Arnas Fedaravicius.

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Escuchaba las conversaciones que tenían los amigos de Arnas en mi salón, pero era incapaz de concentrarme.
Arnas había vuelto ayer de grabar y hoy los habíamos invitado a cenar a modo de reunión.
Después de cenar habíamos decidido tomar algo en la terraza.
Estaba sentada contra el costado de mi novio, con su brazo a mi alrededor y sus dedos dibujando círculos en mi hombro.
Lo había echado muchisimo de menos, había sido la primera vez que se marchaba desde que vivíamos juntos.
Lo había echado de menos en todos los sentidos. Cuando había llegado, por el cansancio y el Jet lag, se había ido directo a dormir. Me había encantado volver a pasar la noche abrazada con él, pero después de meses sola, con la única compañía del pequeño juguete lila, necesitaba a Arnas, sus manos, sus besos, su cuerpo...
Me toco la barbilla y me dio un suave beso en los labios.
-Bien?
No, Arnas, estoy deseando que se vayan.
-Si, claro.
Le di un beso en la mejilla y me acomode a su lado, abraza a su costado.
Agradecía la suave brisa nocturna que soplaba, pues sentía las mejillas calientes.
Además, Arnas se veía particularmente bien. Sabía que mientras grababa había estado entrenando bastante con Mark y los demás. Tenía buen color de piel de pasar tiempo al sol y estaba recién afeitado. Puede que fuera por haber estado tanto tiempo sin vernos, pero me parecía que estaba más guapo que nunca. 
Acaricié su abdomen, llevando peligrosamente la mano hacia abajo, y dejándola sobre su ombligo.
Arnas me miró un poco y negó con la cabeza.
Me mordí el labio.
Era algo arriesgado, todos estabamos demasiado cerca y no había manera de hacer algo de forma discreta. Opte por dejar mi mano ahí, haciendo pequeñas caricias de vez en cuando. Notaba perfectamente como Arnas se tensa a y su respiración cambiaba cada vez que lo hacia.
Llegó un momento en el Arnas bostezo varias veces seguidas. Tenía cara de sueño y sus amigos parecieron entenderlo.
Mientras Arnas los despedía, yo recogí un poco las botellas.
Esta noche tampoco habría suerte.
Me deje caer en el sofá, esperando a que Arnas terminara de hablar y cerrara la puerta. Y cuando lo hizo, aquella mirada cansada se transformó.
Maldito capuyo, actor tendrías que ser.
-Que ha sido eso? - pregunté.
-Bueno, ya llevaban mucho rato aquí. - dijo riendo un poco.
Camino despacio hacia mi y se sentó en el sofá.
-Y tú? Que pretendías?
Tenía la mirada oscura y hablaba despacio.
Sabía perfectamente lo que venía.
Alargó su mano hacia mí y yo la tomé.
Me senté a su lado y lo bese despacio.
Arnas agarró mi muslo y me acerco más a él.
Gemi contra su boca al sentir su cuerpo contra el mio. Justo lo que quería. A él.
Arnas me agarró por el trasero, subiendome a su regazo.
-Es esto lo que quieres? - dijo en voz baja.
-Si. - Jadeé. - Te he echado mucho de menos, Arnas.
Inconscientemente, me encontraba moviendo mis caderas sobre las suyas, intentando aliviar aquella sensación que tenía entre las piernas.
-Si?
Asentí. Me acomode mejor entre sus piernas, sentandome sobre su muslo.
-Si. No es lo mismo sin ti.
Arnas me llevó hacia su boca, dándome un beso profundo y apasionado. Mientras su lengua se deslizaba entre mis labios, sus manos llegaron a mi trasero y me agarraron con fuerza, moviéndome sobre su pierna.
-Oh cielos.
-Vamos, hazlo...
-El que?
-Enséñame cuanto me has echado me menos.
Se apartó un poco y se quito la camiseta.
Lo mire un poco sorprendida, sin saber que hacer.
-Vamos. - dijo sonriendo mientras se inclinaba a besar mi cuello.
Me dio una pequeña palmada en el trasero.
Nunca habíamos hecho algo así. No es que fuéramos una pareja aburrida, pero nos centrabamos más en otros asuntos.
Arnas me miró a los ojos, esperando a que yo hiciera algo, preguntando con la mirada si todo estaba bien.
Y si, claro que lo estaba. Nada más de pensar en lo bien que se sentía su pierna contra mi centro, sentía mis bragas humedecerse.
Me agarre con una mano en su hombro y con la otra me apoye en su abdomen mientras me acomodada bien.
Arnas me miraba con una pequeña sonrisa, podía ver como su pecho subía y bajaba despacio. Sus pupilas estaban dilatadas y sus mejillas rosadas, él tenía tantas ganas de esto como yo. Acarició mis muslos despacio y arañó con suavidad la piel de mi trasero.
Tomé una respiración profundas y empecé a moverme. Era un poco difícil. Se sentía bien, pero no conseguía encontrar la postura como para que se sintiera bien de verdad.
Frunci el ceño y gruñi frustrada.
-No funciona, Arnas.
-Quieres que intentemos otra cosa?
-Quiero que funcione.
Arnas rió con suavidad y se inclino a darme un pequeño beso.
Mientras me besaba, me quito el vestido y lo dejo a un lado, y después el sujetador. Me dejo solo en bragas.
-No me creo que seas tan preciosa. Es imposible. - dijo acariciando mis pechos con cuidado.
No pude evitar gemir. Había sido un contacto casi imperceptible, pero había mandado una oleada de placer hasta mi centro.
-Que te ha pasado en estos meses? Eras así de sensible?
-Llevo días así, muriéndome de ganas de que vuelvas...
-Y ese juguete tuyo? No funciona?
-No es suficiente, Arnas. No es tú.
Sin darme cuenta sus manos habían encontrado su lugar en mi cadera y animaban mis movimientos.
Vi como sonreía y supe que no estaba pensando nada bueno.
Se inclino y atrapó uno de mis peones entre sus labios.
-Oh cielos, Arnas.
-Muévete, Jud, vamos.
Me afarre fuerte a su hombro y me moví un poco, probando a ver.
Arnas pellizco mi otro pezón, mientras seguía lamiendo el otro.
-Joder. Joder.
Me moví más rápido, encontrando el ángulo exacto. La tela del pantalón de Arnas contra mis bragas creaban una fricción perfecta contra mi centro.
Por qué no hemos hecho esto antes?
Parecía completamente inmerso en la atención que le prestaba a mis pechos, mirando con deseo y cerrando los ojos cuando utilizaba su boca en ellos. Los besaba y succionaba con sus labios.
-Cielos, Arnas. No pares.
Me dio una palmada en el trasero, esta vez más fuerte. Aquella leve punzada de dolor me hizo gemir con fuerza mientras me frotaba más fuerte contra su pierna.
-Madre mía, Arnas.
Lo repitió, mirándome con esos preciosos ojos suyos mientras mordía mi pecho con cuidado.
Nos conocíamos casi a la perfección, sabíamos los lugares justos a los que ir para provocar al otro.
-Te gusta?
-Si. - jadee.
Me agarre de su cuello, llevando mi boca a la suya y dándole un beso húmedo y torpe.
Mordí su labio y tire de él, provocando un gruñido que nació de lo más profundo de su pecho.
Arnas hundió su mano en mi cabello, y tiro un poco de él, lo suficiente como para dejar mi cuello a su disposición. Se centro en él, besando, mordiendo, lamiendo. Su otra mano seguía en mi pecho, jugando con mi pezón.
-Arnas. Voy a... Madre mia, Arnas, voy a correrme.
Intente moverme más rápido, podía casi rozar el orgasmo con los dedos.
Arnas volvió de nuevo a mis pechos.
Joder, adoro esa boca suya.
-Arnas, joder...
Me deje caer contra él, abrazándome a sus hombros, intentado llegar a ese orgasmo.
Arnas me abrazo también, acariciando mi espalda y ayudándome con los movimientos, mientras me daba besos en el hombro.
Me dio otra palmada en el trasero.
Estaba casi ahí, podía rozarlo.
-Vamos, Judy.
Un poco más y... Llegué.
Los espasmos recorrieron mi cuerpo, que se encogió sobre el de Arnas.
Me temblaban las piernas y me costaba respirar. Aquella sensación seguía ahí, moviéndose por todo mi cuerpo.
Casi ni podía pensar.
Arnas me acarició el pelo con cuidado mientras conseguía tranquilizarme.
Me levante un poco, lo suficiente para poder mirarlo a los ojos.
-Que tal?
-Increíble.
-Ha sido lo más sexy que he visto, Judy. - dijo con la voz ronca.
-Si?
Asintió mientras acariciaba toda mi espalda.
-Puedes seguir? - fue la forma en la que me lo dijo lo que me hizo sentir un escalofrío.
-En qué piensas?
-Quieres verlo?
Asentí despacio, inconscientemente mordiendome el labio.
Se levantó, llevándome en brazos con él. Le di un beso en la mejilla y me acomode un poco en su hombro. Aun no me había recuperado del todo del orgasmo de antes y agradecía que me llevara en brazos, pues no sabía si podía tenerme en pie.
Entro a nuestra habitación y cerró la puerta. Aún estando solos, nos gustaba tener esa intimidad que la habitación nos proporcionaba.
Con cuidado me dejó en la cama y se sentó en el borde del colchón.
-Que vas a hacer?
Se quito las zapatillas y después los pantalones.
Se puso de pie. Pude observar su esbelta figura.
-Arnas?
-Dime.
-Eres precioso. Eres increíble.
Sonrió algo sonrojado.
Lo vi agacharse delante d eun cajón y abrirlo.
-Que haces... Oh.
Saco el vibrador lila.
Apreté las piernas. No podía creer que  después de lo de antes, de repente pudiera sentirme así de nuevo.
-Puedo?
-Cla... Claro.
Arnas camino despacio hacia mi, probando los diferentes modos el juguete contra su mano e intentando adivinar como funcionaba.
-Quítate las bragas. - dijo con un tono serio.
Obedeci sin rechistar, lanzando la última prenda de ropa que me cubría lejos de la cama.
Se arrodilló a los pies de la cama y se inclino para alcanzar el bote de lubricante.
-Abre las piernas.
Las separe todo lo que pude mientras esperaba ansiosa a su siguiente movimiento.
Se acerco hasta quedar entre ellas. Podía ver perfectamente su miembro duro y listo para mi marcado en su ropa interior.
Dejo caer lubricante en mi centro, y con sus dedos, se ocupó de que quedara por todas partes. Arnas siempre había sido muy consciente de que a veces podía ser incómodo o incluso doler, y se preocupaba mucho por evitarlo a toda costa.
Incluso esto se sentía bien.
Me miró y sonrió.
-Eres preciosa.
Acarició mi pierna con sus dedos.
Aquellos dedos llegaron a mi centro, pero no se detuvieron. Subieron lentamente por mi abdomen, esquivando mis pechos, pero deteniéndose unos segundos en mi cuello.
Jadee sorprendida al sentir como los apretaba levemente.
Arnas, en que demonios has pensado cuando estabas solo.
-Bien?
Asentí. Se sentía mejor de lo que me hubiera imaginado, la sensación de la mano de Arnas apretada alrededor de mi cuello hizo que un escalofrío recorrierra mi cuerpo.
Entonces me soltó y acarició con cuidado mis labios, inclinándose para darme un beso.
Cuando se apartó, volvió a acariciar mi labio, y yo, con una mirada inocente, atrape su dedo con mis labios, pasando mi lengua despacio por él.
-Joder.
Me dio otro beso, más largo y lento.
Cuando se apartó, se sentó sobre sus talones y me miró con una sonrisa que no supe descifrar.
-Lista?
-Para que?
-Las manos sobre la cabeza. Y no las muevas de ahí.
Me gusta el Arnas mandón? Mucho.
Hice como dijo, junte mis manos y las dejé car sobre mi cabeza.
-Ahora... Estate tranquila. Confías en mi?
-Si. - dije sin pensarlo.
Sabía que Arnas no haría nada que pudiera hacerme daño, y además conocía mis límites. Sabía que podía hacer y que no.
-Genial.
Sentí entonces la vibración del juguete en mi pierna.
Me mordí el labio.
Arnas me miraba a mi mientras iba descendiendo con el juguete.
-Se siente bien?
Asentí. No creía ser capaz de hablar, solo quería que llegara ahí de una vez por todas. Justo cuando estaba a unos centímetros, y por fin pensaba que me iba a tocar, cambio de pierna, siguiendo el mismo camino casi más despacio.
-Arnas... Por favor...
-Que quieres?
-Tocame. Por favor.
-Shh, todo llega.
-Por favor.
Moví mis caderas, intentando desesperadamente sentir algo de alivio.
-Ts... Nada de eso.
La actitud de Arnas era lo peor de todo. El hecho de que esta noche estuviese tan preocupado únicamente por mi placer hacia que lo quisiera más y más.
Y de repente sentí la vibración en mi entrepierna, cerca de mi entrada, moviéndose despacio hacia mi clitoris.
Solloce su nombre, removiendome sobre el colchón.
Cuando lo presionó en mi centro, grite su nombre. Me tuve que agarrar al cabecero de la cama.
-Te gusta?
-Si. Si.
-Es esto lo que haces cuando no estoy?
-Mhm...
Arnas me dio un beso en la rodilla.
-Mirame.
Abrí los ojos. Tenía las pupilas increíblemente dilatas y sus manos temblaban.
-Te quiero. - dijo.
-Yo... Yo también te quiero, Arnas. Ah.
Sentí el impulso de cerrar las piernas, pero el me sujeto con su mano libre.
-Arnas. Voy a llegar.
Sentía cada vez más aquella cálida sensación en mi vientre bajo.
-Madre mía.
Los vecinos tienen que odiarme.
-Si?
-Si. Joder.
Y justo cuando casi estaba ahí, apartó el juguete.
-Arnas! - gemi frustrada.
Me miraba con diversión.
-Ups.
-Por qué paras? Por favor, Arnas.
-Por esto. Mirate Jud. Toda desesperada y mojada por mi. - dijo mientras movía sus dedos sobre mí entraba.
Solloce mientras movía mis caderas contra su mano.
Introdujo dos dedos en mi con facilidad y los movió un par de veces.
-Quieres que siga?
Asentí.
Apartó los dedos y se tumbó sobre su abdomen, agarrando mis muslo, y casi sin darme tiempo a procesarlo, su boca estaba alrededor de mi clitoris, demasiado sensible.
-Madre mía, Arnas. Joder.
Apreté fuerte las manos alrededor de la cabecera de la cama y moví mis caderas contra su boca.
-Joder, Joder.
Se sentía increíble. Sin duda su boca era mi parte favorita de él. Sus labios gruesos y rosados, su lengua experta.
Sentí como gemia, las vibraciones de su voz haciendo que yo también lo hiciera.
Entonces vi como Arnas se estaba moviendo contra el colchón.
Solloce ante tal imagen.
De nuevo sentía que estaba a punto de llegar, sus labios y lengua moviéndose deliciosamente sobre mí centro. No pude evitarlo y llevé las manos a su pelo, enredando las y estirando un poco.
Pero se separó.
-Arnas...No... Maldita sea!
-Te he dicho que no te movieras. - dijo riendo.
-Por favor...
-No te muevas. Y podrás terminar. Entendido?
Asentí rápido.
-Por favor.
Me dio un beso en la frente y otro en los labios.
-Las manos...
Me agarre de nuevo a la cama, y entonces, Arnas volvió a acercar el vibrador.
Gemi alto su nombre y cerré los ojos.
Esta vez el orgasmo parecía venir más rápido, el placer aumentaba tan rápido que pensaba que iba a desmayar en cualquier momento...
Y paro otra vez. Pero esta vez no se apartó. Abrí los ojos y lo vi poniéndose un preservativo. Y antes de darme cuenta, lo tenía en mi interior. Sentado sobre sus talones, y con mis piernas apoyadas en su pecho, completamente pegadas, empezó a moverse, con embestidas lentas pero profundas.
Tenía la cabeza echada hacia atrás, la boca abierta y los ojos cerrados.
Era como un dios.
Con una mano se apartaba el pelo de la cara, que había crecido considerablemente desde que se había ido.
La postura hacia que su miembro rozara de lleno aquel lugar tan sensible en mi interior.
No creía haber sentido nunca tanto placer.
-Tocate, Jud. Vamos. Tocate los pechos.
No dude en hacerle caso. Arnas sabía lo sensibles que eran, hoy en particular, más que de costumbre.
Con mis manos masajeando mis pechos y jugando con mis pezones y Arnas moviéndose al ritmo perfecto en mi interior, sentía una vez más el climax acercándose.
-No pares, Arnas. Esta vez no. - dije casi llorando de placer.
-No voy a parar. - dijo el jadeando. - Te sientes increíble, Jud, echaba mucho de menos esto.
-Si. Yo... Yo también, Arnas.
-Vamos Jud. Ya casi está.
-Más fuerte... Arnas...
Arnas cambio un poco el ángulo y embistió más fuerte. No hizo falta mucho. El orgasmo me recorrió entera y me dejó temblando. No podía ni hablar, sentía lágrimas en mis ojos y era como si hubiera perdido el control de mi cuerpo.
-P... Para, para. - tuve que hacer que Arnas se apartara. Mi centro estaba tan sensible que no pude aguantar más. - Joder.
Arnas se dejó caer a mi lado y acarició mi mejilla preocupado.
-Judy? Estas bien?
Lo mire con los ojos llenos de lágrimas, pero de placer.
-S... Si. Si. Estoy bien. Creo que no he estado mejor nunca.
Solto una carcajada y me dio un beso en la fuente.
-Pensaba que te había hecho daño.
Negué.
-Era demasiado... - me di cuenta de que el no había terminado, su miembro esperando sobre su abdomen.
Intente controlar la respiración, y aún con las extremidades algo temblorosas, me senté en la cama.
-Que haces?
-No has acabado.
-No pasa nada.
-Llevamos semanas sin vernos, Arnas. No te voy a dejar a medio.
Acarició mi mano y sonrió.
-En qué piensas?
Alargue la mano y cogí el juguete, encendiendolo.
Arnas abrió mucho los ojos al escuchar el sonido de la vibración.
-Que vas a hacer?
Apoye el juguete en su abdomen, justo debajo de su ombligo mientras me inclinaba y besaba sus labios.
-No te asustes. - dije con suavidad. - Confías en mi?
-Si, claro.
Acaricié su pecho. Sentía su corazón latiendo fuerte.
Le di un beso en la mejilla y otro en el pecho, para después lamer su pezon.
Soltó todo el aire que tenía.
-Es una venganza?
Sonreí.
-Bueno... Podría hacerlo. Pero no.
Soltó una carjacajada.
Le quite el preservativo y deje un beso en su miembro.
-Oh.
Le di otro beso en el abdomen, y entonces acerque el vibrador a su miembro.
Gruño mientras se agarraba a las sábanas.
-Te gusta?
-Mhm...
-Sigo?
-Claro.
Me senté sobre sus piernas y sujetando su miembro con una mano, empecé a acariciarlo con el vibrador.
-Madre mía.
-Así?
-Más arriba.
Puse el vibrador junto al glande y Arnas gimio con fuerza.
-Justo ahí.
Sonreí. Sentía mi corazón acelerado. Nunca me imagine haciendo algo así. Arnas respiraba con fuerza.
Cada segundo que pasaba, Arnas se retorcía más, murmuraba mi nombre y tiraba de las sábanas.
-Jud. Jud. Voy a llegar.
Me incline y deslice mi lengua por su abdomen hasta su pecho.
Mire el vibrador en mi mano, dándome cuenta de que aun podía hacer que funcionara más rápido. Apreté el botón y Arnas abrió los ojos.
-Joder, Jud.... Ah. - entonces los volvió a cerrar y con un gruñido termino sobre su abdomen.
Apartó mis manos de él.
-Joder.-se pasó las manos por el pelo y después dejó los brazos caer en el colchón.
Tenía la respiración pesada y los ojos cerrados.
-Judy?
-Si?
-Te entiendo.
Reí.
El corazón me iba tan rápido que pensaba que iba a explotar.
Abrió los ojos y sonrió.
-Tenemos que repetirlo.
-De dónde ha salido todo esto esto? No... No habíamos hecho nada así.
Rió con las mejillas sonrojadas.
-Supongo que es gracias a las chicas. Una noche cenando estuvieron hablando de lo que les gusta en la cama y... Me explicaron algunas.
-Cuántas? -dije tumbandome a su lado y acariciando su pelo.
-Algunas más...
-Dimelas.
-Mmmm. Creo que es mejor si te sorprendo.
Reí y me incline para darle un beso.
-Te ha gustado, no?
Asentí despacio, mirando sus labios enrojecidos y después sus ojos.
-Podríamos... Bueno. Probar más cosas...
Me agarró por la nuca y me dio un beso largo y profundo.
-Tenía muchas ganas de verte, Jud.
-Y yo a ti. Te quiero mucho. - dije rozando nuestras narices.
-Yo también.
Sonreí contra su boca.
-Vamos a ducharnos.
-Vamos.
Arnas y yo nos pusimos de pie.
-Puedes andar? - bromeó.
-Y tú?
-Que sepas que a la próxima te tendré que atar.
-Oh, cielos.




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