Type and imaginas.

Spencer Reid.

-Técnicamente no. - murmuró Spencer para si mismo.
Me gire un poco mirándolo atentamente.
Hoy estaba más nervioso de lo normal, no tenía buena cara y no dejaba de tocarse el pelo.
-Que pasa contigo? - pregunto Morgan removiendole el pelo.
Spencer frunció el ceño, apartando su mano de malas maneras. Entonces supe que tenía que actuar.
-Spencer, ven conmigo. - pase detrás de él, acariciandole la espalda.
Se puso de pie y me siguió sin rechistar.
Lo llevé hasta una pequeña terraza que poca gente sabía que existía.
Le cogí la mano y acaricié despacio sus nudillos. Spencer estaba sobrepasado. Veía sus ojos y podía percibir como estaba al borde del llanto.
Dio dos pasos y levantó los brazos.
-Ven aquí. - susurre. Pocas veces me pedía un abrazo.
Lo abrace y deje que se desahogara.
-Ya está. - acaricié despacio su pelo mientras el sollozaba en mi hombro. Era tan alto que tenía que doblar su espalda para abrazarme.
-Puedes quedarte conmigo hoy?
-Claro que si.
Le empuje para que se apartará un poco y sujete sus mejillas.
-Quieres contarme que ocurre?
Lo vi meter la mano en el bolsillo y cuando la saco, sentí un escalofrío. Era aquel fármaco al que era adicto.
Esto explicaba su actitud de hoy. Seguramente tenía ganas de consumirlo, por eso estaba tan irritable.
-Spencer...
-No lo he abierto. Pero... No sé ni porqué lo he comprado. Estaba bien. Llevaba mucho tiempo sin... Sin que pasara.
Limpie sus lágrimas.
-No pasa nada, Spencer. Vamos a tirar esto, vale? Y luego llamaremos a tu terapeuta. Puedo acompañarte y luego puedes venir a cenar a casa después.
Asintió frotándose los ojos.
-Te prometo que no lo he probado.
Sonreí.
-Lo sé, Spence. Confío en ti.
Asintió despacio.
Le acomode el pelo y le limpie las lágrimas otra vez.
Era una persona demasiado pura como para haber pasado por tanto. Spencer necesitaba que cuidaran de él, que lo quisieran y le apoyaran.
-Puedes cogerlo?
-Claro. Yo lo guardo y luego lo tiramos, vale?
Cogí el pequeño bote de cristal y lo guarde en mi bolsillo.
-Puedo darte otro abrazo?
-Claro que si.
Nos dimos otro abrazo.
-Te quiero mucho, Lea.
Sentí mi corazón estrujarse. Spencer no me quería como yo a él.

-Como en tu casa, ya lo sabes.
Deje mis cosas y observe a Spencer. Miraba mi estantería buscando algún nuevo libro.
Había tenido una larga sesión de terapia y parecía mucho más cansado que por la mañana, pero lo había hecho increíble. Yo evidentemente no había podido estar, pero al ver la satisfacción en su rostro al salir, me había sentido mucho más tranquila. Spencer era muy fuerte.
Agarraba la correa de su bolso con ambas manos mientras leía los títulos.
Lo mire sonriente.
-Este es nuevo. "Herbario de flores silvestres. Usos y propiedades."
-Es por el caso de Maine. - Me acerque a él. - Supongo que unos conocimientos de botánica no hacen mal a nadie.
-Ningún mal.
-Quiero estar más preparada por si ocurre algo similar.
-Me parece muy bien.
Bajo la mirada.
-Me dejaras leerlo?
-Oh vamos! Te lo vas a aprender todo. Yo también quiero ser una cerebrito.-bromeé
-Prometo quedarme callado.
Sonreí.
-Más te vale. Quieres cenar?
-Em. Si. Pero... Podemos...
-Oh! Lo había olvidado. Claro.
Metí la mano al bolsillo y saque el frasco de cristal.
Vi como Spencer tragaba saliva y respiraba hondo.
-Quieres que lo haga yo?
-No. Yo lo hago.
Cogió el frasco y fue hasta mi cocina. Lo seguí dejándole su espacio.
Vi como vaciaba el contenido en el fregado y suspiraba.
-Ya está. - dijo frunciendo el ceño.
Me acerque a él y acaricié su espalda.
-Estoy muy orgullosa de ti, Spence.
Vi como una lagrima caía por su mejilla.
-Antes de ti la única persona que me llama Spence era JJ. Estaba... Ella me gustaba mucho. Pensaba que era inalcanzable.
Trague saliva.
-Luego... Viniste tú y... Siempre me has tratado bien. - se limpio las lágrimas.
No sabía a dónde quería llegar, pero me tenía temblando entera.
-Siempre estas ahí. Si no te llegas a dar cuenta de que pasaba algo ahora estaría drogado y... Te quiero. Te quiero muchísimo.
-Oh, Spence...
Me abrace a él. No me salían las palabras...
-Me da miedo porque perdí a Meave. Pero... Te quiero mucho. No como a Morgan o a Prentiss. Te quiero como a ella. Pensé que había perdido al amor de mi vida y... Ahora estás tú siempre ahí con una sonrisa. Quiero que lo sepas... No importa si tu no...
Me agarre tan fuerte a él que creo que le hice daño.
Spencer enterró las manos en mi pelo y suspiró.
-Gracias por estar conmigo hoy...
Sollocé. Spencer no hablaba nunca de estas cosas.
-No, no, no. No llores...
Aquello solo me hizo llorar más.
Spencer me quería.
Me apartó un poco mientras sujetaba mis mejillas.
-No llores... No sé qué hacer...
Lo cogí por la nuca y junte nuestros labios. Lo quería muchísimo. Y el me quería a mi.
-Te quiero, Spencer. Te quiero. Eres... Eres lo mejor que me ha pasado.
Junte nuestras frentes.
Ahora los dos estábamos llorando, agarrados fuertemente al otro.
-Gracias por cuidar de mí...
-Spence, tu también cuidas de mi, aunque no te des cuenta. Es lo que los amigos hacen. Cuidan unos de otros. - dije cogiendole la cara con las manos.
-Quiero que seas más que mi amiga... - susurro.
Asentí.
-Si.
-Si?
Le di otro beso más y me abrace a su cuello.
-Te quiero, Spence.
-Y yo a ti.