despacio con su mano en la mía.
-Vienes?

Me puse una camiseta y entré a la habitación.
Arnas estaba aún dormido, boca arriba, con el torso desnudo y las sábanas alrededor de su cintura.
Estaba esculpido por dioses.
Me arrodille a su lado.
El corazón me latía con tanta fuerza que sentía que iba a explotar.
Esto era tan real...
-Arnas. Despierta.
Estiró sus brazos, primero hacia arriba y luego a mi alrededor.
-Creo que puedo acostumbrarme a esto. - susurró en mis labios.
Reí y le di un beso.
-Quieres desayunar?
-A ti?
-Arnas! - le di un golpe en el hombro y me senté. -Vamos a desayunar.
Sonrió.
-Nuestro primer desayuno juntos.
-Que romántico...
Nos volvimos a besar y se levantó.
Lo vi pasear desnudo por mi habitación, vestirse y peinarse.
-Que piensas? - estaba empezando a adorar que me hiciera esa pregunta.
-En ti.

Type and imaginas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora